Las cadenas de televisión japonesas, aliadas de la industria turística
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El número de viajeros extranjeros que visitaron Japón en 2016 ascendió a más de 24 millones de personas, el triple que los algo más de ocho millones que lo hicieron en 2010. Las causas de este rápido crecimiento debieron de ser muchas, pero entre ellas convendría incluir la mayor presencia internacional que están obteniendo los programas televisivos japoneses. La facturación por exportación de contenidos televisivos, que en 2010 fue de 6.630 millones de yenes, experimentó en años sucesivos un fuerte incremento y en 2016 alcanzaba ya los 39.350 millones. Es fácil imaginar que una buena parte de quienes visitan Japón lo hagan después de haber sentido interés por algún aspecto de la cultura o de la vida diaria japonesa tratado en dichos programas.
Según un análisis hecho público en junio de 2018 por el Ministerio de Interior y Comunicaciones, del conjunto de lo facturado durante el año fiscal 2016 en concepto de exportación de programas (derechos de emisión, distribución por internet, y producción de videos y DVD), el anime (dibujos animados japoneses) representaba el 80 %, seguido por el dorama (seriales o telenovelas japonesas) y los programas de variedades. En el caso de los dorama, interpretados por actores de carne y hueso, las particularidades del idioma japonés representan un gran obstáculo, pero la animación es un género en el que esa barrera puede franquearse más fácilmente. Por otra parte, se advierte que los principales destinos de las exportaciones son Asia y Norteamérica. A continuación haré un repaso de los diversos géneros.
El anime, un género que puede dar mucho de sí
El anime japonés comenzó a ser reconocido internacionalmente en la década de los 80. Fue la época en que, con la privatización de las cadenas de televisión en Europa, comenzaron a extenderse también la televisión por cable y vía satélite, evidenciándose entonces que la oferta de programas a nivel mundial resultaba insuficiente. La demanda acudió a aquellos países que podían ofrecer mucho a bajo precio, y los productos más reclamados fueron las telenovelas de Hollywood y los anime japoneses.
Un aspecto del fenómeno fue que las elites europeas vieron en esta masiva entrada de nuevos contenidos una especie de invasión cultural. Pero en Japón no existía la conciencia de que pudiera tratarse de nada parecido a eso, por lo que este despliegue se llevó a cabo con la idea de que se estaba contribuyendo al intercambio internacional. Aquellos niños europeos que crecieron viendo los anime japoneses son ahora adultos, y hoy en día son muchos los países de Europa que acogen eventos centrados en la pop culture japonesa, el más importante de los cuales es la Japan Expo que se celebra cada mes de julio en París.
La fortaleza del anime japonés estriba probablemente en la coordinación existente entre las editoriales que proyectan nuevos anime basados en manga (cómic japonés) o novelas, y las cadenas televisivas y compañías cinematográficas que producen las imágenes. No es posible conseguir obras atractivas sin disponer de historias entretenidas. El sector editorial japonés ofrece obras originales de calidad, que pueden ser disfrutadas también por los adultos.
Por el momento, parece que podemos confiar en que el sector del anime japonés continúe ofreciendo al mundo obras muy atractivas. Con la explosión de empresas de distribución de contenidos en la red ocurrida en los últimos años, la oferta está resultando una vez más insuficiente. Se habla ya de una “burbuja de la distribución por internet”, y clientes de todo el mundo se están acercando a las productoras de anime japonesas, siendo los más activos los compradores chinos y las distribuidoras estadounidenses del estilo de Netflix.
El anime es un producto polifacético que no se queda en un simple despliegue de imágenes. Es un género del que cabe esperar mucho, ya que su propiedad intelectual tiene muchas derivaciones. Además de las más obvias, como son los juguetes, los productos alimenticios o los objetos de escritorio, últimamente se están celebrando diversos tipos de eventos, entre ellos los llamados anime song festivals.
Otra interesante derivación son las “peregrinaciones” a los lugares que han servido de escenario a los anime. En los países occidentales, este fenómeno se denomina ya “turismo de contenidos”. Una de las características del anime japonés es que los escenarios que presenta tienen existencia real, e ir a conocerlos puede convertirse en una buena motivación para viajar a Japón.
Hay otras muchas iniciativas. A propuesta de la Asociación de Turismo del Anime de Japón, una cadena de televisión también nipona ha elaborado un programa que presenta al público tailandés el atractivo de los lugares que han servido de escenario a famosos anime en cooperación con una cadena televisiva tailandesa, contando en dicho programa con la presencia de las integrantes del grupo femenino BNK48, de gran popularidad en el país asiático.
