(Vídeo) Dulces de Kanazawa para las cuatro estaciones
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Dulces y ceremonia del té: un disfrute para la vista y el paladar
Los dulces de Kanazawa deben su existencia al refinamiento de los gustos de los líderes del clan que dominaba la zona desde el período Edo y se fueron perfeccionando junto con la cultura de la ceremonia del té. En algún momento de la historia, pasaron a formar parte también de las costumbres del pueblo llano, hasta convertirse en un elemento indispensable para representar las cuatro estaciones y los momentos más importantes en la vida de una persona.
“Cuando se organiza una ceremonia del té, lo primero que hay que decidir es el tema de la misma; ahí es donde empieza todo. Una vez reunidos los utensilios necesarios según el tema definido, se piensa qué dulces elegir para acompañarlos de la mejor manera posible. Es un acto que se disfruta con la vista y el paladar”, cuenta Ōshima Sōsui, secretario de la Asociación de la Ceremonia del Té de Ishikawa. De sus palabras se desprende que la relación entre la ceremonia del té y los dulces tradicionales, wagashi en japonés, es sumamente estrecha.
Suele decirse que los dulces tradicionales de Kanazawa son toda una manifestación artística de la que se puede disfrutar con los cinco sentidos. Entre ellos destaca la variante denominada “jōnamagashi”, la más refinada en cuanto a la elaboración.
Se cree que este tipo de dulces nació en torno al año 1700 en Kioto. De ahí llegaron a Edo (Tokio en la actualidad) y, por consiguiente, a las poblaciones de todo el país que se habían creado en torno a un castillo.
Aunque conservan el refinamiento propio de Kioto, los dulces de Kanazawa destacan por su originalidad, fruto del clima que caracteriza la antigua provincia de Kaga, zona en la que actualmente se encuentra Kanazawa.
Dulces jōnamagashi: el poder de los maestros artesanos
En la elaboración de los dulces jōnamagashi se utilizan ingredientes y motivos inspirados en las cuatro estaciones y en la literatura clásica, al igual que los nombres que se les ponen.
El color y la forma; el sonido que se produce al pronunciar su nombre; el suave aroma que desprenden; lo que se siente al tocarlos; el gusto y la sensación en el paladar. Todos estos elementos reflejan el sentir de los maestros artesanos encargados de la elaboración de los dulces.
Los invitados a una ceremonia del té esperan con emoción los dulces que les servirán junto al té, cuyo contenido desconocen hasta el momento en que llegan a su asiento.
“La gente de Kanazawa es de buen paladar y gran conocedora de los utensilios que se utilizan, tanto para servir los dulces como en la gastronomía en general. Es imprescindible adquirir la conciencia y las habilidades necesarias para responder a eso. Los maestros artesanos tenemos una capacidad especial para decidir de qué manera expresarlo”, explica Yoshihashi Hironobu, del afamado establecimiento Yoshihashi.
Imágenes cortesía del programa Naze daka Kanazawa: mitsukete Kaga/Noto, del canal Kanazawa Cable Television Net.
Imagen del encabezado: coloridos dulces jōnamagashi, elaborados artesanalmente con sumo cuidado.
(Traducción al español del original en japonés)