La huella del cristianismo en Hirado
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San Francisco Javier predicó en Japón durante dos años y tres meses
La historia de Hirado (o Firando, como era conocida por los portugueses y españoles), la montañosa isla al noroeste de Nagasaki, daría un giro en el verano de 1550 con el desembarco del jesuíta San Francisco Javier (1506 – 1552), que había llegado a Kagoshima en 1549. El religioso español obtuvo un permiso con restricciones para predicar su fe en el país, donde pasaría dos años y tres meses en total.
Se cuenta que antes del verano de 1550 Francisco Javier había logrado convertir a un centenar de japoneses al cristianismo, e incluso había descubierto que algunas de las enseñanzas de su religión coincidían con el pensamiento budista. Francisco Javier decidió trasladarse a Hirado por primera vez en julio de 1550 junto al padre Cosme de Torres y al también misionero Juan Fernández después de oír la noticia de la llegada de un barco portugués a la isla un mes antes.
La misión en Kagoshima quedaría en manos de Anjirō, el primer cristiano converso japonés de la historia (también conocido como Yajirō y posteriormente como Paulo de Santa Fé), al que Francisco Javier había conocido en Malaca (Malasia), una de las ciudades fortificadas más importantes del comercio internacional de la época junto a Goa, en la India, y a Ceilán (Sri Lanka). Aunque no se tienen datos fidedignos sobre la vida de Anjirō, se cuenta que había partido de Satsuma tras cometer un asesinato, huyendo del castigo en un barco de misioneros portugueses. Regresaría a Japón tras un encuentro con San Francisco Javier en 1549.
San Francisco Javier logró convertir al cristianismo a más de 500 personas en Yamaguchi
Las crónicas de los jesuítas cuentan que en apenas 20 días de misión evangelizadora en Hirado Francisco Javier logró reunir a más fieles de los que obtuvo en Kagoshima durante todo un año. Se cree que la misión debió tener éxito, ya que Francisco Javier decidió poco después partir a Kioto para pedir una audiencia ante el emperador de Japón, en busca de un permiso más amplio para predicar el cristianismo en todo el territorio japonés.
En octubre de 1550 Francisco Javier partió a la antigua capital japonesa. Poco después de su marcha, en enero de 1551, se construyó la primera iglesia de Japón en Hirado, cuyos restos hoy descansan en el parque Sakigata, cerca del edificio histórico del puesto de comercio holandés.
La misión evangelizadora en Hirado quedaría a cargo del padre Cosme de Torres a la partida de Francisco Javier junto a los misioneros Fernández y Bernardo, que estarían durante un corto periodo de tiempo en Yamaguchi antes de llegar a Kioto. En la antigua capital, sin embargo, quedarían decepcionados por la falta de poder real del emperador, por lo que volverían a Yamaguchi.
Allí se les permitió utilizar un templo budista abandonado para vivir y predicar su fe en el lugar durante varios meses. La historia dice que lograron convertir al cristianismo a más de 500 japoneses entre marzo y septiembre de 1551, aunque San Francisco Javier también tendría tiempo para regresar por tercera y última vez a Hirado en abril de 1551, una visita que probablemente tuvo relación con la construcción de la primera iglesia en territorio japonés.
Regreso a la India y partida hacia China, donde fallecería
En septiembre de ese mismo año el religioso viajaría a la provincia de Bungo, en Kyūshū, para recibir noticias sobre las misiones de la India de un barco portugués que había atracado allí. Francisco Javier partiría a la India en ese mismo barco tras concluir que su presencia era más importante allí que en Japón. En la India descubrió la influencia que la cultura de China seguía teniendo en Japón, y con este pensamiento volvió a subir a un barco, esta vez con destino al "imperio del centro", para tratar de introducir allí el cristianismo.
Sin embargo, el 3 de diciembre de 1552 Francisco Javier murió al caer enfermo en la isla de Shangchuan después de pasar el otoño allí esperando el permiso para entrar en China. Algunos de los misioneros que llegaron a Japón con Francisco Javier mantendrían las misiones en Japón, aunque pocos años después comenzaría la persecución y el asesinato de portugueses, españoles y japoneses convertidos al cristianismo.
Sebastián Kimura, el primer cura japonés y mártir de Hirado
El cristianismo, no obstante, comenzaría a enfrentarse al monopolio de los budistas en Japón, y pronto sería perseguido como enemigo de la nación. La primera mártir cristiana de Japón es, de hecho, una mujer de Hirado conocida como María Osen. Se cuenta que esta mártir japonesa murió asesinada en 1559 tras desobedecer el mandato de su marido de no adorar la cruz.
