Los aficionados al béisbol de Tōhoku celebran a su campeón
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El norte celebra la victoria de su equipo
Semanas después de que los Tōhoku Rakuten Golden Eagles vencieran a los Yomiuri Giants y se llevaran su primer título en la Serie de Japón, multitud de personas aún se dirigen a Marty Kuehnert, el primer gerente general del equipo y actual consejero senior, para felicitarle cuando se lo encuentran paseando a su perro, Cody, en la mañana, o en algún lugar de Sendai.
Lo mismo ocurre con muchas de las personas relacionadas tanto en el pasado como en el presente con los Eagles, desbordadas con la gratitud de los residentes de la región de Tōhoku, que han estado en el séptimo cielo desde el momento en el que el as del equipo, Tanaka Masahiro, lanzara un forkball a Yano Kenji obteniendo el último ponchado (strike out) y con él la Serie de Japón.
“Cualquiera que haya estado relacionado con el equipo, no importa desde hace cuánto, es felicitado” afirma Kuehnert. “Eso demuestra lo entusiasmado que está todo el mundo. Es realmente una parte importante de sus vidas”.
Unas raíces cada vez más profundas
Ese entusiasmo está generado por la conexión que hay entre los Eagles y Tōhoku, que probablemente es mayor que la que los 11 equipos restantes de la Liga Japonesa de Béisbol Profesional comparten con sus respectivas prefecturas.
Los Rakuten se establecieron en la región en el 2004, surgiendo de las cenizas de la fusión de los Kintetsu Buffaloes y los Orix BlueWave, de la que nacieron los Orix Buffaloes, y tratando de conectar con la afición de manera inmediata colocando de manera prominente a Tōhoku en el nombre del equipo.
Por aquel entonces, muchos equipos de la Liga Japonesa de Béisbol Profesional recibían únicamente el nombre de las empresas a las que pertenecían, siendo utilizados como un enorme medio publicitario. El éxito comercial de la J. League, el fútbol japonés, que dio prioridad a los nombres de las regiones en lugar de los de las empresas, puede haber ayudado a revertir de alguna manera esta tendencia en los últimos años.
“Miyagi es una prefectura con relativamente poca población”, asegura Kuehnert. “Si no incluyeses a todos los habitantes de Tōhoku, no tendrías una base de población suficiente que apoye al equipo. Nuestra intención era, desde una perspectiva comercial, incluir a las seis prefecturas de Tōhoku”.
“Creo que también ellos querían un equipo, y por eso se unieron a nosotros. Todos salimos ganando. Aunque Tōhoku destaca ante todo. De hecho, una de las canciones que la afición canta normalmente en la grada del campo izquierdo es un himno que llama a nuestro equipo los ‘Tōhoku Golden Eagles’, dejando el ‘Rakuten’ fuera”.
“Desde el punto de vista de Rakuten, aún hay interés en obtener un valor comercial para la compañía. Estoy convencido de que esa era una de las ideas (del dueño Mikitani Hiroshi) cuando compró el equipo. Sin embargo, la afición realmente nos identifica como su equipo”.
De los tiempos difíciles a la gloria
La afición de los Eagles ha permanecido fiel al equipo más en la enfermedad que en la salud durante los últimos nueve años, así que no es extraño que el éxito de esta temporada haya resonado por todo Tōhoku.
“Se han puesto eufóricos”, afirma Kuehnert. “Cuando llegamos a Sendai a finales de 2004, y completamos nuestra primera temporada en 2005, creo que la gente de aquí y de la prefectura de Miyagi, así como de Tōhoku en general, tenía probablemente un poco de complejo de ser considerados pueblerinos (Inaka-mono)”.
“Para Sendai tener un equipo era un orgullo en 2005. Eso significaba para ellos que ya eran una gran ciudad. Que eran uno de los chicos grandes”.
El vínculo con el equipo se fortaleció más tras el Gran Terremoto del Este de Japón y posterior tsunami ocurrido en 2011.
Los jugadores de los Eagles visitaron las zonas afectadas y Mikitani, entre otras donaciones, colocó televisiones en los centros de evacuados para que las personas desplazadas pudiesen seguir al equipo y recuperar cierta sensación de normalidad, aun por un corto periodo de tiempo.
Kuehnert explica que “esto dejó una impresión indeleble en las mentes de los jugadores”. “No es como si hubieran regresado aquí sin ver lo que había pasado. Lo vieron en el lugar por sí mismos. Y estoy seguro de que no pueden olvidarlo. Creo que ellos, genuinamente, sienten que están jugando para la gente de Tōhoku”.
Para los habitantes de la zona, que han sufrido mucho en los últimos años, el auge del equipo, aunque trivial desde una perspectiva general, fue algo positivo que festejar.
“Esto es realmente bueno para la gente que aún lo está pasando mal aquí”, afirma Kuehnert. “Esta gente va a estar en alojamientos temporales durante años. Estamos felices precisamente por ellos. Esto les ha dado algo por lo que estar animados y a lo que animar. Por eso todos estamos felices de que esto haya sido posible”.
(Traducción al español del original escrito en inglés el 25 de noviembre de 2013. Fotografía de cabecera: Tanaka Masahiro y otros jugadores del Rakuten saludan a la afición durante el desfile del 24 de noviembre tras su victoria. Fotografía cortesía del Sankei Shimbun.)