Un japonés venerado como “General tigre volador” en Taiwán

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Un soldado que dio su vida para salvar una aldea

Fotografía de Sugiura. Su hermana la llevó a Taiwán tras la guerra, cuando visitó el santuario. (Imagen cortesía de Katakura Yoshifumi)

Sugiura nació en Mito, en la prefectura de Ibaraki, el 9 de noviembre de 1923. De joven entró en un programa de formación de pilotos en la base aérea del Ejército Imperial, en Kasumigaura, donde aprendió a volar. Tras graduarse lo enviaron a Taiwán para hacer un entrenamiento avanzado.

En aquella época Taiwán era una zona estratégica en las campañas japonesas en el Pacífico Sur. A medida que los Aliados se esforzaban por recuperar Filipinas iban atacando las bases de Okinawa y Taiwán con el objetivo de bloquear la capacidad aérea de Japón. Las bases de Taiwán poseían un valor estratégico especial, y por ello se recrudecieron aún más los ataques en esa zona.

El 12 de octubre de 1944, a las 7:19 de la mañana, aviones de la Tercera Flota estadounidense lanzaron un fuerte ataque contra las bases militares japonesas en el sur de Taiwán. Sugiura se subió a su avión para unirse a la defensa japonesa frente a un enemigo en superioridad numérica. En esa ocasión fueron 1.378 los aviones aliados que llevaron a cabo el ataque.

Los disparos aliados alcanzaron el Zero modelo 32 de Sugiura. Envuelto en fuego y humo, el avión se lanzó contra una pequeña aldea costera. Tratando con desesperación de evitar la aldea, el piloto levantó el morro de su nave y la estrelló en un campo cercano, en una zona llamada Kaibiryō.

Aquella fue una batalla aérea a gran escala, y quedó grabada en las mentes de muchas personas. Zhuang Zhenghua, uno de los residentes en la zona que presenció el final de Sugiura, se asustó al ver el avión del piloto japonés cayendo en picado. Aunque al final evitó un impacto directo contra la aldea, aseguraba que “Si se hubiera lanzado en paracaídas el piloto se habría salvado”.

El avión había caído en mitad de un campo sembrado, y los restos del joven piloto estaban junto a la nave. Wu Chengshou, que también presenció el impacto y sigue viviendo en la zona, es un firme seguidor del culto al General Tigre Volador. Según Wu, los restos habían sido perforados por las balas, y quedaron destrozados por el choque. Sin embargo pudieron identificarlos gracias a las botas del piloto, en las que estaba escrito su nombre.

El año siguiente se celebró un funeral militar para Sugiura y otros soldados caídos, en la ciudad de Kaosiung, y posteriormente también en su Mito natal.

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