La justicia penal japonesa, a examen

El misterio del 99,9 % de culpabilidad: ¿cumplen su función jueces, fiscales y abogados?

Sociedad

Oigamos lo que tienen que contarnos Murai Toshikuni, profesor emérito de la Universidad de Hitotsubashi con largos años de investigación sobre justicia criminal a sus espaldas, y Muraoka Keiichi, profesor de la Universidad de Hakuō y profundo conocedor de este campo a través de su experiencia como abogado. En esta primera mitad, los expertos examinan la trayectoria histórica y el momento presente de la justicia criminal en Japón, explicando algunos puntos como el “misterio” del 99,9 % de sentencias de culpabilidad obtenidas o los problemas del sistema carcelario.

Diferencia entre índice de reincidencia y proporción de reincidentes

ENTREVISTADOR Ahora quisiera preguntarles acerca de las cárceles japonesas. Del índice de reincidencia suele decirse que es alto, pero, ¿lo es realmente?

MURAI Los medios de comunicación suelen calificarlo de alto, pero, en primer lugar, hay que explicar que lo que realmente expresa el índice de reincidencia es la proporción de personas que habiendo delinquido vuelven a hacerlo, y esto, en sí mismo, no puede ser comprobado. Los medios de comunicación llaman “índice de reincidencia” a la proporción de las personas detenidas que ya tenían antecedentes, es decir, a la “proporción de reincidentes”.

Es cierto que en 2016 esta proporción fue elevada, pues se alcanzó el 48,7 %. Pero la razón de que sea tan alta es que, dentro de una tónica general de descenso en el número de delincuentes, incluyendo primerizos y reincidentes, estos descienden en menor medida que aquellos, produciéndose como resultado un aumento relativo de los reincidentes en las cifras anuales. La magia de las cifras. Lo cierto es que el número de reincidentes está descendiendo cada año.

Cárceles con buena valoración internacional pero “militarizadas”

MURAOKA Aunque tanto el número de reincidentes como el de delincuentes en general siguen a la baja, los medios de comunicación nos presentan un cuadro negativo. Las cárceles japonesas, en sí mismas, internacionalmente obtienen una valoración alta. Las cárceles aspiran a que los reclusos se reintegren en la sociedad y los educa para ello mediante programas de mejora orientados a evitar que vuelvan a delinquir. En otros países se limitan a poner a los delincuentes al otro lado de un muro, aislándolos de la sociedad y expulsándolos de ella.

Es muy positivo que se ponga el foco informativo sobre cómo se ejecutan en Japón las penas de privación de libertad, pero también hay que fijarse en sus problemas. En Japón, las vidas de los reclusos se controlan mediante reglamentos extraordinariamente minuciosos. No queda fuera del escrutinio ni la forma de doblar y recoger la ropa de cama, ni la forma de lavarse la cara. En las cárceles de otros países no existen tales reglamentos. En esta imposición normativa hay algo de militar, pues se hace encajar a la persona en un “molde metálico” para así mantener el orden. Esto se ve como algo problemático en el ámbito internacional.

Y actualmente el mayor problema que afrontan las cárceles japonesas es la atención médica. Enfermar es algo que nos puede ocurrir a cualquiera, y descuidar la salud de los reclusos, a quienes estamos sancionando privándoles de su libertad, sería un castigo excesivo. Es el punto en el que los presos se muestran más insatisfechos. El Ministerio de Justicia es consciente del problema y está poniendo de su parte para mejorar la situación, pero todavía no se ha llegado a una solución.

(Continúa en otro artículo) 

Texto: POWER NEWS, Takahashi Yuki
Fotografías: Igasaki Shinobu

Fotografía del encabezado: Sala del Tribunal de Distrito de Naha, en fotografía tomada en marzo de 2018. (Jiji Press)

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