El manga y el anime japonés de ayer y de hoy
Las cuatro décadas de Frederik Schodt como embajador del manga ante el mundo
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900 páginas sobre el “dios del manga”
“Tengo que admitir que me siento algo nervioso al hablar ante un público compuesto por tantos amigos”, dijo Frederik Schodt al comienzo de su charla en las oficinas de la Fundación Japón en Tokio, el 8 de febrero de 2017. El veterano traductor, escritor y presentador del manga japonés al público extranjero no se equivocaba: su broma fue recibida con cálidas risas por parte de sus conocidos, entre los cuales se hallaban colegas traductores, artistas y representantes de Tezuka Productions, el estudio de animación que fundara en 1968 el legendario dibujante de manga Tezuka Osamu (1928-1989).
El último trabajo de Schodt, y el motivo por el que vino a Tokio es The Osamu Tezuka Story (La historia de Tezuka Osamu, 2016). Logrado con ayuda financiera de un programa de la Fundación Japón que apoya la publicación de obras literarias japonesas en idiomas extranjeros, este tomo de más de 900 páginas es la traducción completa de Tezuka Osamu monogatari, un manga de Ban Toshio que cubre la vida y carrera completas del “dios del manga”, quien creó Tetsuwan Atomu (Astro Boy) y muchas otras obras adoradas por los lectores. Fue serializada originalmente en Asahi Graph entre 1989, poco después de la muerte de Tezuka, y 1992, y presenta no solo el desarrollo de Tezuka como artista a lo largo de los años, sino también el desarrollo del propio Japón, desde el tumulto de la Segunda Guerra Mundial, a través de la reconstrucción de la posguerra hasta la moderna prosperidad del país.
“El manga y el anime son ahora un campo académico, y existen incluso maestrías y programas de doctorado sobre ellos en todo el mundo”, dice Schodt. “Elegí traducir este libro en parte porque era algo que los expertos ya estaban citando en sus trabajos, y pensé que merecía ser leído también en inglés”. Tezuka Osamu monogatari ya se ha traducido al francés, la primera vez que apareció en el extranjero, y también al italiano, portugués y coreano.
Una de sus sorpresas más agradables mientras traducía la obra, según Schodt, fue descubrir una cara familiar en sus páginas: la suya propia. En diciembre de 1978 Tezuka hizo un viaje a Los Ángeles, durante el cual visitó al animador de Disney Productions Ward Kimball en su casa. En una viñeta basada en una foto de los archivos de Tezuka Productions se puede ver a Kimball, acérrimo coleccionista de maquetas de tren, enseñándole a Tezuka uno de sus circuitos mientras Schodt, vestido con un chaleco, espera para interpretar.
Una introducción temprana al manga
Schodt vino por primera vez a Japón en 1965. Siendo un adolescente en una escuela internacional de Tokio, sus primeros años en el país no se vieron caracterizados por el amor al manga. “La verdad es que no recuerdo que hubiera una gran afición por el manga en aquella época”, dijo en la charla. “Desde luego, no como hoy, que puedes ver baldas llenas de mangas incluso en restaurantes de ramen y cafeterías”. Su enamoramiento hacia los cómics japoneses no comenzaría hasta su época universitaria, cuando regresó una vez más a Japón en 1970 como estudiante de intercambio en la ICU (Universidad Cristiana Internacional), en el oeste de Tokio.
El programa intensivo de japonés de la ICU requería ocho horas de clases al día, pero el joven Schodt convirtió el manga en parte de su aprendizaje fuera del aula. “Había una especie de boom del manga en la universidad, en aquella época, y yo también me enganché”. Recuerda aficionarse a Akatsuka Fujio, cuyos trabajos llenos de bromas, como Osomatsu-kun y Tensai Bakabon (El genial Bakabon) era de fácil acceso para un estudiante inicial del idioma. “Pero entonces un amigo me dijo: ‘Tienes que leer Hi no tori’. Cuando conseguí una copia fue una revelación. Reflejó de verdad las ideas filosóficas que estaba considerando en aquellos momentos”.
Hi no tori (conocido en español como Fénix y también como Pájaro de fuego) es una enorme e inacabada serie de Tezuka, ambientada en eras que van desde el pasado mítico hasta un futuro de ciencia-ficción, y que explora todo tipo de temas, desde la inmortalidad y la muerte hasta la religión y la naturaleza humana. Fue el primer trabajo de Tezuka del que Schodt se encargó como traductor.
