Aumentan los delincuentes reclutados en redes sociales y la tragedia del ‘dinero fácil’

Sociedad

El número de jóvenes implicados en el llamado yamibaito, o “trabajos clandestinos”, para el que son reclutados a través de redes sociales, parece no tener fin. Ese yamibaito es una forma de delincuencia que se aprovecha del deseo de ganar “dinero fácil”.

El peligro del yamibaito incluso en páginas web de reclutamiento legales

La Agencia Nacional de Policía está investigando cómo se iniciaron en el delito 2.373 personas detenidas en todo Japón entre enero y diciembre de 2023 como sospechosos de recibir, sacar y transportar efectivo en casos de estafas especiales. Los resultados mostraron que 991 personas, el 41,8 % del total, se habían iniciado en algún yamibaito para el que habían sido reclutados a través de redes sociales y otros medios. A este le seguía “haber sido presentado por un conocido”, con 763 personas, lo que representa el 32,2 % del total. 82 personas solicitaron puestos de trabajo señalados como “para jornaleros” en páginas web de reclutamiento legales o similares (Libro Blanco de la Policía, edición de 2024).

Un artículo publicado el 8 de noviembre de 2024 por Impress Watch, un sitio web que ofrece información sobre equipos informáticos, electrodomésticos, pasatiempos y otros temas, presentó una serie de casos confirmados de reclutamiento de yamibaito por medio de métodos de contratación como la aplicación Timey, que intermedia en empleos a tiempo parcial para que la gente trabaje en su tiempo libre.

La tendencia de los detenidos

Por lo que he podido averiguar, los detenidos por haber participado en un yamibaito suelen tener un bajo nivel educativo y carecen de la “capacidad de esperar éxitos en el futuro”, por lo que tienden a actuar con vehemencia si creen que tienen la oportunidad de conseguir un “gran chollo”. También se descubrió que los arrestados en una serie de robos en la región de Kantō este verano tenían medios de vida y situaciones inestables: ocupaciones desconocidas, trabajos a tiempo parcial, deudas.

Una encuesta del Ministerio de Justicia entre los reclusos también sugiere que hay un cierto número de jóvenes y adolescentes que desean “ganar dinero fácilmente”. Según la encuesta realizada por el Instituto de Investigación y Entrenamiento del Ministerio de Justicia entre delincuentes adultos y juveniles, entre el 1 y el 29 de enero de 2021, el porcentaje de los que respondieron afirmativamente al ítem “Quiero un trabajo en el que pueda ganar dinero fácil en lugar de trabajar duro” tendía a ser mayor entre los más jóvenes, especialmente entre los veinteañeros (50,3 %). (Libro Blanco sobre la delincuencia, edición de 2021).

Al preguntar a un agente de libertad condicional sobre la tendencia de los menores a solicitar trabajos clandestinos, me dijo que los que se involucran suelen ser jóvenes que han salido de centros de acogida y no tienen a dónde ir, o jóvenes con demasiado tiempo libre, y que se les engaña fácilmente porque no conocen la sociedad y se involucran en trabajos clandestinos sin conocer los detalles.

La relación entre maltrato o negligencia domésticos y delincuencia

De entre las personas que habían realizado un trabajo clandestino con las que habló el autor, se sospechaban tendencias disfuncionales en más de la mitad de las familias. En particular, la mayoría de las familias estaban formadas por una madre biológica y un padrastro, lo que insinuaba la posibilidad de que no tuvieran arraigo en el hogar.

Existe una hipótesis que se centra en el proceso por el que los menores que han perdido su lugar en la familia, han sufrido abusos y otras dificultades en la vida se adentran cada vez más en un comportamiento delictivo. Se trata de la “hipótesis de la automedicación” propuesta por la doctora Nakano Atsuko, psiquiatra que ofrece asesoramiento en un reformatorio de menores de Osaka.

