La anguila en peligro
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Este verano, la escasez de anguila y su subida de precio han acaparado mucho la atención. El aumento de precio ha sido provocado por la falta de la materia prima para la cría de anguila en la acuicultura: los alevines de Anguilla japonica. La destrucción de los ecosistemas de los ríos ha contribuido a agravar esta crisis, de la que se dice está haciendo peligrar las anguilas; sin embargo la principal causa es la inexistencia de una regulación que gestione los recursos, hecho que ha promovido su sobrepesca. Japón consume el 70% de anguila del mundo, de modo que su industria, pescadores y gobierno, al igual que sus consumidores, tienen una gran responsabilidad en este tema.
La cría de las anguilas depende de los recursos naturales
La captura de anguila natural cayó en picado durante las últimas décadas, tanto la de los alevines en el mar como la de los adultos en los ríos, lagos y pantanos. Las capturas de anguila adulta, que en 1961 rondaban las 3.400 toneladas, ahora se han reducido a cerca de 200 toneladas. El consumo de anguila en Japón en el año 2011, en términos de peces adultos, fue de aproximadamente 56.000 toneladas, cantidad dentro de la cual el consumo de la anguila natural es inferior al 0,5% del consumo total. Casi la totalidad de las anguilas que consumimos los japoneses son anguilas de criadero, cultivadas en estanques de acuicultura de Japón y del extranjero.
Sin embargo, en el caso de la anguila, a causa de la extremada dificultad tecnológica que existe en la acuicultura artificial, incluso aunque se las llame anguilas de criadero, en realidad se captura a los alevines de las anguilas y se los alimenta y cría en estanques. Es decir, que todo nuestro consumo de anguila depende de los recursos naturales. Además, la cantidad de pesca de los alevines de la anguila, así como la de la anguila adulta, ha descendido bruscamente y ha pasado de las 230 toneladas en 1963 a las menos de 10 toneladas actuales. En concreto, esta temporada no ha llegado ni a las 10 toneladas, con lo que se suman ya tres años consecutivos con una captura dramáticamente escasa. La crisis por los recursos de anguila resulta evidente, y a este paso la extinción de las anguilas llegará a convertirse en una realidad.
El volumen de producción de anguila en Japón se mantuvo en unas 40.000 toneladas por año casi hasta finales de 1980; a esta cantidad hay que sumarle las 25.000 toneladas importadas desde Taiwán (o 40.000 toneladas en las épocas más abundantes). Los cambios empezaron a aparecer a partir de 1987. Una de las causas fue el florecimiento en China de la industria de acuicultura de la anguila enfocada al mercado japonés, y la importación desde China de anguila procesada por mano de obra barata aumentó rápidamente. El volumen de importación de productos procesados de anguilas en 1988 fue de 30.000 toneladas, casi el doble que el de 1987, y el aumento fue constante desde entonces. En el año 2000, las importaciones de anguila procesada desde China y Taiwán superaron las 130.000 toneladas, y la cantidad de distribución nacional alcanzó un máximo histórico de casi 160.000 toneladas. En apenas quince años ha aumentado casi al doble.
El establecimiento de anguilas procesadas vía China: “pocos beneficios, muchas ventas”
Mientras tanto, hubo una explosión de consumo de anguila en Japón y los precios se desplomaron. Los patrones de consumo de la anguila han cambiado significativamente; el kabayaki (anguila sumergida en una salsa con base de soja y cocida a fuego lento), que es relativamente más caro y que se comía en restaurantes especializados en anguila, ahora se compra mayoritariamente procesado y empaquetado en las tiendas de conveniencia y en los supermercados. Actualmente, el consumo de los restaurantes especializados en anguilas solamente representa un 30% del total. El precio en las tiendas de conveniencia y los supermercados es mucho más barato que en los restaurantes especializados en kabayaki, y se ha consolidado en el sector de la anguila la tendencia de “pocos beneficios, muchas ventas”. Las empresas nacionales, a fin de hacer frente a la afluencia de paquetes de kabayaki procesado de China, también se vieron obligados a pasar a la producción y comercialización de los productos procesados.
Sin embargo, el rápido avance del sistema de “pocos beneficios, muchas ventas” de anguila trajo un mayor deterioro de los recursos de anguila, cuyos problemas son cada vez más graves. La captura de la anguila japonesa se redujo aún más y la anguila europea (Anguilla anguilla), que se importa en grandes cantidades a Japón a través de China, se incluyó en el Apéndice II(*1) del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES, por sus siglas en inglés).
Escasa efectividad de las medidas de emergencia de la Agencia de Pesca de Japón
Si bien la crisis de los recursos de anguila sigue empeorando y es obvio que este consumo de anguila basado en un modelo de baja rentabilidad y alto volumen de ventas no puede continuar indefinidamente, no se observa en la estructura de ventas, distribución y consumo de Japón ningún cambio considerable. Las fuentes de recursos han empeorado aún más, y en plena alza del precio de la anguila, las tiendas de conveniencia y los supermercados siguen enfocados en el “día del buey”(*2), en pleno verano, exaltando el consumo de anguila, y en ese contexto continúan bajando el precio y mantienen el sistema de “pocos beneficios, muchas ventas”.