Después de graduarse, regresó a los Estados Unidos y realizó varios trabajos, incluyendo ser guía turístico para grupos de japoneses. El deseo de mejorar su habilidad de interpretación lo llevó de vuelta a Tokio en 1975 con una beca del Ministerio de Educación. Se reencontró con sus amigos de la ICU Sakamoto Shinji, Ueda Midori y Jared Cook, y formaron un grupo llamado Dadakai, evento que marcó el comienzo de su carrera como traductor de manga.
Dadakai no duraría mucho, pero mientras funcionó sus miembros visitaron algunos de los titanes del manga para conseguir permisos para traducir sus obras. Schodt recordó, ante la risa de los presentes, la llamada en frío que hizo con Cook a Matsumoto Leiji, el autor de Uchū senkan Yamato (Acorazado Espacial Yamato) y Ginga tetsudō 999 (Galaxy Express 999). “Nos dijeron que a Matsumoto le gustaban las motocicletas, así que decidimos causarle buena impresión yendo a visitarlo en moto… ¡Y vestidos de cuero de arriba a abajo, por supuesto!” Aunque nunca lo publicaron, tradujeron una parte de su trabajo gracias a aquella visita.
Conocer al “dios del manga”
El éxito llegó con Tezuka Osamu. En 1977 Schodt visitó Tezuka Productions para pedir permiso para traducir Hi no tori al inglés. “Conseguimos una cita con Matsutani (Takayuki, el actual presidente de la empresa) y fuimos a verlo. Parecía tener sueño ese día; recuerdo que llevaba zapatillas”. (Matsutani sonrió desde el público de la charla de Schodt, y concordó que probablemente fuera cierto; Tezuka era famoso por sus horarios espantosos, y el equipo de su empresa se veía presionado para mantener el ritmo.) “¡Imaginen nuestra sorpresa cuando apareció el propio Tezuka! Después me dijeron que había pensado que yo era una figura imponente, por mi estatura, y que daba un poco de miedo, con mi pelo estilo años setenta…”
Sin embargo, al gran artista no le asustaba la idea de trabajar con Schodt. El estadounidense acompañaría a Tezuka en varios viajes al extranjero, actuando como su intérprete. Y lo que es más importante, tradujo muchas de sus obras al inglés, compartiéndolas con un público de aficionados al manga cada vez más numeroso.
El primer trabajo de Tezuka que Schodt y Cook tradujeron fue Hi no tori. Terminaron el manuscrito en inglés de los primeros cinco volúmenes, pero dada la falta de un mercado de manga traducido, en aquel momento, quedaron sin publicar durante casi un cuarto de siglo. En 2002 comenzaron a ser publicados por la editorial estadounidense Viz Media, y la pareja de traductores completó el conjunto de doce volúmenes, que se vio por fin publicado en su totalidad en 2007.
Del catálogo de obras de Tezuka Schodt también tradujo los 23 volúmenes completos de Tetsuwan Atomu, la obra más popular del “dios del manga” en Japón, y Tsumi to batsu, la versión en manga de Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski. También tradujo Pluto, obra de ocho volúmenes que consiste en una reinterpretación ampliamente expandida de un único episodio de Tetsuwan Atomu dibujado por Urasawa Naoki.
Hombre muy especializado
Aparte de la obra de Tezuka, Schodt ha traducido Hadashi no Gen (Gen el descalzo); trabajó con Jared Cook en 1978 para producir una versión en inglés del segundo volumen de la historia semiautobiográfica de Nakazawa Keiji sobre el bombardeo atómico de Hiroshima. En los noventa tradujo Kōkaku kidōtai (Ghost in the shell), de Shirow Masamune, trabajando con el famoso editor Toren Smith, de Studio Proteus, una de las primeras empresas en concentrarse en localizar manga japonés para lectores en inglés.
“Otro manga fue uno que de hecho traduje dos veces”, contó a los presentes durante la charla. “Se trata de Berusaiyu no bara (La rosa de Versalles), de Ikeda Riyoko. La primera vez lo hice en 1978, creo, cuando traducía para la empresa de servicios lingüísticos Simul International. Conseguimos el encargo de hacer una traducción rápida, de cualquier manera… nada para publicar, simplemente para enviar el material a unos guionistas de Hollywood, quienes montarían un guion para el director francés Jacques Demy. Lo convirtió en 1979 en Lady Oscar, una versión en imagen real de la historia. Mi segunda traducción, hecha sobre 1980, fue tan solo de los dos primeros volúmenes. Fue para San’yūsha, una editorial que quería convertirla en una especie de libro de texto para estudiantes japoneses de inglés”.
