Células iPS, la clave de la medicina regenerativa

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El pasado agosto se cumplieron diez años desde que el profesor Yamanaka Shin’ya de la Universidad de Kioto publicase un rompedor artículo en el que anunciaba la creación de las células iPS (células madre pluripotentes inducidas). En 2014 se llevó a cabo el primer estudio clínico en que se trasplantaron tejidos obtenidos a partir de células iPS a una paciente humana. En la actualidad este campo que genera tantos retos y expectativas se desarrolla con paso firme en busca de nuevos métodos terapéuticos.

La investigación de una amplia variedad de tratamiento nuevos

La investigación con células iPS para su aplicación en el tratamiento de problemas como la insuficiencia cardíaca, las lesiones de la médula espinal o la enfermedad de Parkinson avanza a buen ritmo, y ya falta poco para dar el salto de la experimentación con animales a los estudios clínicos con humanos.

Okano Hideyuki, jefe de la Facultad de Medicina de la Universidad de Keiō, está trabajando para la aplicación práctica de un tratamiento para las lesiones de la médula espinal. Como las lesiones medulares, causadas por accidentes o traumatismos, se cronifican en los primeros estadios, no da tiempo a crear células iPS a partir de tejidos del paciente para tratarlas. Ya está en marcha un proyecto para solucionar este problema que prevé inducir a la diferenciación células madre neuronales procedentes del banco de la Universidad de Kioto antes mencionado, y efectuar la primera implantación en un paciente humano en el año fiscal 2017. Más adelante se planea desarrollar el tratamiento para los infartos cerebrales.

Por otro lado, el profesor Sawa Yoshiki de la Universidad de Osaka aspira a desarrollar un tratamiento para la insuficiencia cardíaca que consiste en fijar al corazón una lámina de miocardio creada a partir de células iPS.

El profesor Takahashi Jun de la Universidad de Kioto está desarrollando un método terapéutico para la enfermedad neurológica de Parkinson mediante neuronas fabricantes de dopamina procedentes de células iPS. También colabora con la Cruz Roja de Japón en un proyecto para fabricar plaquetas y glóbulos rojos derivados de células iPS para combatir la falta de donantes de sangre derivada del envejecimiento demográfico. Asimismo tiene entre manos un proyecto para un tratamiento oncológico mediante la activación de inmunocitos contra el cáncer, también basado en la técnica de las células iPS.

Neuronas fabricantes de dopamina inducidas, creadas a partir de células iPS humanas. (Fotografía de Morizane Asuka, del Laboratorio de Investigación de Células iPS de la Universidad de Kioto)

Incluso se está investigando para fabricar órganos humanos completos. El profesor Taniguchi Hideki de la Universidad Municipal de Yokohama ha logrado crear un brote hepático induciendo células precursoras (células que componen el organismo en fase intermedia de diferenciación) del hígado procedentes de células iPS.

La aplicación de las células iPS en el desarrollo de nuevos fármacos

La investigación de las células iPS ha generado expectativas en torno a la elaboración de nuevos fármacos desde sus inicios.

Se dice que solo una de cada decenas de miles de sustancias candidatas a fármaco llegan a convertirse en un fármaco viable, y que en la mayoría de los casos el desarrollo acaba suspendiéndose a medio camino por causas como la detección de efectos secundarios graves. Las células iPS podrían servir como herramienta para prever los efectos secundarios de antemano. Por ejemplo, podrían usarse células hepáticas inducidas a partir de células iPS humanas para prever la toxicidad hepática. Incluso la arritmia, un efecto secundario farmacológico potencialmente mortal, puede preverse con células de miocardio inducidas a partir de células iPS.

Las enfermedades intratables son las que levantan más expectativas. En 2012 el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología y el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar lanzaron un proyecto conjunto entre el sector industrial y el académico para la investigación del tratamiento de enfermedades intratables con células iPS. El proyecto consiste en obtener células a partir de muestras de tejidos dérmicos, sangre, etc. donadas por pacientes con enfermedades intratables, usarlas para producir células iPS en cinco centros —incluida la Universidad de Kioto—, inducirlas a diferenciarse en las células de la parte afectada del paciente y así descubrir las características patológicas para finalmente desarrollar fármacos que combatan la enfermedad.

En el proyecto participan siete compañías farmacéuticas que colaboran con 50 equipos de investigación de enfermedades intratables del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar. La Universidad de Kioto y la Universidad de Keiō han hallado, entre los fármacos ya existentes para otras enfermedades, candidatos para seis afecciones como la fibrodisplasia osificante progresiva, y están llevando a cabo estudios clínicos para lograr su aplicación en la práctica.

Aunque el Gobierno ya destina decenas de miles de millones de yenes al desarrollo de los tratamientos con células iPS, sigue faltando personal investigador preparado. La Sociedad Japonesa de Medicina Regenerativa ha dado un importante impulso a la formación de técnicos para el cultivo y el procesamiento de las células mediante el lanzamiento de un sistema de certificación para otorgar las cualificaciones de médico certificado en tratamientos regenerativos y de técnico de cultivo clínico.

Si bien los estudios clínicos con células iPS llevan ya diez años de historia, todavía queda un largo camino por recorrer para que sus frutos puedan aplicarse a la medicina práctica. Aun así, la comunidad científica mundial que confía en las posibilidades de las células iPS, encabezada por el pionero doctor Yamanaka, avanza incansable en sus investigaciones, haciendo malabarismos para hallar el equilibrio entre la seguridad y la rapidez, entre los riesgos y los beneficios.

Fotografía del encabezado: Un investigador realiza un experimento en la jornada de puertas abiertas del Laboratorio de Investigación de Células iPS de la Universidad de Kioto. (Fotografía facilitada por el propio centro)

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