La tradición primaveral de las ceremonias de entrada
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La plaza SL, llamada así por la locomotora de vapor (Steam Locomotive) C11 que se exhibe al oeste de la estación de Shinbashi, se llena al anochecer de cualquier día de la semana de oficinistas que vuelven del trabajo a casa, algunos caminando a duras penas después de tomar unas copas al finalizar el trabajo. Es también un punto caliente para los reporteros de televisión que salen a buscar al “hombre de la calle” para dar consistencia a sus reportajes con la perspectiva de los veteranos trabajadores sobre la vida en las “trincheras” de las empresas japonesas.
Sin embargo una noche, cuando me encontraba esperando en el andén de Shinbashi para tomar el tren a casa, miré a la plaza y la encontré ocupada prácticamente en su totalidad no por experimentados hombres de negocios, sino por jóvenes trabajadores recién reclutados. Estos shinnyū shain parecían llenos de juvenil optimismo, ataviados con sus nuevos e impecables trajes tras su primer día de trabajo. Como las flores del cerezo que pueden ser disfrutadas por un breve período de tiempo, ellos eran un conmovedor símbolo de esta época primaveral.
Abril es el mes donde tienen lugar los nuevos comienzos en Japón: el nuevo año fiscal para las empresas y los asuntos gubernamentales, y el nuevo año escolar para los estudiantes. Tal vez el símbolo más enternecedor de los nuevos comienzos de abril sea la entrada de los niños en las escuelas y de los jóvenes adultos en sus nuevos trabajos. Si me inspirase a escribir un haiku sobre el mes de abril, este debería incluir una referencia a las relucientes mochilas de los alumnos de primaria, las randoseru, los holgados uniformes de los estudiantes de los institutos, o los trajes de color negro cuervo de los empleados que acaban de estrenar su primer año en la empresa.
Como estadounidense, uno de los aspectos más interesantes de toda esta novedad es la inclinación de los japoneses por celebrar ceremonias. En mis primeros días tanto en la escuela como en el trabajo, recuerdo que simplemente me presenté en el lugar y empecé ipso facto a trabajar. En Japón, no obstante, se celebra cada nuevo comienzo, desde el jardín de infancia hasta la vida en la empresa, con una ceremonia de entrada.
No parece que haya una estructura fija para las ceremonias de entrada en las escuelas (nyūgakushiki), pero los alumnos siempre tienden a estar regularmente uniformados desde el jardín de infancia hasta el instituto. El director se sitúa frente a los asistentes, saluda a todo el mundo, y comparte un mensaje corto. Cada alumno es llamado por su nombre, y éste responde con un vigoroso “¡presente!”. Puede que los profesores y alumnos también canten el himno nacional y la canción de la escuela, y un alumno de algún curso superior ofrezca un discurso de bienvenida. Seguidamente los estudiantes de cursos superiores mostrarán las instalaciones a los recién llegados, que podrán ver su aula, conocer a su profesor, y posteriormente será el momento de disfrutar de un almuerzo juntos, como una familia.
Las ceremonias de entrada son emocionantes, pero también pueden ser bastante estresantes cuando hay que decidir cómo vestir. Los estudiantes lo tienen fácil, ya que acuden con sus uniformes si la escuela dispone de estos, o trajeados. Los padres asisten normalmente con traje, pero tienen que enfrentarse al dilema de elegir la corbata “apropiada”. Las cosas se ponen más complicadas para las madres, ya que parece no existir una etiqueta universal. Un tema de discusión típico en foros de internet es si es más adecuado vestir un traje negro o azul marino, optar por algo con tonos pastel, o apostar fuerte y asistir en kimono. Otro tema de discusión popular es las repercusiones financieras de tomar esta decisión.
En algunos institutos y universidades un nuevo fenómeno ha empezado a saltar a la palestra. Tradicionalmente las ceremonias de entrada a la universidad eran algo que atañía solo a estudiantes, pero en los últimos años la asistencia de los padres se está convirtiendo también una constante. Las escuelas parecen haber dado la bienvenida a esta novedad, aunque han tenido que hacer a menudo preparativos especiales (la Universidad de Kansai tuvo que poner asientos para casi 5.500 padres en un pabellón separado y retransmitir la ceremonia en una pantalla). Se ha producido un giro en ciertas actitudes subyacente a este cambio, con los padres mostrando un mayor interés en asistir y los niños sintiéndose más inclinados a permitírselo.
Después de la escuela está la ceremonia de entrada en las empresas (nyūshashiki). Estas ceremonias tienen fama se ser algo formal, estirado, con los nuevos trabajadores prometiendo lealtad a la empresa y tediosos mensajes de la junta directiva. Aunque algunas pueden ser muy dinámicas. En años anteriores la ceremonia en la compañía de productos alimentarios Kagome en Nagoya fue “interrumpida” por un grupo local de “idols”, que obligó a los asistentes a vestir chaquetas de colores vivos (o de lo contrario todos hubieran vestido de negro para entonces), y a realizar un ejercicio llamado como una marca famosa de zumo de vegetales de la empresa.
Nasu Animal Kingdom, en la prefectura de Tochigi, tiene la costumbre de dar la bienvenida a los animales recién llegados y a los empleados en una ceremonia de entrada. Japan Airlines culminó una de sus ceremonias lanzando al viento aviones de papel cuidadosamente elaborados, mientras que All Nippon Airways, para no quedarse atrás, permitió que los nuevos empleados escribiesen mensajes en el fuselaje de un Boeing 747 fuera de servicio.
En mi caso, he sido un mero observador de ceremonias de entrada en Japón, por lo que no puedo hablar de los sentimientos y pensamientos de los participantes. Pero si hay una cosa que conozco es que no pasará mucho tiempo hasta que las flamantes mochilas para la escuela estén raspadas, los uniformes manchados, y los trajes arrugados. Como la flor de los cerezos, no obstante, un renovado conjunto de estos signos de la primavera volverá el próximo año.
(Traducido al español del original en inglés)