La experiencia del artista ante el accidente: José María Sicilia en el proyecto UENOYES
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El proyecto UENOYES, un vínculo internacional
El artista español José María Sicilia ha cultivado a lo largo de los años una estrecha relación con Japón. En septiembre de 2018 regresó al país para participar en las actividades de apertura del proyecto UENOYES, una iniciativa promovida por el colectivo Ueno Bunka no Mori (Ueno, bosque de la cultura) y dirigida por el artista Hibino Katsuhiko que tiene como objetivo convertir el barrio de Ueno, en Tokio, en una “capital global de la cultura”.
Las actividades del proyecto UENOYES se extenderán hasta el mes de marzo de 2019, aunque se prepararán actividades hasta el año 2020, en principio.
En palabras de Hibino, UENOYES pretende convertirse en un nombre que evoque toda la cultura de este barrio, pero también su carácter inclusivo, de ahí el juego de palabras con las palabras NO/YES en inglés. UENOYES es asimismo un eslógan inspirado en el popular “I ♥ NY” de la ciudad de Nueva York, y aspira a convertirse en una suerte de marca internacional de este antiguo barrio de Tokio. No en vano Ueno es conocido por su popular parque establecido en 1873 en el que se encuentran algunos de los museos más importantes de la capital, así como la Universidad de las Artes de Tokio.
Entre las actividades celebradas en los tres días de apertura de este proyecto, concebidas bajo el nombre “Balloon Days”, José María Sicilia organizó un taller en el que los visitantes pudieron ver un diario de sus actividades en las zonas afectadas por el terremoto y tsunami de 2011 en el este de Japón, concretamente en las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima.
Parte de la obra de José María Sicilia se expone hasta el 24 de febrero de 2019 en la Biblioteca Internacional de Literatura Infantil cercana al parque bajo el título 'Reminding Future: A Country Called Accident'. El artista aprovechó esta muestra para hablar ante una audiencia sobre su trabajo y escuchar también a algunos de los asistentes recordar su experiencia durante el desastre.
Durante esta charla el artista refleja la importancia de experimentar por encima de la necesidad de analizar. “Las actividades en Tōhoku han tratado básicamente de vivir”, explicó el artista, que durante su estancia en las zonas afectadas por el desastre organizó también varios talleres con niños de esas áreas. Durante las actividades de los días de apertura de UENOYES los visitantes también pudieron preparar dulces tradicionales con pasta de papel inpirándose en sus recuerdos del desastre de 2011.
El accidente y la huella del dolor
El artista vino a Japón junto a la Fundación El Instante, un grupo cuya misión, en palabras de José María Sicilia, es “reflexionar sobre qué nos pasa”, y en el que colaboran profesionales de muy diferentes sectores como la ciencia, la música, la literatura o las artes plásticas. En la muestra de su obra ‘Un país llamado accidente’ en la Biblioteca Internacional de Literatura Infantil de Ueno, los asistentes pueden ver un conjunto de banderas en las que el artista traduce los estremecedores sonidos del tsunami ocurrido en 2011 en imágenes bidimensionales. Es una de las obras que surgen de su experiencia en Tōhoku, pero su relación con Japón comienza décadas antes.
ENTREVISTADOR En los últimos años usted ha presentado en Japón varias exposiciones relacionadas con el Gran Terremoto de Este de Japón del 11 de marzo de 2011. Pero su conexión con este país surge mucho antes.
JOSÉ MARÍA SICILIA Mi relación con Japón surje mucho antes de viajar a este país. Comenzó a través de la lectura de libros sobre el budismo en Japón en la década de 1970, como por ejemplo la obra de D.T. Suzuki. También a través de mi amistad con el compositor John Cage. Estuve trabajando también con Crown Point Press en Kioto en 1989. Antes del desastre de 2011 vine a Japón unas cinco o seis veces y estuve viajando de norte a sur.
ENTREVISTADOR Tras el desastre, usted recorre varias localidades de las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima para tratar de comprender qué es lo que había ocurrido en esas zonas. ¿Notó también un cambio respecto a lo que había visto en Japón hasta entonces?
SICILIA Hasta entonces no conocía la zona de Tōhoku. De lo demás no me acuerdo muy bien. En aquella época yo miraba lo que tenía que mirar. No me acuerdo de lo que ví y de lo que veo ahora. Fuera de la zona de Tōhoku no sabría decir lo que vi. Es todo un poco confuso. Supongo que hoy han cambiado muchas cosas, pero no sabría decirlo.
ENTREVISTADOR El Gran Terremoto del Este de Japón ha dejado una profunda huella en la conciencia de los japoneses. Usted fue testigo directo de los daños provocados por el tsunami. ¿Cómo diría que le ha influido como artista?
SICILIA Me ha ayudado mucho. Me ha ayudado a compartir tiempo con los demás. Pienso que el arte es vida, y en este sentido creo que lo ha hecho evolucionar en un sentido más amplio.
ENTREVISTADOR Se podría decir que su relación con Japón a partir de 2011 gira en torno al desastre.
SICILIA Más bien sobre el accidente, pero no en un sentido ni positivo ni negativo. El accidente es lo que ocurre. Casi como una tragicomedia, como la vida. Es lo que pasa.
ENTREVISTADOR En algunos de sus talleres parece que impera una visión positiva de la vida, especialmente cuando participan niños.
