Territorios del Norte: negociaciones paralizadas y desesperanza entre los antiguos residentes
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El desánimo de los antiguos habitantes de los Territorios del Norte
Estamos en Rausu, un pueblo del este de Hokkaidō situado al pie de la sierra de Shiretoko. Waki Kimio, de 83 años y oriundo de la isla de Kunashiri, vive en esta localidad con vistas a los Territorios del Norte. “Desde que Rusia invadió Ucrania, las negociaciones para la devolución de los Territorios del Norte no han avanzado nada y los antiguos residentes nos sentimos atrapados en un túnel del que no vemos la salida”, lamenta.
Waki presidió durante ocho años, hasta mayo de 2023, la Federación de Residentes de las Islas Kuriles y Habomai, una organización formada por antiguos habitantes de los Territorios del Norte. El pasado 7 de febrero participó en la Convención de Residentes que se organizó en Nemuro para conmemorar el Día de los Territorios del Norte y gritó proclamas para la devolución junto con los demás 750 asistentes.
El Día de los Territorios del Norte conmemora la firma, en 1855, de un tratado de amistad ruso-japonés que estableció la frontera entre Urup e Iturup, dos islas del archipiélago de las Kuriles. La Convención de Residentes es uno de los principales movimientos de la región para la devolución de las islas, pero la ciudad de Nemuro asegura que este año la asistencia se redujo en 100 personas. Las expresiones de los antiguos habitantes se han ensombrecido desde que el diálogo entre Japón y Rusia se interrumpiera a raíz de la invasión rusa de Ucrania.
El pasado 7 de febrero el Gobierno nipón organizó en Tokio la Convención Nacional para Pedir la Devolución de los Territorios del Norte. El primer ministro Kishida Fumio expuso que las relaciones entre Rusia y Japón se hallan en un punto difícil por la invasión de Ucrania y expresó su voluntad de lograr la devolución: “El Gobierno mantendrá su política dirigida a resolver el problema territorial y establecer el tratado de paz”. En concreto, la hoja de ruta de cara al futuro se limita a mostrar consideración por problemas como el envejecimiento de los antiguos residentes: “Nuestra máxima prioridad es retomar los intercambios con las cuatro islas, incluida la visita a los cementerios”.
Los Territorios del Norte se componen de las islas de Iturup, Kunashiri y Shikotan, más el archipiélago de las Habomai, que se hallan en el este de la región de Nemuro, en la parte oriental de Hokkaidō. Iturup es la más grande con 3.168 kilómetros cuadrados, una superficie similar a la de la prefectura de Tottori. La segunda más extensa es Kunashiri, que ocupa 1.490 kilómetros cuadrados, más que la isla principal de Okinawa.
De finales de agosto a principios de septiembre de 1945, después de que Japón aceptara la Declaración de Potsdam, el ejército de la antigua URSS ocupó las cuatro islas del norte. La situación se ha mantenido hasta nuestros días. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, sin embargo, insiste en que la frontera entre las islas de Iturup y Urup se fijó en el tratado de amistad ruso-japonés de 1855, que los Territorios del Norte jamás han formado parte de otro país y que pertenecen exclusivamente a Japón.
Rusia se opone a las sanciones y rechaza las negociaciones
Después de que Rusia se anexionara Crimea ―sur de Ucrania― en 2014, la Administración de Abe Shinzō priorizó las negociaciones de un tratado de paz y retomó pronto el diálogo con Rusia a pesar de las reticencias de Estados Unidos y otros países. En cambio, tras la invasión de Ucrania iniciada en febrero de 2022, la Administración de Kishida Fumio se alineó con los países occidentales para imponer sanciones económicas.
Respecto a la diplomacia con Rusia, que se basa en las sanciones, el primer ministro Kishida escribió en un artículo previo a la cumbre del G7 que se desarrolló en Hiroshima en mayo de 2023: “Al ser testigo de cómo Rusia intenta unilateralmente cambiar el statu quo por la fuerza, sentí el apremiante peligro de que Asia Oriental sea la Ucrania de mañana. Por eso decidí actuar con contundencia ante la agresión imponiendo sanciones severas a Rusia y ayudando a Ucrania”. Se suma al contexto el miedo de que condonar las acciones de Rusia pueda impulsar los movimientos de China y Corea del Norte en el exacerbado clima de seguridad en la región.
