Un japonés venerado como “General tigre volador” en Taiwán

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El Tigre Volador vuelve a casa

El 21 de septiembre de 2016 veintiséis fieles acompañaron la imagen de Sugiura desde el santuario Zhenan de vuelta a su Mito natal, en la prefectura de Ibaraki. El proyecto se convirtió en realidad gracias a Fujita Kazuhisa, nativo de la localidad. Para el vuelo nadie quería que la estatua del dios se viese sometida al mismo trato que el equipaje; por suerte, China Airlines preparó un asiento en cabina para ella.

La ceremonia celebrada en honor de Sugiura en el santuario Gokoku, en la prefectura de Ibaraki. Los fieles, junto a la figura del General, recibieron una gran hospitalidad. (Imagen cortesía de Katakura Yoshifumi)

El día 22 se celebró una ceremonia de bienvenida en el santuario Gokoku de Mito. La previsión del tiempo había anunciado fuertes lluvias, pero cuando comenzó la ceremonia las precipitaciones se redujeron a una suave llovizna. La celebración se desarrolló en un ambiente solemne, y concluyó sin retrasos.

El General Tigre Volador pasea sobre su mikoshi por las calles de Mito. Sugiura fue deificado por los taiwaneses tras la guerra, y recibió su sobrenombre debido a su valor. (Imagen cortesía de Katakura Yoshifumi)

Posteriormente la estatua se dirigió en procesión hacia la ciudad. Por la tarde los participantes la colocaron sobre un mikoshi y la pasearon por la ciudad. En el lugar en el que se encontraba la casa de Sugiura se alza ahora una sucursal de agricultura, ganadería y pesca de la Cooperativa de Crédito de la prefectura de Ibaraki, pero la organización colocó un cartel para indicar el lugar.

El día siguiente la procesión también visitó las escuelas en las que había estudiado Sugiura - las escuelas primarias Goken y Sannomaru, donde pudieron verla los estudiantes. También se visitó la ciudad vecina de Naka.

Tras completar las visitas los participantes llevaron la estatua también a Mishima, en la prefectura de Shizuoka, desde donde puede verse el monte Fuji, y a Kioto. Guo Qiuyan, uno de los fieles del General Tigre Volador que regenta un hotel en Tainan, comentaba: “El objetivo principal era que volviera a casa, claro, pero también queríamos que visitara el monte Fuji”. Estas palabras muestran las creencias de los fieles, así como sus deseos de honrar a Sugiura.

El último día de la visita a Japón, tras pasar por el santuario Sumiyoshi, llegó la hora de volver a Taiwán desde el Aeropuerto Internacional de Kansai.“Comprendo muy bien que el General querría quedarse más tiempo en su país. Pero la gente de Taiwán necesita su protección”, decía Guo Qiuyan con una sonrisa.

Así llegaba a su fin la visita de Sugiura a su Japón natal.

La última parada del viaje fue el santuario Sumiyoshi. A él acudieron fieles de la región de Kansai para venerar al General Tigre Volador (Imagen cortesía de Katakura Yoshifumi)

Los peregrinos mantuvieron la figura de Sugiura con ellos en todo momento. A veces, durante los descansos, le ofrecían cigarrillos (Imagen cortesía de Katakura Yoshifumi)

Me gustaría relatar un pequeño episodio antes de terminar. Después de visitar Mito el grupo subió al Hitachi 6, un tren de alta velocidad, para regresar a Tokio. Por supuesto todos debían de estar muy cansados por el viaje, pero mostraban rostros radiantes.

El tren partió de Tsuchiura a buen paso, pero poco antes de llegar a la estación de Arakawaoki se detuvo de pronto. Pronto reanudó su marcha, y los pasajeros no llegaron a ser informados acerca del motivo de la breve parada.

Casualmente el lugar en el que el tren se había detenido estaba muy cerca del centro militar en el que el General Tigre Volador había realizado su entrenamiento antes de partir hacia Taiwán. Resulta muy difícil creer que fue la voluntad de Sugiura la que detuvo el tren en aquel lugar, pero Gou recuerda ese momento con gran excitación: “Me alegré mucho de poder estar aunque fuera un segundo en aquella zona, tan llena de recuerdos para él”. Fue un minuto y medio, en realidad. Quizá se pueda considerar un milagro realizado por el dios y sus acompañantes.

Esos son algunos de los detalles sobre el japonés que se convirtió en dios en Taiwán. Ojalá su figura siga estrechando los lazos entre ambos países, como ha venido haciéndolo durante medio siglo.

Imagen del encabezado: la figura de Sugiura recibe ofrendas de tabaco dos veces al día, al son del himno japonés y el tema patriótico Umi yukaba.  En caso de asistir algún visitante japonés se le ceden ambos honores. (Imagen cortesía de Katakura Yoshifumi)

(Artículo traducido al español del original en japonés)

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