SICILIA Se trata de pasar un buen momento. Es cierto que normalmente todo eso debe dejar un poso, una reflexión, algo que te puede ayudar a entender mejor la vida. Pasar un buen momento abre mundo.
ENTREVISTADOR Usted ha mencionado que “si uno no olvida, no está curado”. Sin embargo, desastres como este quedan en el imaginario colectivo. ¿Se curará Japón algún día?
SICILIA Las cosas no se olvidan. El dolor produce huella, y todo hace huella. Las generaciones que vengan lo vivirán de otra manera. Esta tierra ha sufrido este tipo de desastres desde siempre. ¿Cómo se puede olvidar? Si uno pasa ahora por Tōhoku verá todavía las huellas del desastre. Hay mucho por hacer.
La traducción del sonido y las voces del desastre
Otra de las obras expuestas en la Biblioteca Internacional de Literatura Infantil es una serie de 11 figuras bajo el título ‘Mil años bajo Miki Endo’. Estas piezas fueron creadas por José María Sicilia a modo de homenaje a una empleada del Departamento de Gestión de Crisis de Minamisanriku, en la prefectura de Miyagi. Se dice que casi la mitad de los 17.700 habitantes de la ciudad sobrevivieron gracias en gran medida al trabajo incansable de Endo, que sacrificó su vida para anunciar a través de la megafonía de la ciudad sobre la llegada del tsunami. Aunque Endo logró que muchos de los residentes de Minamisanriku huyeran a lugares más elevados, ella solo pudo refugiarse en el tejado del ayuntamiento y no sobrevivió al desastre. Además de esta obra, en 2013 José María Sicilia inauguró una estatua de bronce inspirada en la voz de Endo Miki, como recuerdo de su acto heróico.
ENTREVISTADOR Uno de los aspectos que llaman la atención de su trabajo en Minamisanriku es que su obra se basa en la representación a través del arte de sonidos y conversaciones. ¿Puede explicarnos cómo trabaja con el sonido?
SICILIA Trabajaba con el sonido. Ahora trabajo de otra forma. Cuando yo llegué a Japón estaba involucrado en estudios de programas informáticos, dedicado a traducir el sonido a las tres dimensiones. Empecé a trabajar con el sonido en 2008. Ahora estoy grabando conversaciones y entrevistas con personas, pero sin traducir. Creo en la traducción y en la comunicación entre dos personas. Siempre estamos traduciendo. A través de la traducción siempre estamos trasladando algo de un sitio a otro. Podemos hablar de algo de muchas formas diferentes, y verlo desde diferentes ángulos. Trasladar un sonido a una imagen o una imagen a un sonido, es una traducción.
Hoshikuzu yatai: comida, memoria y diáspora
Los participantes que se acercaron a la caseta de la Fundación El Instante y José María Sicilia pudieron participar en la elaboración de dulces tradicionales japoneses nerikiri con pasta de papel (paper clay) dejándose llevar por los recuerdos del Gran Terremoto del Este de Japón en la actividad Reminding Future. Los visitantes también pudieron probar otros dulces tradicionales auténticos con formas elaboradas por el propio artista. En el proyecto Hoshikuzu yatai, José María Sicilia trabaja con el poder de la cocina para despertar la memoria. Preguntamos al artista sobre esta iniciativa.
ENTREVISTADOR Uno de sus proyectos, Hoshikuzu yatai, gira en torno a la gastronomía, un elemento que tiene especial atracción en Japón. En él utiliza alimentos cultivados en las zonas afectadas por el desastre de 2011. ¿De qué trata en concreto esta iniciativa?
SICILIA En este proyecto se trata de hablar de la memoria a través de la cocina y la gastronomía. Muchas familias se han visto desplazadas desde Tōhoku a otras regiones de Japón, por eso queremos saber cómo recuerdan estas personas a los que se fueron y a los que se quedaron. ¿Cómo se recuerda a través de la cocina a aquel que se fue? Hay alimentos que contienen pasado cuando uno se prepara su comida. Es evidente que cuando uno se desplaza, deja de comer lo mismo. A mí me ha ocurrido.
ENTREVISTADOR En España muchos jóvenes se han visto también obligados a marcharse a otros países desde que estalló la crisis económica. ¿Puede el arte también ayudarles?
SICILIA No creo que el arte pueda ayudarles. O más bien, no sé para qué sirve el arte en este sentido. ¿Cuándo se acostumbra uno a vivir en otro lugar? Integrarte, nunca te vas a integrar. Yo he vivido 35 años en París, y nunca me he sentido ni parisino, ni francés.
ENTREVISTADOR Finalmente, nos gustaría conocer qué otros proyectos tienen en mente en adelante.
SICILIA Yo continuaré con los proyectos que tenemos en curso, que tratan de salir al encuentro de la gente que se desplazó, y también al de la gente que se quedó, y preguntarles qué ha sido de ellos. Creo que ir a ver a las personas que se vieron desplazadas a través de la cocina es una forma de decir “vuelve con nosotros”. A través de un alimento podemos volver a casa. A los que se quedaron, también quiero preguntarles cómo les ha ido. No sabemos cuál pudo haber sido la mejor opción, quedarse o marcharse.
Fotografías: Hashino Yukinori