En marzo, justo después de que Japón anunciara sus sanciones, Rusia se negó a seguir con las negociaciones para el tratado de paz, incluidas las relativas a los conflictos territoriales, y canceló los intercambios sin visado que se mantenían desde 1992 entre residentes rusos y japoneses de las cuatro islas del norte. Han transcurrido ya dos años desde aquello. La situación de Ucrania se ha anquilosado y el diálogo sobre cuestiones de territorio entre los Gobiernos de Japón y Rusia continúa paralizado.
La brecha con la diplomacia proactiva
A pesar de comprender el porqué de las sanciones a Rusia, los antiguos residentes de las islas están desanimados por la enorme brecha entre la situación actual y la de la segunda Administración Abe (de diciembre de 2012 a septiembre de 2020), cuando se apostaba por una diplomacia proactiva con Rusia que incluyó varias cumbres con el presidente Putin.
Demos un repaso a las negociaciones sobre la devolución de los Territorios del Norte en la era Abe. En mayo de 2016, en una cumbre mantenida en la ciudad rusa de Sochi, el primer ministro Abe anunció una política para impulsar las negociaciones del tratado de paz con un “nuevo enfoque” y se puso de acuerdo con el presidente Putin. Posteriormente, en una cumbre que se organizó en Singapur en noviembre de 2018, ambos acordaron acelerar las negociaciones basándose en la Declaración Conjunta entre la URSS y Japón, de 1956, que indicaba que la Unión Soviética entregaría el archipiélago de las Habomai y la isla de Shikotan una vez firmaran el tratado de paz. Aquel fue el momento en el que Japón, que hasta entonces se proponía recuperar las cuatro islas del norte, dio realmente un giro a su política de negociación para pactar la devolución de solo dos de ellas. (Sobre este tema, véase Principales hitos en las negociaciones sobre los Territorios del Norte).
Según las memorias de Abe Shinzō, en septiembre de 2018, cuando Putin le propuso formalizar el tratado de paz sin condiciones previas antes de terminar el año, Abe tomó la decisión de “ir a por todas” y “volver al punto inicial (de la declaración conjunta)” de cara a la cumbre que iba a tener lugar en Singapur en noviembre del mismo año. Su estrategia consistía en dinamizar las negociaciones para el tratado de paz sobre los Territorios del Norte a la vez que fomentaba actividades económicas conjuntas partiendo de sus relaciones con el presidente Putin a nivel individual. Abe cuenta en el libro: “Si vamos a perseguir en serio la devolución de los territorios, primero debemos presentar una propuesta que interese a la otra parte”.
Mientras que los antiguos residentes expresaron su inquietud por el derrumbamiento del marco para el retorno de las cuatro islas, también albergaban grandes expectativas sobre el avance de las negociaciones, incluida la relación personal entre los cabezas de Estado. Waki Kimio, el exresidente de la isla de Kunashiri arriba mencionado, recuerda las múltiples ocasiones en que habló con Abe en el desarrollo de sus actividades para pedir al Gobierno que remediara el conflicto territorial: “Abe estaba muy comprometido en resolver el problema de los Territorios del Norte”.
Cabe apuntar que las negociaciones con Rusia ya estaban estancadas antes de la invasión de Ucrania. En diciembre de 2018, Putin sugirió que le preocupaba la posibilidad de una movilización militar de Estados Unidos en los Territorios del Norte después de firmar el tratado de paz. Rusia insistió en la necesidad de reconocer que había adquirido legalmente las islas como resultado de la Segunda Guerra Mundial y reformó su constitución en julio de 2020 para prohibir la cesión de territorio. Hubo quien tildó de fracaso la diplomacia de la Administración Abe con Rusia por realizar concesiones a cambio de poco. Ante estos y otros acontecimientos, el entonces primer ministro Suga Yoshihide ―sucesor de Abe― y el actual primer ministro Kishida dejaron de mostrar una actitud positiva hacia las negociaciones con Rusia.
