“Hacer de la derrota una victoria” (parte 2): Yamaoka Tesshū
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Yamaoka Tesshū, un samurái que sirvió en el sogunato de los Tokugawa, ejerció de profesor particular del Emperador Meiji cuando este tan solo contaba con 21 años, poco después de la Restauración Meiji, y logró ganarse su confianza hasta tal punto que pudo amonestarlo por una borrachera de sake. En 1883, después de abandonar su cargo en el Ministerio de la Casa Imperial, compró un terreno en Yanaka para construir el Zenshō-an, un lugar para rezar por las almas de los caídos durante la Restauración Meiji. Fue el fundador de este templo del budismo zen.
Yamaoka Tesshū, el hombre que logró que el castillo de Edo se rindiese sin derramamiento de sangre
En la guerra Boshin combatió el ejército del nuevo Gobierno formado principalmente por los señores feudales de Satsuma y Chōshū contra las antiguas fuerzas del bakufu, el Gobierno del shogún. El último shogún, Tokugawa Yoshinobu, se convirtió en enemigo del Emperador después de una aplastante victoria de las fuerzas gubernamentales en la primera batalla de Toba-Fushimi que tuvo lugar a finales de enero de 1868. El ejército del nuevo Gobierno trató de invadir Edo seguidamente con unos 50.000 hombres. Se decidió llevar a cabo una ofensiva total el 15 de marzo.
Katsu Kaishū, que entonces era un alto cargo en las fuerzas del shogún, se puso manos a la obra para evitar esta ofensiva y preparó una carta en la que expresaba la subordinación de Tokugawa Yoshinobu. El destinatario era Saigō Takamori, uno de los hombres más poderosos del ejército del nuevo Gobierno que estaba asentado con los suyos en la provincia de Sunpu (hoy Shizuoka). Katsu le encargó llevar esta carta a Yamaoka Tesshū. El 9 de marzo Tesshū llegó a Sunpu, donde se encontró con Saigō Takamori y le pidió sin demora que pensase si quería llevar a cabo el ataque de esa forma.
Saigō Takamori contestó lo siguiente: “Nunca he pretendido causar una insurrección en el país. Pero atacaré para hacer frente a estas personas sin escrúpulos.”
La respuesta de Tesshū no se hizo esperar: “Tokugawa Yoshinobu muestra su voluntad de subordinación y está esperando la respuesta del Emperador en el Kan'ei-ji de Ueno. Aunque nos cueste la vida, cumpliremos con el mandato del Emperador.” “Si no se acepta la voluntad de Yoshinobu, no quedará otro remedio. A mi solo me quedará morir. En este caso, aunque la casa Tokugawa está debilitada, no seré solo yo el que esté dispuesto a morir, pues me seguirán 80.000 abanderados. ¿Querrá atacar aún sabiendo esto?.” “Solo espero que Edo no se convierta en un mar de fuego. Por favor, ayude al pueblo”, imploró el samurái.
Saigō Takamori se marchó y después de consultar con el Estado Mayor, prometió detener el ataque si se aceptaban una serie de condiciones.
Gracias al trabajo de Yamaoka Tesshū, Saigō Takamori y Katsu Kaishū pudieron mantener una reunión los días 13 y 14 de marzo. Gracias a esto se logró evitar el ataque total al castillo de Edo que estaba planeado para el día 15.
Katsu invitó a Saigō a que le acompañase al atardecer al pequeño monte Atago situado a un kilómetro al sur del castillo de Edo. Saigō Takamori susurró “Sin duda los Tokugawa cuentan con un excepcional vasallo”, y Katsu le preguntó a quién se refería. “Me refiero a Yamaoka, una persona para la que los fines están antes que la vida misma, su reputación o el dinero, ya que si no fuese ese tipo de persona no podría tratar temas de tanta importancia en estos tiempos que corren”, contestó Saigō.
Japón logró por muy poco evitar una guerra civil. El país podría haber terminado con su territorio dividido y convertido en una colonia si se hubiese lanzado a una guerra civil, dado que el Reino Unido apoyaba al ejército del nuevo Gobierno y Francia estaba con las fuerzas del bakufu.
Una gran obra que no es de derechas ni de izquierdas
Tras la Restauración Meiji, Yamaoka Tesshū recibió especialmente un gran apoyo de los derechistas y de todas las personas que se consideraban muy patriotas. Sin embargo, en el apogeo de la democracia durante la posguerra la figura de Tesshū cayó en el olvido. Todo lo relacionado con la derecha se convirtió en tabú.
Yamamoto Genpō fue considerado una persona de derechas. No cabe duda que esto se debe a la impronta que dejó su relación con personas como Yotsumoto Yoshitaka. Y eso a pesar de que también tuvo una estrecha relación con figuras más progresistas de la cultura como Iwanami Shigeo o Abe Yoshishige.
Podría ser un buen momento para abandonar el discurso del antagonismo entre la derecha y la izquierda que ha atravesado la historia moderna de Japón.
Si echamos la vista atrás y analizamos los actos de las personas que tomaron decisiones políticas fundamentadas en la idea de “hacer de la derrota una victoria”, con ejemplos como la rendición incondicional en la Segunda Guerra Mundial o la rendición del castillo de Edo sin derramamiento de sangre, nos daremos cuenta de la debilidad argumental de los que lo dividen todo en cuestiones de “derechas” o de “izquierdas”.
Japón puso en marcha la Restauración Meiji y la reconstrucción de posguerra tras tomar decisiones vitales. Es natural que ambas resoluciones sean altamente valoradas en la historia universal. Los importantes actos de estos dos hombres vinculados al Zenshō-an son dignos de admiración. Sin duda el espíritu del zen estaba dentro de ellos.
Texto: equipo editorial de Nippon.com