Células iPS, la clave de la medicina regenerativa

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El pasado agosto se cumplieron diez años desde que el profesor Yamanaka Shin’ya de la Universidad de Kioto publicase un rompedor artículo en el que anunciaba la creación de las células iPS (células madre pluripotentes inducidas). En 2014 se llevó a cabo el primer estudio clínico en que se trasplantaron tejidos obtenidos a partir de células iPS a una paciente humana. En la actualidad este campo que genera tantos retos y expectativas se desarrolla con paso firme en busca de nuevos métodos terapéuticos.

Las claves para evitar el rechazo y la cancerización

La creación de células iPS a partir de células procedentes del propio paciente presenta la ventaja de reducir la reacción de rechazo ante el trasplante. Aun así, para obtener las células iPS a partir de las de la paciente y elaborar la lámina retiniana —efectuando concienzudas comprobaciones de seguridad— en el primer experimento se tardaron once meses, y los costes superaron los cien millones de yenes. Por eso para el siguiente experimento se inducirá a las células epiteliales del pigmento retiniano a la diferenciación en el RIKEN, usando las células iPS del banco del Laboratorio de Investigación de Células iPS de la Universidad de Kioto. Se prevé llevar a cabo el trasplante siguiendo este método en 2017.

Igual que en la sangre existe el tipo sanguíneo, en las células existe el tipo de antígenos leucocitarios humanos (HLA, por sus siglas en inglés). Y al igual que la sangre de tipo O puede transfundirse en cualquier persona, existen ciertas combinaciones de tipo celular que no provocan reacción de rechazo aunque se trasplanten a un receptor distinto del donante. En la Universidad de Kioto están creando un banco de células iPS de tipos HLA que muestran una gran versatilidad de uso.

Depósito para almacenar las células iPS del Centro para el Tratamiento de Células iPS del Laboratorio de Investigación de Células iPS de la Universidad de Kioto. (Fotografía facilitada por el propio centro)

Existen decenas de miles de tipos de HLA distintos. Las personas que heredan el mismo tipo de HLA que sus padres (HLA idéntico) presentan tipos del estilo AA, BB, CC, etc. Trasplantando células de una persona de tipo AA, por ejemplo, a otra de tipo AB o AC, es posible minimizar la reacción de rechazo. Considerando los tipos de HLA más frecuentes entre los japoneses, con 75 personas (tipos) de HLA idéntico se cubriría al 80 % de la población, y con 140 personas, al 90 %. La Universidad de Kioto es perfectamente capaz de crear un banco que incluya muestras de todos los tipos, y para ello está buscando donantes de HLA idéntico a través de bancos de sangre como el del Hospital Universitario de la propia universidad, la Cruz Roja de Japón o el Banco de Sangre de Cordón. Actualmente la universidad está creando células iPS de alta calidad a partir de muestras donadas, y prevé obtener un catálogo que cubra entre el 30 % y el 50 % de la población japonesa para finales de 2017.

El problema de la cancerización de las células, que constituye el mayor reto técnico del proyecto desde su inicio, no ha logrado eliminarse por completo ni alterando el método de producción. Si se logra inducir a todas las células iPS tratadas a diferenciarse en el tipo de células deseado no hay problema; sin embargo, si parte de las células quedan sin diferenciar, existe el riesgo de que se corrompan. La clave del futuro de la medicina regenerativa será hallar un método para garantizar la diferenciación de todas las células o bien para separar las células indeseadas del resto.

Legislando para impulsar la medicina regenerativa

El Gobierno apoya indirectamente la aplicación práctica de los tratamientos con células iPS con medidas como la modificación de la legislación. Gracias a la enmienda realizada a la Ley de Productos Farmacéuticos en noviembre de 2014, la Administración permitió la comercialización provisional —con un período y una aplicación limitados— de productos relacionados con la medicina regenerativa (como las láminas celulares) como productos farmacéuticos una vez se demuestre su seguridad y se presuma su efectividad. Para lograr la certificación para la comercialización regular hay que demostrar la efectividad del producto en un cierto período tras su comercialización y superar una serie de inspecciones. Con esta nueva legislación se estima reducir a 2 o 3 años el período necesario para la certificación de los fármacos, que con la antigua ley llegaba a alargarse más de un decenio.

Aunque la nueva legislación sitúa a Japón en la vanguardia mundial de la medicina regenerativa, ser el primer país del mundo en aprobar sus productos también implica afrontar ciertos riesgos.

Por otro lado, Japón ha establecido limitaciones legales para evitar que tratamientos de medicina regenerativa sin efecto ni seguridad demostrados se distribuyan de forma paralela como tratamientos independientes excluidos del sistema sanitario público.

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