
Dioses visitantes que alejan los desastres y otorgan fuerza para vivir
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Los dioses visitantes aparecen por todo Japón
Además de los diez enumerados en la lista representativa, actualmente se celebran otros festejos de los dioses visitantes. Si incluimos los festejos pasados, podemos decir que se trata de una tradición muy popular en Japón. Se ha podido confirmar su presencia en casi todo el país tal y como se muestra en el siguiente mapa a excepción de Hokkaidō, porque no se han podido confirmar tales festejos en la cultura ainu.
Los nombres del tipo: “Namahage”, “Amahage”, “Amamehagi”, “Namomi” los encontramos desde la región septentrional de Tōhoku hasta la región Hokuriku. Los del tipo “Kasedori” desde la región meridional de Tōhoku hasta la región de Kyūshū pasando por la de Kantō. También encontramos nombres derivados de las onomatopeyas que representan el sonido de los golpes que dan los dioses en la puerta como “Hotohoto”, “Kotokoto” y “Patapata”, entre otros, que se observan desde la parte occidental de la región de Kinki hasta la parte norte de Kyūshū y parte de la región de Kantō. Entre ellos, también hay festejos donde los visitantes no se ponen ni máscaras ni disfraces, sino lanzar dentro de las casas pequeñas miniaturas de herramientas del campo fabricadas con madera sin ser vistos y llevarse los pasteles de arroz o el dinero que la gente ha dejado para ellos en la veranda de sus casas.
Kasedori (Prefectura de Saga). Fotografía por cortesía de la Biblioteca de Haga.
Otorgar bendiciones y alejar los desastres
Los Toshidon de Koshikijima que visitan durante la Nochevieja preguntan sobre las actitudes habituales de los niños de la casa visitada, los alaban por su buen comportamiento o los regañan o amonestan por sus travesuras. Finalmente, colocan un pastel de arroz grande y redondo llamado toshimochi en la espalda del niño. Se dice que los niños al aceptar este pastel ganan un año de edad. En realidad, este pastel tiene la función de otoshidama (propina de Año Nuevo) y su función es la de otorgar fuerzas para vivir el nuevo año que empieza.
Namahage, Amamehagi y Amahagi visitan las casas con un cuchillo de cocina en la mano (una réplica) y se piensa que lo utilizaban para curar las quemaduras que la gente se hacía en brazos y piernas con el irori (hoyo cuadrado en el interior de las casas utilizado para cocinar y calentar el hogar). Aunque su significado es el de advertir y amonestar a los niños, podemos observar que su nombre “Kasedori” es una palabra compuesta por “kase”, que se puede interpretar como “eczema” o “enfermedad de la piel” y “dori” que significa “quitar”. Por lo que se puede estimar que los dioses visitantes realizaban su visita para alejar las enfermedades en el año nuevo que empieza.
Los Pantou de Miyakojima tienen el cuerpo cubierto con el lodo del manantial sagrado Nmagari y lo que hacen es embadurnar a las personas y las paredes de las casas. Esto se hace para alejar a los desastres y atraer la buena fortuna. Los Mendon de Satsuma Iōjima llevan en la mano una rama llamada subbe que sirve para alejar a los demonios de la persona que es golpeada por ella. Los Boze de Akusekijima también llevan un palo en la mano con lodo rojizo en su punta. Cuando ponen el lodo a alguien con el palo lo liberan de los demonios y bendicen a las mujeres con el nacimiento de un hijo.
Mendon (Iōjima). Fotografía por cortesía de la Biblioteca de Haga.
Aunque no se incluyó como Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, los Mayunganashi de Ishigakijima visitan las casas y recitan el kanfutsu (invocación divina) en el que se explica cómo se cultivan los campos y se reza por la felicidad de la familia visitada.
Mayunganashi (Ishigakijima). Fotografía por cortesía de la Biblioteca de Haga.
Lo que tienen en común los dioses visitantes de cada región es que mediante sus actos y palabras otorgaban a las personas fuerzas para vivir y sabiduría, además de alejar los desastres. La gente creía que gracias a esto sus vidas continuarían prosperas y saludables.
“Las visitas y partidas de los dioses” y el “mundo eterno”
Raihō-shin son los dioses que visitan los pueblos en una fecha fija. Desde el punto de vista de la creencia de un japonés, se puede decir que los raihō-shin son una de las facetas de los kyorai-shin (los dioses que vienen y se van). Los kyorai-shin son los dioses que descienden del mundo celestial para visitar el mundo de los humanos cuando se celebra un festival, y que regresan al cielo una vez acabado. Es preciso señalar que la visita de los shōraishin (dioses invitados) es una presencia conceptual, como por ejemplo ocurre con la venida de los antepasados en el festival de Obon y con el dios Toshigami en Año Nuevo, a los cuales se invita respectivamente mediante un fuego de bienvenida (mukae hi) y con los adornos de pino que se colocan en la puerta (kadomatsu). Sin embargo, en el caso de los dioses visitantes, son ellos los que se acercan a los humanos por voluntad propia y su aparición es una experiencia real y visual.
Las máscaras y disfraces de los dioses visitantes vestidos con sombreros e impermeables de paja es la imaginativa manera japonesa de representar que son viajeros venidos de lejos, y sus máscaras de demonios y otros objetos expresan que su naturaleza divina es diferente a la de los humanos.
Según los clásicos japoneses como el Manyōshū (“Colección de la miríada de hojas”, la colección de poesía japonesa waka más antigua que existe), se pensaba que tanto los dioses visitantes como los dioses invitados vienen desde el tokoyo (mundo eterno). Se asumía que el mundo eterno podía estar en muchos lugares, tales como más allá del mar, en las montañas, en el interior de los bosques o incluso en los cielos. La característica principal es que este lugar era otro mundo al que llegaban las almas de los difuntos.
Y ya para acabar, me gustaría añadir dos puntos más sobre los dioses visitantes. El académico del folclore y literatura japonesa Orikuchi Shinobu (que también fue un cantante conocido con el nombre artístico de Shakuchōku, 1887-1953) se refería a los dioses visitantes como marebito (visitantes). Y nos legó una magnífica teoría cultural en la que señala que los hechizos y bendiciones que pronuncian los marebito evolucionarían con el tiempo hasta la categoría de literatura y que sus gestos progresarían hasta ser un tipo de arte escénica.
Además, también existen otros dioses visitantes con máscaras y disfraces similares a los de Japón que se pueden ver por todo el mundo. Por ejemplo: en Mitterdorf, Austria, el 5 de diciembre aparece el Krampus (que también riñe a los niños); en Suiza en la aldea de montaña Urnaesch en la víspera de Año Nuevo salen unos temibles hombres enmascarados llamados klaeuse; y en la región de Guangxi, en el sur de China se mantiene viva la tradición del dios llamado Mangao.
(Traducido al español del original en japonés.)