El mártir de Hirado sobre el que se tiene más conocimiento, no obstante, es el japonés que se convirtió en el primer cura cristiano del país, Sebastián Kimura, nacido en la isla en 1565.
La familia Kimura fue la encargada de acoger a Francisco Javier en su hogar a su llegada a Hirado en 1550, por mandato del daimyo Matsura Takanobu. El religioso jesuíta causó una honda impresión en el cabeza de familia de los Kimura gracias a la traducción de una selección de las sagradas escrituras que había podido realizar durante su periodo en Kagoshima. Él y su familia serían los primeros del centenar de habitantes del lugar bautizados por Francisco Javier en Hirado, y recibiría el nombre cristiano de Antonio.
Los descendientes de Antonio Kimura quedaron a partir de entonces ligados directamente con la historia del cristianismo en Nagasaki. Sebastián Kimura, nieto de Antonio Kimura, fue bautizado a temprana edad. A los 12 años se convirtió en dōjuku, un ayudante de los religiosos católicos cuyas labores son parecidas a las de los estudiantes budistas o kozō.
A pesar de las reticencias de los jesuítas de nombrar curas y sacerdotes japoneses al comienzo de sus misiones, a partir de 1580 comprendieron la importancia de contar con los nativos en la misión evangelizadora. Sebastián Kimura entraría en la Compañía de Jesús en 1585, a la edad de 19 años. No obstante las misiones cristianas comenzarían a encontrar dificultades para expandirse por Japón después de que Toyotomi Hideyoshi dictara el Bateren tsuihō rei, el Edicto de Prohibición del Cristianismo, el 24 de julio de 1587.
Muchos de los jesuítas que estaban en Kioto y otras regiones fueron trasladados a Hirado o en algunos casos a la India. Allí lograron retrasar el cumplimiento de la directriz de expulsión de los jesuítas durante algunos años. Sebastián Kimura continuó sus estudios en varios lugares donde los religiosos habían logrado refugiarse, como Shimabara o Amakusa. En 1595 fue elegido para ser el primer japonés que completase sus estudios filosóficos y teológicos junto a la Compañía de Jesús en Macao.
En el año 1600 la paz volvió a instalarse en Japón tras la batalla de Sekigahara, y esto animó a los jesuítas a impulsar la instrucción de más japoneses dentro de la compañía. Ese año Sebastián Kimura volvería a Japón, donde un año después, en septiembre de 1601, sería ordenado cura a los 36 años de edad.
El arresto de Sebastián Kimura tras la traición de una mujer
Su primera misión como cura sería precisamente en Hirado, en Kawachi-no-ura en 1603. No obstante, en 1614 la persecución de los cristianos volvió a recrudecerse, y muchos religiosos europeos fueron expulsados del país. Las misiones continuaron expandiéndose en secreto fundamentalmente gracias al trabajo de los fieles japoneses.
El 29 de junio de 1621, sin embargo, Sebastián Kimura sería traicionado por una sirviente coreana que había sido llevada a Japón como esclava. Pensando que así recobraría la libertad, la mujer coreana denunció a Sebastián Kimura ante las autoridades. Él y muchos otros religiosos fueron encarcelados y trasladados en septiembre de 1622 a la colina de Nishisaka, donde murieron como mártires, decapitados o quemados en la hoguera.
Los cristianos japoneses vivirían ocultos hasta su descubrimiento por el religioso francés Bernard Petitjean en marzo de 1865, aunque no sería hasta 1871 que el cristianismo pudo volver a florecer en Japón.
Iglesias cristianas repartidas por toda la isla: la Iglesia Memorial de San Francisco Javier
La prohibición sobre el cristianismo quedó oficialmente abolida por el Gobierno Meiji en 1873, pero hasta varias décadas después no se volvieron a construir iglesias en toda la accidentada geografía de la isla. Los jesuítas no volverían a Japón hasta comienzos del siglo XX.
Hoy quedan alrededor de 130 iglesias en toda la prefectura de Nagasaki, y un gran número de ellas están en Hirado. Algunas apenas pueden divisarse en el paisaje montañoso hasta que el visitante llega subiendo una cuesta o girando una pronunciada curva. Están en lugares de difícil acceso yendo simplemente a pie.
