Esterilizaciones forzosas, el triste legado de Ley de Protección Eugenésica

Sociedad

Bajo la ya abolida Ley de Protección Eugenésica, se realizaron en Japón más de 16.000 esterilizaciones forzosas de personas que sufrían enfermedades mentales o discapacidades. No puede decirse que se estén tomando medidas efectivas para socorrer a las víctimas de esta política. Lo que está en cuestión es la actitud de toda una sociedad frente a un problema que afecta a la justicia social y a los derechos humanos.

La experiencia sueca, una buena referencia para Japón


El problema de las compensaciones y disculpas públicas por las operaciones de esterilización forzosa cuenta con los antecedentes alemán y sueco. En Alemania, se comenzó a ofrecer compensación a las víctimas de los planes nazis de eugenesia y eutanasia en 1980. Pero, debido a que en Alemania estas compensaciones se encuadran en un marco muy específico, el de las compensaciones de posguerra por los crímenes nazis, para Japón la experiencia sueca es un referente más adecuado.En Suecia, las cosas comenzaron a moverse a raíz de una serie de artículos publicados en agosto de 1997 por el influyente periódico Dagens Nyheter. El Gobierno reaccionó rápidamente creando una comisión especial de investigación, que en enero de 1999 hizo público un primer informe parcial, que reveló que las operaciones de esterilización realizadas entre 1937 y 1975 no contaron con el consentimiento pleno de los interesados, y que a cada uno de ellos debería ofrecérsele una compensación de 175.000 coronas (unos dos millones de yenes), además de la correspondiente disculpa oficial. Luego se aprobó una ley conforme a las recomendaciones de la comisión, y con base en dicha ley se han otorgado compensaciones a más de 1.600 personas hasta el momento.La democracia da margen al error, pero también a la revisión o corrección de ese error. Los valores y patrones sociales van cambiando con el tiempo y es muy posible que medidas tomadas hace algunos lustros o decenios resulten equivocadas a la luz de los nuevos valores o patrones. Cuando topamos con casos así, lo que corresponde a un país maduro y avanzado es investigar, compensar y ofrecer disculpas con sinceridad.

Un país insensible a los derechos de las personas con discapacidad


Si comparamos Japón con Suecia, tenemos que decir que nuestro país, hasta fechas muy recientes, ha sido tremendamente insensible ante un derecho humano tan básico que asiste a las personas con discapacidad como el de tener una familia. Y no solo eso: ha quedado de manifiesto el carácter despiadado de una sociedad incapaz de desarrollar una conciencia sobre la necesidad de socorrer a las personas que en el pasado vieron sus derechos conculcados.Que el problema radicaba en el concepto de lo hereditario expresado en la ley o en su carácter coactivo son ideas que se han venido expresando intermitentemente a lo largo del tiempo, pero que nunca han surtido el menor efecto. Sin embargo, cuando en reuniones internacionales como la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994 o la Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 se denunció la obsolescencia de las leyes de protección eugenésica, inmediatamente todas las cláusulas relativas a la cuestión eugenésica fueron eliminadas. Últimamente se ha informado de que el Gobierno o los partidos que lo forman han puesto manos a la obra para preparar leyes especiales que permitan socorrer a las víctimas sin esperar el resultado de las demandas presentadas. Las víctimas son ya personas mayores y además las pruebas y registros que pueden aportar muchas veces son dudosos, y el problema exige una decisión política de alto nivel e idear nuevas formas de compensación.En vista de cómo han sido sistemáticamente violados los derechos de los enfermos mentales y las personas con discapacidad, y de cómo se ha silenciado durante tanto tiempo a las víctimas, no cabe sino decir que la sociedad japonesa tiene en algún lugar una importante falla. Parte de la culpa es atribuible a los políticos, los burócratas, los medios de comunicación y los círculos académicos, que han producido un desgaste de la imaginación intelectual y un embotamiento de la sensibilidad frente a los problemas relacionados con la justicia social. Y es haciendo propósito de enmienda como pongo fin a estas líneas.Fotografía del encabezado: grupo de abogados se dirigen al Tribunal de Distrito de Sapporo, ante el cual se presentó una demanda contra el Estado por las esterilizaciones forzosas (Chūō-ku, Sapporo, 28 de junio de 2018). (Fotografía: Jiji Press)

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