Medidas intimidatorias como la prohibición de entrada y la colocación de la bandera nacional en un faro
Tras invadir Ucrania, Rusia no solo ha interrumpido las negociaciones, sino que viene adoptando medidas intimidatorias para con los Territorios del Norte. En mayo de 2022 prohibió la entrada del primer ministro Kishida y otros funcionarios gubernamentales, así como a los activistas de la recuperación de los territorios, y en abril de 2023 declaró “organización no grata” a la Federación de Residentes de las Islas Kuriles y Habomai.
En Kaigara, una isla de las Habomai situada a 3,7 km del cabo Nosappu ―el extremo más oriental de Hokkaidō― que se observa a simple vista desde allí, se han detectado movimientos “para demostrar el control efectivo” (según antiguos residentes) de Rusia. En verano de 2023, ignorando los derechos territoriales de Japón, Rusia plantó su bandera nacional, repintó las paredes e instaló una cruz ortodoxa en un faro construido por los japoneses.
Lo grave para las personas implicadas es que ahora es imposible viajar a las cuatro islas del norte. Rusia mantiene anulado el acuerdo entre Gobiernos sobre los intercambios sin visado y la libertad de tránsito. La visita a los cementerios de los Territorios del Norte, cuyo marco se conserva desde la perspectiva humanitaria, también se ha visto dificultada al declararse como “organización no grata” la Federación de Residentes de las Islas Kuriles y Habomai, a la que pertenecen muchos antiguos residentes de las islas.
La medida ha asestado un duro golpe a la moral de los antiguos isleños, que llevan 60 años ―con algunos periodos de interrupción― visitando las tumbas y desde 2022 se han visto obligados a conformarse con rezar desde el barco en una “ceremonia conmemorativa en el mar”.
Una vía para negociar
La media de edad de los antiguos residentes de los Territorios del Norte asciende a los 88 años y medio; no les queda mucho tiempo. A finales del pasado marzo, su población se había reducido a 5.135 personas, un 30 % de las 17.000 que había cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. El pesimismo propaga entre los ancianos exisleños, que ven difícil llegar a ver en vida la devolución de los territorios.
Tsunoka Yasuji, que va a cumplir 87 años y es natural de la isla de Yuri (archipiélago de Habomai), preside la sede de Nemuro de la Federación de Residentes de las Islas Kuriles y Habomai. El isleño, que sigue activo en su lugar de residencia, declara con gesto amargo: “Claro que siento ira contra Rusia. Y también es una lástima que el Gobierno japonés no encuentre una vía para negociar. Pero no podemos avanzar si estamos siempre enfadados. Difícilmente podremos negociar sobre los territorios si no mejoran las relaciones entre Japón y Rusia, así que ojalá que dejen de provocarse entre ellos”.
El profesor Iwashita Akihiro, del Centro de Investigación Eslavo-Eurasiático de la Universidad de Hokkaidō, apunta: “El alto el fuego en la guerra de Ucrania, que acabará llegando, será la oportunidad para retomar el diálogo en serio. Por más que antagonicen, Japón y Rusia son países vecinos y, por tanto, no pueden evitar interactuar por asuntos que afectan a ambos como los desastres, la seguridad marítima y la pesca, además de las negociaciones sobre toda la región del noreste de Asia. Lo que podemos hacer en estos momentos es mantener el máximo contacto posible y prepararnos para la siguiente oportunidad. Aunque ahora hay un gran muro que impide retomar las negociaciones para la devolución de los Territorios del Norte, estoy convencido de que los intercambios y las visitas a los cementerios pueden volver a establecerse en un futuro”.
Fotografía del encabezado: El archipiélago de las Habomai (centro), Shikotan (arriba a la derecha) y Kunashiri (arriba a la izquierda), frente a la costa del cabo Nosappu de la península de Nemuro, Hokkaidō. (Kyodo)
(Traducido al español del original en japonés.)