¿Quién fue el autor del artículo 9 de la Constitución de Japón?

Política Sociedad

La carta de un criminal de guerra de Clase A

El 10 de diciembre de 1945, el exembajador japonés en Italia y ahora criminal de guerra de Clase A, Shiratori Toshio, terminó de escribir una extensa carta dirigida al ministro de Asuntos Exteriores Yoshida Shigeru mientras esperaba a que comenzase su juicio en la prisión de Sugamo. La carta estaba escrita en inglés. Esto pudo deberse a dos razones: para pasar la censura de los censores de la prisión o para captar la atención de las autoridades de la ocupación. Parece que esta última razón es la más plausible.

Shiratori Toshio, 1887–1949

Shiratori comienza su carta con recuerdos de su época como portavoz del Emperador a comienzos de la década de 1930:

Este puesto privilegiado que ocupé durante unos tres años me concedió la rara oportunidad de observar y estudiar la personalidad de nuestro Soberano de cerca. Como resultado, pude convencerme plenamente de su amor innato por la paz, su sed por la verdad, y su genuina ansiedad por el bienestar de su gente. Descubrí que era especialmente entusiasta su interés por los asuntos exteriores y su deseo de mantener buenas relaciones con otros países. Me parece que él tenía una desconfianza instintiva en los militares y que nada le hacía más daño que su título de Generalísimo y el uniforme militar con el que siempre aparecía en público.

Después de pronunciar su declaración de humanidad, el Emperador Shōwa viajó por todo Japón para reunirse y hablar con su pueblo, empezando por la prefectura de Kanagawa en febrero de 1946. (© Jiji)

¿Hacía Shiratori honor a la verdad en esta descripción del emperador? ¿O esperaba convencer a alguien al retratar al Emperador de esta forma? Yoshida debía de conocer mejor al Emperador Shōwa de lo que lo hacía Shiratori. Por tanto, pienso que este párrafo estaba destinado a las fuerzas de la ocupación, que no habían alcanzado aún una decisión final respecto al destino del Emperador—si sería juzgado como un criminal de guerra en los Juicios de Tokio (El Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente), obligado a abdicar, o despojado de todos los derechos soberanos para permanecer como un monarca constitucional, y símbolo de Japón y la unidad de su pueblo.

Un comentario sobre la reforma constitucional

La parte más interesante de la carta es su conclusión. Esta parte hace referencia al asunto de la reforma de la Constitución (su renovación completa aún no se ha mencionado), y Shiratori propone la inclusión de “disposiciones que contengan una promesa solemne por parte del Emperador de nunca, bajo ninguna circunstancia, hacer a sus súbditos luchar en una guerra, el derecho del pueblo a negarse a tomar parte en un servicio militar de ninguna clase bajo ningún Gobierno, y la no aplicación al uso marcial en ninguna parte de los recursos del país”. Estas disposiciones, escribe Shiratori, “deben ser la piedra angular de la ley fundamental del nuevo Japón si realmente se quiere hacer del país un lugar de paz eterna”. Añade además que “la misión del Emperador de reinar sobre esta tierra en paz y tranquilidad [...] será un nuevo punto de partida en la legislación constitucional.”

El artículo 9 de la Constitución de Japón de 1947, que propone que “el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como un derecho soberano de la nación”, se convirtió en una cláusula innovadora con un significado global. Cronológicamente, la carta de Shiratori fue el primer intento de aplicar el principio de renuncia eterna a la guerra en la constitución, aunque ya se habían leído peticiones similares en la prensa japonesa en septiembre y octubre de 1945, aunque como expresión de los deseos del pueblo.

En adelante, trataré de poner esta carta en el contexto de los archiconocidos eventos y hechos históricos.

Continúa siendo un misterio la identidad de la persona que llevó la carta a las fuerzas de ocupación

Yoshida Shigeru, a la izquierda, y Shidehara Kijūrō.