Schodt también es un experto traductor de otro material, aparte del manga, además de ser autor por derecho propio de textos sobre cultura popular, historia y mucho más. Como dice en su página web: “Pese a lo populares que son el manga y el anime hoy día, conozco a muy pocas personas que se ganen realmente la vida traduciéndolos exclusivamente; la mayoría nos vemos obligados a trabajar en otras áreas también”. En su charla, sin embargo, reía: “Solo escribo cosas muy especializadas que no venden. Y me siento orgulloso”.
Entre sus publicaciones se encuentran The Four Immigrants Manga (El manga de los cuatro inmigrantes, 1998), una traducción de un volumen de 1931 de Henry Yoshitaka Kiyama, retrato de las vidas de cuatro hombres japoneses que viven en Estados Unidos entre 1904 y 1924. Schodt dio vida a las historias de esas páginas con copiosas notas históricas y un prólogo en el que contextualizaba las experiencias de esos jóvenes un siglo atrás. También es autor de Dreamland Japan (Japón, tierra de sueños, 1996), una guía sobre los desarrollos en el mundo del manga japonés tras la burbuja económica, el único de sus libros que ha sido traducido al japonés (como Nippon manga ron); además publicó The Astro Boy Essays (Los ensayos de Astro Boy, 2007), una colección de escritos sobre Tezuka Osamu, su trabajo y su impacto en la cultura japonesa.
Un pionero en el arte de compartir la cultura pop de Japón
Antes de todo esto, no obstante, escribió en 1983 Manga! Manga! The World of Japanese Comics (¡Manga! ¡Manga! El mundo de los cómics japoneses). Como apuntaba la moderadora de su charla, la traductora de cómics e investigadora de Manga Shiina Yukari, esta publicación llegó mucho antes de su tiempo: era una visión del vibrante mundo del manga que apareció décadas antes de que apareciera nada parecido al boom del manga en los mercados occidentales a finales del siglo XX. En Japón, sin embargo, el libro causó furor, e hizo que Schodt recibiera un premio Manga Oscar de la Asociación de Dibujantes de Japón. Al reconocimiento del libro ayudó mucho Tezuka Osamu, quien apareció junto a Schodt en un evento de firma de libros en unos grandes almacenes de Tokio.
“Cuando Tezuka firmaba un libro”, recuerda Schodt, “no se contentaba con poner solo su nombre. Siempre añadía un rápido boceto de uno de sus personajes, lo cual agradaba sobremanera a sus seguidores. Estoy seguro de que había alguien de su empresa allí - probablemente Matsutani - diciéndole: ‘De prisa, maestro; no podemos estar aquí todo el día’. Pero él insistía en añadir su toque personal en toda interacción con quienes iban a verlo”.
“¡Y desde luego no estaban ahí para verme a mí!” se reía Schodt, quien dijo que aquel fue casi sin ninguna duda el mejor día que habían visto las ventas de su libro.
Se espera que su último libro también tenga buenas ventas. The Osamu Tezuka Story es una lectura animada, pese a su abrumadora longitud, y presenta una mirada detallada sobre la vida del artista, desde su infancia hasta el final de su ilustre carrera. También arroja luz sobre el desarrollo de Japón sobre buena parte de la era moderna, desde los días de preguerra de la niñez de Tezuka, a través de la oscuridad y privaciones del periodo de guerra y el principio de la posguerra, hasta el momento en el que el país regresó a la prosperidad moderna.
La parte más dura de la traducción, señalaba Schodt, no era parte de la presentación pictórica de Ban sobre la vida de Tezuka, sino las extensas listas de todos los trabajos producidos por el maestro durante su extraordinariamente productiva carrera. Con una duración de unas cuarenta páginas del libro, estas listas presentan todos los mangas conocidos de Tezuka, los animes, ensayos y otros trabajos, en orden cronológico. “Es un verdadero desafío hacer este tipo de traducción. Haces listas con los títulos originales, pero algunos de ellos ya se han traducido al inglés, así que hay que usar los títulos traducidos. ¿O no? A veces los títulos los creaban traductores que, francamente, no estaban a la altura. Y a veces puedes tener títulos en inglés, añadidos a las ediciones japonesas por los editores originales, que no se pueden usar. Hay que hacer verdaderos malabarismos para decidir con qué quedarse y qué eliminar”.
“Mi editorial ha sido muy amable al sugerir que quizá no necesitábamos ese material”, dijo Schodt, “pero lo traduje de todos modos. Sentí que era mi deber, de alguna forma”.
Los aficionados angloparlantes al manga pueden estar agradecidos de que el sentido del deber de Frederik Schodt lo haya llevado a compartir fielmente los deleites que descubrió en el mundo del manga japonés.
(Traducido al español del original en inglés. Imagen del encabezado: Frederik Schodt se dirige en Tokio a un público repleto de caras conocidas, el 8 de febrero de 2017.)