Además, la falta de medidas por parte del gobierno está agravando la situación. Aunque se trata de recursos pesqueros importantes, hay pocos datos fiables sobre el volumen de los recursos y de las capturas de anguila en Japón. Si no hay datos no se puede comprender el volumen de captura apropiado, y a excepción de algunas prefecturas, la realidad es que no se están gestionando los recursos. A pesar de los llamamientos de los investigadores solicitando la introducción de regulaciones pesqueras y el estudio científico de los recursos de la anguila, la Agencia de Pesca de Japón del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca y otros órganos del gobierno han hecho caso omiso de ellos, de modo que el grado de responsabilidad que tienen sobre la situación actual es muy grande. Las regulaciones sobre el comercio internacional de la anguila son insuficientes, y entre la industria del sector la opacidad del comercio internacional se ha convertido en un secreto a voces.
Tras aceptar la reducción extrema de recursos y el elevado precio de los alevines de anguila, finalmente, la Agencia de Pesca, a finales de junio de 2012, adoptó un conjunto de medidas de emergencia. Su objetivo era suprimir la captura de anguilas adultas que se dirijan hacia el desove y garantizar que los alevines de anguila puedan remontar los ríos para crecer, de este modo, trató de influir en las personas involucradas para que adoptasen dicha iniciativa. Sin embargo, al no ser obligatorio acatarla, muchas personas vinculadas a los gobiernos locales han cuestionado su eficacia.
Además, los representantes de la Agencia de Pesca visitaron China a mediados de junio de 2012, y por primera vez mantuvieron conversaciones con los representantes del Ministerio de Agricultura chino. No obstante, el debate sustancial se llevó a cabo tan solo en medio día y ni siquiera se pudo hacer un recorrido por las instalaciones de acuicultura tal y como había solicitado la parte japonesa, ni tampoco se llegó a programar la próxima visita. En base a una convocatoria de Japón, a finales de julio, Japón, China y Taiwán acordaron establecer entre las tres partes un marco para la cooperación en materia de protección de los recursos de anguila, y se quiso considerar una regulación para su captura. No obstante, como no hay suficiente información, aún están lejos de implementar una cooperación internacional eficaz.
En Japón se necesitan con urgencia medidas para la gestión de los recursos
Ahora, lo que se necesita para la recuperación de los recursos de anguila y su uso sostenible es una completa gestión de los recursos domésticos japoneses y la racionalización del mercado. Es esencial que haya una reducción significativa de las capturas de alevines de anguila, y también es importante endurecer la opaca regulación de sus importaciones.
A menos que Japón, el mayor consumidor mundial de anguila, tome las medidas apropiadas a nivel nacional, no podemos aspirar a ganar la comprensión de los otros países llamados a cooperar en el frente de gestión de recursos. Y si las opacas transacciones internacionales continúan, los esfuerzos de conservación tendrán poco efecto. La gestión de los recursos de anguila no puede lograrse a menos que Japón, el mayor mercado del mundo de anguilas, tome la iniciativa para cumplir con las responsabilidades que ha evitado hasta ahora. En marzo de este año, un grupo presidido por el profesor Tsukamoto Katsumi, del Instituto de Investigación de la Atmósfera y el Océano de la Universidad de Tokio, que incluía investigadores y representantes del sector de la anguila de Japón, Taiwán y China, celebraron el Consorcio de Recursos de Anguila del Asia Oriental. Estos expertos propusieron restringir la pesca de la anguila adulta en los ríos y zonas costeras y gestionar la pesca de los alevines de anguila a nivel nacional para conseguir estadísticas precisas.
Los consumidores y los distribuidores de anguilas también tienen una gran responsabilidad en esta situación. A raíz de una afluencia masiva de importaciones, las anguilas que antes se consideraban un alimento de lujo, se han convertido en un ingrediente barato y se venden a granel en las tiendas de conveniencia y supermercados. El precio actual de la anguila, más de 2.000 yenes el kilo, parece alto en comparación con las cifras de menos de 800 yenes el kilo que se vieron cuando las importaciones masivas bajaron los precios. Pero si tenemos en cuenta que las anguilas en el pasado a menudo se negociaban a más de 1.800 yenes el kilo, el nivel de precios actual no parece especialmente exorbitante.
Tenemos que aprovechar esta oportunidad para transformar el negocio de la anguila y pasar del modelo de “pocos beneficios, muchas ventas” y “priorizar la cantidad a la calidad” que se ha formado por esta burbuja temporal, al enfoque de “priorizar la calidad a la cantidad”. De lo contrario, la disminución de los recursos se verá agravada, y quedaremos expuestos a caer en una espiral descendente en la que los consumidores se cansen de la baja calidad de las anguilas y dejen de comprarlas, lo que a su vez empeorará la rentabilidad del sector de la anguila en su conjunto, y quedaremos atrapados en un circulo vicioso sin solución. Es más, si se espera a que esto ocurra, las existencias de anguilas podrían terminar agotandose más allá de la recuperación y acabar en un colapso de la pesca de la anguila. Es necesario que los pescadores de anguilas, acuicultores, procesadores, distribuidores, y sobre todo que los consumidores japoneses, que se han centrado demasiado en los precios bajos, cambien de pensamiento y actúen de forma responsable.
(Escrito el 11 de septiembre de 2012 y traducido al español del original en japonés)
(*1) ^ En el Apéndice II figuran especies que no están necesariamente amenazadas de extinción pero que podrían llegar a estarlo a menos que se controle estrictamente su comercio.
(*2) ^ Es la costumbre que continúa desde el período Edo que consiste en comer anguila para coger fuerzas y poder superar los rigores del caluroso verano japonés.
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