A petición de Shiratori Yoshida Shigeru envió la carta a Shidehara Kijūrō, que dirigió el Ministerio de Asuntos Exteriores durante muchos años antes de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en primer ministro poco después de la Guerra. La carta llegó al Cuartel General de la Comandancia Suprema de las Fuerzas Aliadas dirigidas por el general Douglas MacArthur no más tarde del 20 de enero de 1946. Pero se desconoce quién hizo llegar la carta—pudo haber sido el mismo Yoshida— o quién la leyó realmente.

El 1 de febrero de 1946 el general MacArthur conoció el resumen del borrador de la revisión constitucional elaborado por el Comité de Investigación de los Problemas Constitucionales del Gobierno de Japón. MacArthur rechazó este borrador y el 3 de febrero ordenó a la Sección de Gobierno del Cuartel General que escribiese una constitución sostenida en tres principios básicos que él mismo escribió, conocidos como las Notas de MacArthur.(*1) El 4 de febrero Courtney Whitney, jefe de la Sección de Gobierno, reunió a sus subordinados y les ordenó que comenzasen a trabajar en un nuevo borrador para una constitución, trasladándoles los principios de MacArthur, entre los que se incluía la renuncia a la guerra como un derecho soberano de la nación. El borrador del Cuartel General fue completado el 10 de febrero y aprobado por MacArthur el 12 de febrero. Fue entregado al Gobierno de Japón al día siguiente.

La Sección de Gobierno dejó claro que el Emperador y el Gobierno japonés no tenían más opción que aceptar el texto. Whitney también afirmó que, si Japón no lo aceptaba, sería difícil asegurar el destino del Emperador que algunos países de las Fuerzas Aliadas pedían que fuese puesto ante un tribunal. MacArthur confirmó esto de manera educada pero firme en una reunión con Shidehara el 21 de febrero.

Debate sobre la renuncia a la guerra

La mayor controversia surgió sobre las partes en las que el borrador del Cuartel General de las Fuerzas de Ocupación se refería a la renuncia a la guerra y el nuevo estatus del Emperador. Para justificar la necesidad de la declaración de renuncia a la guerra, MacArthur dijo a Shidehara que “Japón debe tomar el liderazgo moral afirmando claramente que renuncia a la guerra”.

Shidehara respondió: “Usted habla de liderazgo, pero puede que otros países no sigan a Japón”.

A lo que MacArthur dijo: “Aunque ningún otro país lo secunde, Japón no perderá nada. Los que no ofrezcan su apoyo estarán en el lado equivocado”.

El borrador fue aprobado por el Emperador el 22 de febrero y hecho público como “Resumen del borrador para una Constitución revisada” el 6 de marzo. En las discusiones sobre el borrador, Whitney insistió en que la renuncia a la guerra debía tener un capítulo propio y no ser simplemente incluida en el preámbulo como uno de los principios básicos.

Declaración del general MacArthur respecto al borrador de la constitución, fechado el 21 de junio de 1946.

Los historiadores Richard Finn(*2) y Nishi Toshio aseguran que la verdad sobre cómo se creó el artículo 9 continúa envuelta en interrogantes. De acuerdo con MacArthur, fue Shidehara quien propuso en primer lugar la idea durante una reunión el 24 de enero de 1946. Pero el Gobierno japonés estaba aún trabajando en su propio borrador de la constitución en ese punto.

Yoshida aseguró que el artículo 9 fue formulado en su totalidad bajo la iniciativa de MacArthur. Basándose en la postura de MacArthur sobre la necesitad de proscribir la guerra, Finn concluye que “la idea de una cláusula contra la guerra en la constitución japonesa fue casi con seguridad de MacArthur, y la responsabilidad de que se haya incluído es ciertamente suya”. Por supuesto, Finn no sabía nada de la carta de Shiratori.

