El peligro al que se enfrenta el anime japonés

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La industria de la animación está en la cresta de la ola, como demuestran grandes éxitos de la talla de Kimi no na wa (Tu nombre), de Shinkai Makoto. Sin embargo, las productoras de animación en sí presentan condiciones laborales muy difíciles, y si las cosas no mejoran el futuro de la animación japonesa está en grave peligro.

La criba de las productoras

Mientras que el mercado de la animación se expande año tras año, los costes de producción por obra no han cambiado un ápice en los últimos veinte años. “Todo el mundo comprende que el trabajo en una productora es más fácil si aumentas los costes de producción, pero si por ejemplo dices que te gustaría que los costes fueran más altos se crea el miedo de que otra empresa se lleve el trabajo, así que no es algo que se pueda decir”, explica Irie.

La mayor parte de la animación japonesa sigue el denominado “modelo de comité de producción”, según el cual cooperan en una obra diversas empresas. Si una empresa solicita una subida de los costes de producción y el comité, por ejemplo, está formado por cinco empresas, aunque una acepte la subida no puede cambiar los costes sin la aprobación de las otras cuatro empresas. “Se trata de un sistema de repartir riesgos, según el cual no se ve con buenos ojos que una empresa destaque en la inversión. No es que el sistema en sí sea malo, sino que existe problemas a la hora de comunicar la situación de una producción. Las productoras, por su parte, deberían expresar sus opiniones de forma mucho más activa”.

En la actualidad existen unas 400 productoras de cierto tamaño, entre las cuales también se está dando una criba. MAPPA, productora responsable del reciente éxito Kono sekai no katasumi ni, ha comenzado recientemente a reclutar nuevos talentos. Y aunque en principio son contratos limitados, también existe la posibilidad de que se conviertan en contratos a tiempo completo, lo cual representa un antes y un después en la historia de la producción de anime.

“Las empresas que proporcionen condiciones favorables para el trabajador, como hace MAPPA, pueden lograr reunir a muchos trabajadores excelentes. Por otro lado, creo que las productoras que continúen haciendo las cosas como se han hecho hasta ahora, o las nuevas empresas, se verán en la situación de ser incapaces de reunir un buen equipo aunque reciban pedidos de producción. Quizá se empiecen a dar casos en los que viejas empresas de nombre conocido pierdan a sus excelentes productores, editores y responsables de vídeo, y la producción no pueda continuar”.

Un mundo en el que los jóvenes puedan perseguir sus sueños

Cuando los animadores jóvenes puedan ganarse la vida decentemente podrán crearse unos cimientos con los que continúen su trabajo durante muchos años. No solo el trabajo que tienen ante sí en estos momentos, sino también aquel relacionado con los sueños y ambiciones de trabajar con determinados animadores, directores, diseñadores de personajes, etc.

El propio Irie planea convertir en animación un cómic que dibujó el mismo, de título Halloween Pijama. Al parecer planea establecer el pago mínimo para la elaboración de imágenes de vídeo en 500 yenes, pese a tratarse de la primera entrega de un anime original.

“Ojalá los jóvenes continúen trabajando con motivación. Para ello, creo, la industria en su conjunto debe trabajar para mejorar las condiciones de trabajo y que puedan asegurarse un buen sueldo”.

Texto: equipo editorial de nippon.com

(Artículo traducido al español del original en japonés.)

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