La Iglesia Memorial de San Francisco Javier, también conocida como Iglesia Católica de Hirado, data de 1931, y es probablemente uno de los paisajes más conocidos de la isla. Aunque fue construida originalmente en 1913 en otro emplazamiento cercano donde hoy está el jardín de infancia Ai No Sono, el edificio actual fue levantado en 1931 como la Iglesia Católica de Hirado. En 1971, conmemorando el 40 aniversario de la construcción de la iglesia, se erigió una estatua de San Francisco Javier y en 2004 se cambió el nombre del edificio oficialmente por Iglesia Memorial de San Francisco Javier.
La torre de esta iglesia puede divisarse desde las principales calles comerciales de Hirado, aunque la imagen más conocida y recomendada en las guías turísticas es la que se observa desde un punto específico de la isla en el que la torre principal rasga el paisaje asomándose entre los templos budistas Kōmyō-ji y Zuiun-ji.
La iglesia de Hōki, la más antigua de Hirado
La iglesia más antigua que se conserva en la isla, no obstante, es la de Hōki, que data del año 1898, si bien existe una reproducción de 2014 de otra más antigua, la de Kamikozaki de 1891. Los orígenes de la iglesia de Hōki los encontramos en 1878, año en el que los fieles construyeron un primer altar en el distrito de Kiyozaki, al oeste del actual emplazamiento. Este edificio dió lugar a otro mayor en 1885, pero en 1898 se construiría la iglesia que se conserva hoy, que destaca por su fachada de ladrillo rojo y muros laterales de madera, un estilo único entre las iglesias que siguen en pie en Japón. En 2003 esta iglesia fue catalogada como un Bien Cultural Material de Nagasaki, y en 2010 como uno de los Paisajes Culturales Importantes de Japón.
La iglesia de Yamada y la iglesia de Himosashi, obras de Tetsukawa Yosuke
Otra construcción interesante entre los edificios religiosos de Hirado es la Iglesia de Yamada en la isla de Ikitsu, construida en 1912 por Tetsukawa Yosuke, uno de los arquitectos de edificos religiosos más importantes de Japón. Ikitsu es una de las regiones de Japón conocidas ser un refugio de los cristianos ocultos (kakure kirishitan). Aunque la iglesia hoy sigue el culto católico, se dice que continúa acogiendo también a comunidades de personas que profesan la fe de los cristianos ocultos.
La iglesia de Himosashi, construida en 1929 también por Tetsukawa imitando el estilo románico europeo, es famosa por haber sido durante varios años la mayor de Japón después de que la catedral de Urakami, en Nagasaki, quedase destruida por la bomba atómica en 1945. Su fachada blanca puede divisarse desde varios puntos cuando nos acercamos al monte Himosashi. En el interior de la iglesia, Tetsukawa añadió varios elementos florales en la decoración, frecuentes en su arquitectura y de influencia budista.
Otra iglesia que destaca entre las demás es la de Kigatsu, construida en 1962 en el antiguo edificio de madera del gimnasio de una escuela. Aunque la iglesia puede no llamar la atención a simple vista, dado su reducido tamaño, dentro se guardan las imágenes de las Estaciones de la Cruz dibujadas por el doctor Nagai Takashi, superviviente de la bomba atómica de Nagasaki y una figura importante en la historia contemporánea del cristianismo en Japón.
Hirado, junto a la ciudad de Nagasaki, es probablemente el lugar donde el cristianismo tiene una presencia más destacada, al menos en el plano arquitectónico, en todo Japón. En esta isla de tradición ballenera existen numerosas iglesias, de las cuales 14 son especialmente relevantes por su historia y componen los puntos de un recorrido que la región intenta impulsar entre el turismo cristiano y católico en particular.
Iglesias de importancia histórica en la ciudad de Nagasaki y Hirado
Iglesia de Kamikozaki | 1891 (Reconstruida en 2014) |
Iglesia de Hōki | 1898 |
Iglesia de Furueki | 1899 |
Iglesia de Ōsashi | 1911 (Reconstruida en 1944) |
Iglesia de Yamada | 1912 |
Catedral de Tabira | 1918 |
Iglesia de Yamano | 1924 |
Iglesia de Himosashi | 1929 |
Iglesia Memorial de San Francisco Javier | 1931 |
Iglesia de Hiradoguchi | 1952 |
Iglesia de Nakano | 1952 |
Iglesia de Fukuzaki | 1954 |
Iglesia de Kigatsu | 1962 |
Iglesia de Ichibu | 1964 |
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