La influencia indirecta de Shiratori en MacArthur

Una traducción al japonés de la parte de la carta de Shiratori en la que escribe sobre modificar la constitución para incluir en ella la renuncia a la guerra fue publicada en 1956 en un artículo de Hirota Yōji, que trabajó como abogado defensor de Shiratori durante los juicios de Tokio. Después de examinar detenidamente cada fuente disponible, he sacado como conclusión que MacArthur debió tomar la idea del artículo 9 de Shidehara—las memorias de MacArthur, que hablan de este período, fueron publicadas ocho años después de la traducción al japonés de la carta—y que parece más plausible que fue Shiratori quien influyó en Shidehara a ese respecto.

En su artículo Hirota indicaba que la renuncia a la guerra fue discutida en la reunión del 24 de enero de 1946 entre MacArthur y Shidehara, cuatro días después de que la carta de Shiratori fuese entregada en el Cuartel General, y que Shidehara habría tenido suficiente tiempo para leerla antes de que comenzase el trabajo para redactar el borrador de las Fuerzas de Ocupación. Pero este artículo, publicado en una revista poco conocida, fue prácticamente desconocido durante mucho tiempo.

Shidehara pudo inspirarse en la carta de Shiratori, pero le trasladó a MacArthur la idea de hacer de la renuncia a la guerra un pilar de la nueva constitución como si fuese propia sin ninguna mención de Shiratori, un criminal de guerra de Clase A. El principio antibélico interesó a MacArthur, que se esforzó más a partir de entonces en el borrador de la constitución. Es también posible que Whitney leyera la carta, que había llegado al Cuartel General, u oído sobre su contenido de un oficial asistente en el mismo período en el que MacArthur conoció la idea. Es ampliamente conocido que Whitney tenía una influencia significativa en MacArthur en cuestiones políticas.

Todo lo anteriormente dicho probablemente no es suficiente para otorgar la autoría del artículo 9 a Shiratori. No obstante, la posibilidad de que influyese en el mismo es innegable.

Presenté esta teoría en el debate público de mi tesis doctoral, “Shiratori Toshio y la Política Exterior de Japón (1931-1941)” en la Universidad de Tokio en 2002. Muchos participantes escucharon con interés pero también con escepticismo. Les pareció muy atrevida la idea de que un “criminal de guerra” con una reputación de ideólogo militarista pudiera haber propuesto la renuncia a la guerra como un pilar básico de la constitución.

Posteriormente desarrollé esta idea de manera más detallada en mi libro de 2006 La era de la lucha: Toshio Shiratori (1887-1949), Diplomático, Político, Pensador, que escribí en ruso. A día de hoy es la única biografía con la extensión de un libro sobre Shiratori. El texto completo de la carta a Yoshida se incluye en una colección en ruso de escritos seleccionados de Shiratori titulada El renacimiento de Japón (2008).

(Escrito originalmente en ruso y publicado el 27 de abril de 2015. Fotografía del encabezado: la Constitución de Japón, conservada en los Archivos Nacionales de Japón. © Jiji.)

(*1) ^ I. El Emperador es el jefe de estado.
Su sucesión es dinástica.
Sus deberes y poderes serán ejercidos de acuerdo a la Constitución y responden a la voluntad básica del pueblo que se estipula en ella.
II. Se abole la guerra como un derecho soberano de la nación. Japón renuncia a ella como instrumento para resolver las disputas e incluso para preservar su propia seguridad. Depende así de los altos ideales que ahora agitan al mundo para su defensa y protección.
Jamás se autorizará la creación de un ejército, armada o fuerza aérea japonesa y no se concederá ningún derecho de beligerancia a ninguna fuerza japonesa.
III. El sistema feudal de Japón terminará.
A excepción de los de la Familia Imperial, no se extenderá ningún derecho nobiliario más allá de la vida de los ahora existentes.
Ninguna patente de nobleza incorporará de ahora en adelante en sí misma ningún poder de gobierno nacional o cívico.
El patrón presupuestario se basará en el sistema británico.

(*2) ^ Richard Boswell Finn, (1917–1998) fue historiador y profesor honorario en la Universidad Americana, diplomático en el Departamento de Estado de los Estados Unidos, y experto en la historia de las relaciones entre Japón y EE. UU.

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