Las preguntas que plantea ‘Silencio’, de Martin Scorsese
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La novela Chinmoku (Silencio) del fallecido autor Endō Shūsaku se publicó en 1966; cuenta la historia de un misionero portugués que trata inicialmente de evangelizar y termina por apostatar de su fe en el Japón del siglo XVII, a principios de la era Edo, una época en la que el culto cristiano estaba perseguido. Cuando se publicó, la novela provocó fuertes críticas por parte de los círculos católicos, y al mismo tiempo fue alabada internacionalmente como obra literaria. El director Martin Scorsese conoció la novela en 1988, 22 años después de su publicación, justo tras haber estrenado La última tentación de Cristo, una película en la que trataba de plasmar el sufrimiento de Jesucristo como ser humano y por la que diversas organizaciones cristianas lo atacaron duramente, hasta el punto de ver la cinta prohibida en algunas ocasiones.
La novela, con la que Endō trata de profundizar sobre el concepto de la fe, impresionó a Scorsese de un modo diferente a la historia de La última tentación de Cristo, y se decidió a llevarla al cine. Sin embargo tuvieron que pasar 28 años hasta que ese deseo se vio cumplido.
La adaptación fue “un largo aprendizaje”
¿A qué se debe ese gran interés de Scorsese por llevar a la gran pantalla la obra de Endō? En la rueda de prensa en vísperas del estreno de la obra en Japón (21 de enero), el director habló sobre la obra original y el especial proyecto en el que se convirtió para él.
“La última tentación de Cristo se llevó un aluvión de duras críticas, pero tras una proyección especial para eclesiásticos, Paul Moore, arzobispo de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, me dijo que le había encantado, y me entregó un libro pidiéndome que no dejara de leerlo: Silencio, de Endō. Según él, se trataba de una obra que explora el concepto mismo de la fe, desde un punto de vista diferente al de La última tentación de Cristo”.
Para Scorsese, criado en el seno de una familia de católicos practicantes y educado en una escuela religiosa, la fe como concepto era un tema realmente importante. En aquel momento La última tentación de Cristo se estaba cubriendo de duras críticas y rechazo, y el director veía menguar y peligrar su propia fe. Se sentía confuso. Al leer Silencio pensó que podría ahondar aún más en el concepto; se convenció de que debía buscar en su interior.
Pero el proyecto de adaptación no fue nada fácil. “Aunque quería convertir la historia en película, no estaba seguro de cómo hacerlo. Mi comprensión sobre la obra y la cultura japonesa no era suficiente, y mi propia fe se tambaleaba. El proceso se convirtió en un largo aprendizaje.”
“Es una obra diferente, especial para mí”
Pese a haber logrado los derechos para realizar la película, Scorsese necesitó mucho tiempo para comenzar a escribir el guion (que firmó junto con el guionista Jay Cocks). “Creo que comencé a darle estructura al guion de Silence en 2003, cuando terminé de rodar Gangs of New York. Fue un momento de grandes cambios en mi vida personal. Volví a casarme, y fui bendecido con una hija”.
Silence es una obra creada sobre una base de largos años de experiencia vital, pero el director asegura que, pese a haber completado la cinta no siente que haya terminado su trabajo, sino que sigue viviendo con esa historia en su corazón. Durante el proceso de producción Scorsese se enfrentó a preguntas esenciales sobre su propia existencia como ser humano, preguntas sobre la fe y las dudas, y en ese sentido la película se convirtió en un proyecto mucho más especial que cualquiera de sus otras obras.
Según el director, la novela original de Endō no es reflejo del dogma religioso, sino que toca los conceptos de la duda y el sufrimiento de creer, y precisamente por eso se trata de una obra “inclusiva”. “Nuestra existencia consiste en dudar de todo. Por qué hemos nacido, cuál es el sentido de la vida. Por eso esta novela me conmovió con tanta fuerza”.
El mundo de la fe que retrata Chinmoku no es el lado paternalista y autoritario del cristianismo, sino su lado maternal, compasivo hacia los débiles, y quizá por eso los “cristianos ocultos” (quienes mantenían su fe escondida, por temor a las represalias) se vieran atraídos hacia él, explica Scorsese.
