París 2024: la judoca Tsunoda Natsumi, en lo más alto tras una trabajosa carrera
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La judoca olímpica japonesa de más edad
El primer día de competiciones de los próximos Juegos Olímpicos París 2024 traerá combates de judo femenino en la categoría de hasta 48 kilos, en la que milita Tsunoda Natsumi.
Un oro para Tsunoda significaría repetir la hazaña de Tani Ryōko en esa misma categoría. Ocurrió en Atenas 2004, es decir, 20 años atrás. Como es sabido, el judo es uno de los fuertes de Japón.
En los juegos olímpicos, la competición de judo suele comenzar por los pesos inferiores. La primera medalla que pueda conseguir Japón en París se convertirá en la número 500 de su total histórico en los juegos de verano. Una ilusión más para la comandante del equipo femenino nipón.
Tsunoda consiguió su pase para París en junio del año pasado. Fue el primero de su carrera y le llegó a los 30 años. Afronta, pues, sus primeros juegos con 31 años y 11 meses, lo que hace de ella la judoca olímpica de más edad, superando a Hamada Shōri, que representó a su país en Tokio 2020 con 30 años y 10 meses.
Tsunoda comenzó a brillar como judoca cuando ya tenía 25 años. Ha dominado los campeonatos mundiales desde 2021, resolviendo siempre con ippon. Es una de las judocas más destacadas del momento.
Un cambio de categoría providencial
Pero esta aclamada judoca era una perfecta desconocida hasta ese momento. Nadie contaba con ella para los juegos olímpicos. El punto de inflexión fue su cambio de categoría en 2019.
Hasta entonces, trataba de obtener el pasaporte olímpico en los 52 kilos, una categoría muy competida en Japón, con grandes figuras como Abe Uta o Shishime Ai, que posteriormente ganarían oros olímpicos. Sus posibilidades, ya escasas, se vieron todavía más mermadas debido a una desafortunada lesión que estuvo a punto de terminar con su carrera deportiva. Ante las nulas perspectivas de ser elegida para Tokio 2020 en esa categoría, Tsunoda se vio obligada a tomar una decisión trascendental.
“Me veía ya mayor y estaba convencida de que Tokio 2020 sería mi última oportunidad de estar en unos juegos. Y dado que los 52 kilos resultaban imposibles, decidí jugar la baza del cambio de categoría”.
Fue así como Tsunoda pasó de los 52 a los 48 kilos, algo que no es habitual en el judo. Y no es que fuera una categoría carente de estrellas. Además de Tonaki Fūna, competían también Kondō Ami, bronce en Río de Janeiro, o Koga Wakana, campeona del mundo junior. Con semejante plantel, tampoco en esta categoría quedaba margen para la relajación o el engreimiento. Lo único que explica la difícil decisión tomada por Tsunoda es su inquebrantable determinación de representar a Japón en unos juegos olímpicos.
Pero el tiempo de que disponía para ir acumulando méritos era muy escaso. Finalmente fue Tonaki, varios años menor, quien salió al tatami de Tokio.
Cuando se supo eliminada de los juegos, Tsunoda llegó a pensar en retirarse de la competición. Pero justo antes de la cita olímpica ganó el campeonato mundial en los 48 kilogramos. Este logro la convenció de que todavía podía dar mucho de sí, y la sostuvo moralmente. “Estaba ese deseo de ir a unos juegos olímpicos y esa voluntad de seguir hasta el límite. Me reafirmé en mi deseo de seguir en la competición”, recuerda. “Todos los años me decía que si perdía sería el fin. Así, cada año y cada combate me jugaba el todo por el todo. Ganar o retirarme”.
Ahora que es ya una veterana, los años parecen rejuvenecerla. Por la forma en que logra inmovilizar a sus rivales en el suelo, diríase que está más fuerte que nunca.
Una confianza en sí misma muy bien fundamentada
Hay dos waza, o técnicas, que Tsunoda domina a la perfección y que sin duda serán sus principales armas en París: el tomoe-nage (lanzamiento circular), que bien ejecutado basta para resolver un combate, y el udehishigi-jūjigatame, técnica sobre articulación en el suelo.
En la formación de su peculiar estilo han intervenido, por una parte, las técnicas de grappling (agarre) propias de las artes marciales mixtas, que Tsunoda practica desde su época universitaria, y el jiu-jitsu. El jiu-jitsu es más variado que el judo en técnicas de suelo y articulaciones y conforme acumulaba experiencia en combate Tsunoda logró incorporarlas a su judo y ganar confianza en sí misma.
En el Grand Slam de Antalya (Turquía) de marzo, la última competición internacional disputada antes de los Juegos de París, en su combate de semifinales frente a la kazaja Abiba Abuzhakynova, que el año pasado ocupó el tercer puesto en el campeonato del mundo, logró colarse bajo el tronco de su rival de una forma muy similar al ezori del sumo y elevarla sobre sus hombros, obteniendo valiosos puntos y demostrando al mismo tiempo que no depende exclusivamente de las dos técnicas a las que nos referíamos más arriba. Y en la final, en la que se enfrentó a la nueva estrella del judo femenino, la turca Sila Ersin (21 años), consiguió un waza-ari con un airoso tomoenage, tras lo cual llevó a la turca al suelo, donde sentenció el combate con un poderoso udehishigi-jūjigatame (equivalente a un ippon). Consiguió así vencer en sus cinco combates con un ippon y posicionarse envidiablemente para los Juegos de París.
Tsunoda consigue su primer pase olímpico a los 31 años y después de muchos sudores. Esta judoca a la que tanto le ha costado llegar a la cima sabe que ha logrado abrirse paso gracias a su constancia y afición. En París quiere obtener un resultado que la convenza de que su perseverancia ha merecido la pena. Para ella misma y para todos los que la han acompañado y sostenido en sus momentos difíciles.
Sería mucho pedir que en una competición tan dura como unos juegos olímpicos Tsunoda vuelva a resolver todos sus combates con un ippon. Llega a París con la cautela de quien sabe muy bien lo difícil que es ganar. Ahora solo queda disipar toda vacilación y saltar al tatami con plena confianza en sí misma.
En el combate del 27 de julio Tsunoda apuesta toda su carrera deportiva.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Tsunoda Natsumi, que conseguiera la victoria final en la categoría de los 48 kilogramos del Grand Slam París 2022, en una fotografía tomada el 5 de febrero - Reuters)