Remakes de telenovelas que se convierten en grandes éxitos internacionales
En 2017 han dado mucho que hablar dos dorama con proyección internacional de la cadena Nihon TV: Mother (2010) y Woman (2013). En Turquía se hicieron remakes de los dos (titulados ANNE y Kadin, respectivamente) y el éxito obtenido por ambos ha dado nuevos frutos. ANNE fue vendido a más de 20 países, entre ellos México, Chile, Croacia y Serbia, y Kadin ha recibido también ofertas de muchas televisiones. Es un ejemplo muy reseñable de cómo un remake de un dorama japonés adaptado a los gustos locales (en este caso, los turcos) puede convertirse en un gran éxito internacional. La venta de derechos para hacer remakes es una opción para proyectar internacionalmente una creación comparable a la venta de derechos en paquete completo (en japonés, kansei pakkēji hanbai, venta tal como se ha emitido en el país de origen, a lo que se añaden subtítulos y otras adaptaciones mínimas). Para conseguir buenos acuerdos, la obra que servirá de base tiene que ser, ante todo, entretenida.
La venta en paquete completo se venía haciendo hasta ahora fundamentalmente para los países asiáticos. Especialmente, los dorama que se vendieron entre los 1990 y los 2000 en China alcanzaron gran popularidad y contribuyeron a elevar el número de visitantes de esa nacionalidad, así como el de estudiantes matriculados en centros japoneses. Taiwán, durante muchos años, Corea del Sur y China han emitido un gran número de dorama japoneses.
Los canales regionales de televisión, volcados en la información turística
Junto al negocio del remake, otra área de gran actividad es la exportación de formatos para programas de variedades. Hay buenos ejemplos de formatos exitosos, entre los que se encuentra el Sasuke Ninja Warrior de la cadena TBS. Comenzó a hacerse popular en Estados Unidos, Taiwán y Malasia, y hoy en día se emite en 165 países y territorios. Además de la TBS, otras importantes cadenas de Tokio y Osaka tienen programas de variedades de contenido informativo que han obtenido una alta valoración internacional. Con la colaboración de importantes compañías y agencias de producción locales, estas cadenas están reelaborando programas enteros o partes de ellos y modificándolos de forma que se adapten al país donde van a emitirse (localización). Estos socios se encargan de vender el nuevo producto a las cadenas de televisión locales para su emisión. Algunas cadenas, actuando como coproductoras internacionales, están invirtiendo en productoras locales y estableciendo filiales en Taiwán, Singapur y otros puntos. Así pues, el negocio está desarrollándose y va más allá de la venta de programas.
Desde 2010 son cada vez más numerosos en Japón los programas de entretenimiento en que, por medio de paseos o recorridos por ciudades y pueblos, se presentan sus lugares más interesantes. Conduce el programa algún humorista o celebridad televisiva que va probando las especialidades culinarias de los restaurantes del área y haciendo compras en los comercios más típicos. Una vez vendidos a cadenas extranjeras, estos programas transmiten a otros países informaciones de primera mano sobre zonas turísticas y gastronomía, y esto, al parecer, está animando a mucha gente a visitar Japón. El gran dinamismo internacional que muestra este género televisivo se explica por una coincidencia de intereses entre Gobiernos locales interesados en promocionar en el extranjero sus localidades, productoras con presupuestos apretados y agencias de artistas que buscan nuevas áreas de actividad profesional.
Las cadenas de televisión de Hokkaidō vienen trabajando en la producción de este tipo de programas y obteniendo buenos resultados desde los años 90. Gracias a las estampas invernales de Hokkaidō y a su rica gastronomía, ha sido posible atraer a esta gran isla del norte de Japón a muchos turistas procedentes de países de clima tropical o subtropical, así como de países del hemisferio Sur, donde las estaciones del año están invertidas. Así, se ha contribuido en gran medida a reestructurar una economía que atravesaba un ciclo muy difícil.
Las cadenas de televisión de la isla meridional de Kyūshū, por su parte, están trabajando para difundir en el extranjero a través de sus programas atractivos turísticos como los balnearios de aguas termales de Yufuin o Beppu. Otras regiones que se están moviendo son las de Tōkai y Hokuriku (centro), cuyas cadenas televisivas están coordinando esfuerzos para presentar los principales puntos de la ruta turística interregional Shōryūdō (Shoryudo). El ramen es un tipo de fideo consumido en todo Japón que tiene en cada región diversos ingredientes y preparaciones, y difundiéndolo es posible ofrecer un buen reflejo de la diversidad regional existente. Se dice que los programas que presentan estos ramen regionales están teniendo mucha aceptación en el extranjero, prueba de lo cual es la creciente presencia de clientes extranjeros en los restaurantes que lo sirven.
Con la colaboración de diversas cadenas televisivas se están haciendo programas centrados en la gastronomía (desde la más exclusiva a la más popular), los lugares turísticos y la cultura tradicional, y estos programas se están emitiendo también en el extranjero. El caudal de datos que manejan es enorme y la proyección internacional que se está consiguiendo habría sido impensable en el año 2000, cuando Japón ocupaba el trigésimo puesto mundial por el número de visitantes extranjeros y solo Tokio y Kioto tenían cierto nivel de reconocimiento internacional.
Foto del encabezado: PIXTA.