Una dirección que potencia al máximo la fuerza e idiosincrasia del elenco japonés
Uno de los personajes más necesarios en la historia de Chinmoku es Kichijirō, que pide perdón al misionero Rodrigo una y otra vez por haber recaído en el fumie (método que usaban las autoridades japonesas para encontrar a cristianos, consistente en pisar una imagen de Cristo o de María). La debilidad y fealdad de Kichijirō hace que el público actual pueda llegar a empatizar con personajes tan lejanos como los cristianos ocultos de la era Edo.
El peculiar elenco japonés, con Kubozuka Yōsuke a la cabeza y un grupo de actores elegidos por cásting, produce una fuerte impresión en la obra. En una rueda de prensa en el Club de Corresponsales Extranjeros en Japón, tanto Kubozuka como Issey Ogata (que interpreta al magistrado de Nagasaki, Inoue) y Asano Tadanobu (que da vida al intérprete) hablaron sobre su experiencia actuando en la película, así como de la dirección de Scorsese.
“En la novela original Kichijirō es un personaje débil, pero pisa el fumie tantas veces que no sé si es débil o fuerte… Es como si fuera ambas cosas a la vez”, dice Kubozuka. “El personaje cae, pero eso no es apostasía. Kichijirō cae, se levanta y vuelve a creer. Se dice que Endō dijo que ese personaje era él mismo. Es un hombre fiel a los sentimientos que afloran en su corazón, y cree en Dios pese a pisar el fumie. Es un personaje avaricioso, y muy humano”.
Scorsese no le dio ninguna indicación a Kubozuka sobre cómo interpretar a Kichijirō, sino que lo dejó totalmente en manos del actor. Issey Ogata, en el papel del magistrado de Nagasaki, también comenta: “Primero nos dejaba actuar. Nos decía ‘Es interesante; más’. No decía una sola palabra negativa. Al encontrarnos en esa situación, los actores podíamos perfeccionar nuestras ideas e intuiciones. Así pude captar, por ejemplo, el tipo de personaje que era Rodrigo”. Y precisamente por eso pudo, en una de las escenas finales, actuar de forma totalmente natural y acercarse a Rodrigo (interpretado por Andrew Garfield) para consolarlo, con un gesto que lo sorprendió a él mismo.
Ogata ofrece una actuación impresionante en la que mezcla la crueldad y el humor, a medida que su personaje, Inoue, tortura y mata a cristianos y presiona a Rodrigo para que haga apostasía de su fe; su fantástico trabajo le valió el segundo puesto para el Premio al Mejor Actor Secundario de la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles.
Asano, que ya ha participado en varias producciones de Hollywood, como Thor o Battleship, fue elegido para el papel de intérprete en Silence, aunque inicialmente se presentó al cásting para el papel de Kichijirō. “El intérprete se ve atrapado entre Inoue y Rodrigo; no es simplemente un malvado. Me da la impresión de que quizá fuera un cristiano que abandonó su fe y comenzó después su trabajo actual”. Asano dice que dio vida al personaje con esta idea en mente.
Chinmoku está ambientada en la zona costera de la ciudad de Nagasaki. Para poder recrear el mar embravecido y la naturaleza salvaje en la película, el equipo decidió rodar en Taiwán. Según Kubozuka, en la producción han participado muchos veteranos de las películas históricas japonesas de un estudio de Kioto, cuya amplia experiencia Scorsese tuvo muy en cuenta en cada detalle histórico, cada día del rodaje; “Si había alguna equivocación, el director la cambiaba de inmediato. Por eso, pese a haber filmado en Taiwán, no resulta para nada chocante”.
La película se ha producido con gran fidelidad al espíritu de la novela, pero Kubozuka dice que Scorsese decidió cambiar la escena final. “Se trata de un montaje que representa la clave de la historia que el director quiere contar al mundo. Creo que creó esa escena para amplificar la fuerza que ya tiene de por sí la obra original”.
Será interesante comprobar cómo recibe el público japonés, y el de todo el mundo, este “silencio” de Scorsese.
Texto: comité editorial de Nippon.com
Imagen del encabezado: el director Martin Scorsese en vísperas del estreno de Silence en Japón, a su llegada al país (16 de enero de 2016, Tokio)
(Artículo traducido al español del original en japonés)