Los resultados de un estudio presentado por la doctora Nakano en la 117.ª asamblea general de la Sociedad Japonesa de Psiquiatría y Neurología (septiembre de 2021) permiten comprender una parte del trasfondo para llegar a consumir cannabis entre los menores y las razones por las que se convierten en traficantes de drogas. Según el estudio de Nakano, en el que se realizaron entrevistas individuales a 47 menores internados en un reformatorio juvenil, 41 de los 47 admitieron haber abusado de drogas, incluidos el cannabis, las drogas sintéticas LSD y MDMA, la cocaína y ciertos medicamentos con receta.

Además, el 55 % de ellos eran vendedores de drogas y más del 70 % eran politoxicómanos. Cuando se les preguntó por su historial de malos tratos, el 70 % de ellos afirmó haber sufrido alguno de los siguientes malos tratos: físicos, psicológicos, abusos sexuales y negligencia. Basándose en estos resultados, la doctora Nakano considera que tienden a hacerse adictos a drogas y otras sustancias porque no tienen cabida en sus familias, se enfrentan a dificultades para vivir y buscan “alivio del dolor = automedicación” en lugar de “placer”.

El agravamiento de la delincuencia por necesidad de sobrevivir

En respuesta a los resultados de esta investigación, la doctora Nakano señaló que “existe un patrón muy común en el que los chicos desarraigados del hogar empiezan a juntarse con otros amigos similares en busca de un lugar al que pertenecer, y a partir de ahí entran en el mundo de las drogas, el alcohol y la vida nocturna, y se contagian del mundo del mal, pero también se puede pensar que la delincuencia es también una forma de automedicación para sobrevivir”. Así se refería a las razones por las que los menores que crecen en hogares disfuncionales se adentran en la delincuencia.

La Encuesta sobre el Entorno de Vida y la Conciencia del Instituto de Investigación y Entrenamiento (Libro Blanco sobre la Delincuencia, edición de 2023) encuestó a 564 menores internados (508 chicos y 56 chicas) en el primer nivel de tratamiento(*1) y a 257 menores (143 chicos y 114 chicas) en libertad condicional, para investigar su situación real de maltrato. Los resultados mostraron que el 59,6 % de los 508 reclusos chicos y el 73,2 % de las 56 reclusas habían sido objeto de violencia física, como puñetazos y patadas, por parte de sus familiares, lo que confirma la encuesta del reformatorio, antes mencionada.

Porcentaje de reclusos menores de edad que han sufrido violencia familiar

En los casos apoyados por el autor, dos de ellos no solo fumaban cannabis, sino que también vendían drogas desde los quince años; ambos habían quedado marcados por la negligencia y otras tendencias disfuncionales en sus familias. No se puede descartar la posibilidad de que estos jóvenes formen una banda cuando sean invitados por traficantes de drogas y otras personas a trabajar de manera clandestina. Esto se debe a que es difícil rechazar una invitación para participar en yamibaito de un traficante de drogas o de una persona mayor.

Castigos severos incluso para los primeros delitos

Según el Estado del reconocimiento y las detenciones de estafas especiales en 2023 (versión en cifras fijas) publicado por la División de Delincuencia Organizada de la Agencia Nacional de Policía, 49 personas fueron detenidas como sospechosos principales (cabecillas) de yamibaito, lo que supone solo un 2 % del total. Por otro lado se detuvo a 1.856 personas encargadas a recibir o sacar dinero, lo que representa el 75,6 % del total de detenciones.

Hoy en día, cuando se detiene a un delincuente de yamibaito, ni siquiera en el caso de un primerizo puede evitar la cárcel, desde una perspectiva cautelar general, y a menudo son enviados a una institución penal.

Un exfiscal con el que hablé a través de un abogado me explicó las razones de los severos castigos a los delincuentes más bajos en la jerarquía.

“Aunque la persona que recibe dinero robado, la que saca dinero de un cajero con una tarjeta estafada y quien realiza la estafa telefónica son los últimos eslabones en la cadena de una estafa, es precisamente debido a que existen esos receptores, extractores y llamadores que se pueden cometer estos delitos. Por lo tanto, no se puede negar la importancia de su papel, y la necesidad de un castigo severo no cambia porque sean los últimos peones”(*2)

Desde 2021, cuando se enmendó la Ley Juvenil para castigar más severamente a los jóvenes de 18 y 19 años que cometen delitos, los delincuentes de esas edades implicados en yamibaito tienen prioridad para ser devueltos (se envía el caso al fiscal cuando un tribunal de familia decide que debe imponerse la pena) y juzgados en tribunales penales. La tendencia actual es a imponer penas más severas, aunque se trate de menores.

Posibilidad de reincidencia debido al endurecimiento de las penas para los delincuentes primerizos

Sin embargo, yo me opongo al endurecimiento de las penas para los delincuentes primerizos. Una de las razones es que la sociedad también es responsable. En los planes de educación no se han incluido suficientes conocimientos sobre información y carreras profesionales, lo que significa que los conocimientos de los adultos sobre el yamibaito son insuficientes para alertar a los menores sobre este problema.

La segunda razón es que, como se desprende de la historia, el endurecimiento de las penas no frena la delincuencia. Si se detiene a alguien por haber participado en un yamibaito, como en el caso de una estafa especial, incluso un primer delito conllevará sin duda una pena real, la expulsión del centro docente en el caso de los universitarios y el despido en el caso de los asalariados. Si una persona queda registrada como fuerza antisocial en las bases de datos de las instituciones financieras, incluso después de salir de un centro penitenciario no podrá abrir una cuenta bancaria y tendrá dificultades para firmar diversos contratos, como los de telefonía móvil y tarjetas de crédito. En el caso de un adulto, su nombre permanecerá manchado, como un tatuaje digital, en internet, lo cual puede dificultar sus oportunidades para encontrar trabajo o casarse. Como resultado no se puede romper el ciclo negativo de pérdida de esperanza y desesperación, el aumento de las tasas de reincidencia y las nuevas víctimas. En lugar de rehabilitarlos, los acorralan en un estrecho camino sin posibilidades de éxito en el futuro, lo que no hace sino aumentar la población de ese mundo clandestino.

Por estas razones, es poco probable que el endurecimiento de las penas para los delincuentes primerizos reduzca el número de solicitantes de yamibaito. Para rehabilitarlos, la sociedad debería apoyarlos y darles la oportunidad de rehacer su vida.

Cómo evitar crear semejante tragedia

Últimamente, los medios de comunicación alaban a los YouTubers y a los inversores carismáticos y afirman que “quienes ganan dinero con facilidad son increíbles”. Además, jóvenes y mayores, hombres y mujeres por igual, pasan mucho tiempo en las redes sociales recortando partes de su vida cotidiana para que parezca que llevan una vida reluciente y glamurosa, y así poder confirmar su propia existencia. Cuando los jóvenes ven estos mensajes es natural que anhelen conseguir una fortuna y vivir una vida reluciente.

El primer paso para evitar que los menores se adentren por el mal camino es cambiar ese excesivo ensalzamiento en las redes sociales, empezando por los adultos. Es más importante que la sociedad japonesa madure, lo que conducirá de forma natural a un cambio en las actitudes de los jóvenes.

(Traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Pixta.)

(*1) ^ El sistema de tratamiento escalonado divide a los presos en libertad condicional en cuatro etapas según su progreso en la rehabilitación, el grado de probabilidad de reincidencia y la necesidad de apoyo a la rehabilitación, y aplica ese tratamiento con diferentes niveles de implicación por parte del agente de libertad condicional, y de frecuencia de contacto, según cada etapa.

(*2) ^ Yamibaito ─ kyōaku-ka suru wakamono no riaru (Trabajo oscuro a tiempo parcial ── La realidad de los jóvenes cada vez más violentos; Editorial Shōdensha Shinsho).

crimen policía Justicia delitos