Trece años desde el Gran Terremoto del Este de Japón: el Emperador en las zonas damnificadas
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El “estilo Heisei” que caló entre los ciudadanos
En la rueda de prensa que ofreció el 23 de febrero en ocasión de su cumpleaños, el emperador Naruhito mencionó el terremoto de la península de Noto ocurrido el pasado 1 de enero, y expresó su deseo de visitar pronto la zona afectada: “Me siento profundamente apenado ante el gran número de víctimas del desastre, entre las que sigue habiendo personas desaparecidas y otras que se han visto obligadas a evacuar su hogar”.
Tras el Gran Terremoto del Este de Japón, el emperador emérito, que abdicó en abril de 2019, visitó junto a su esposa las víctimas del desastre durante siete semanas seguidas. En total hizo trece visitas a las tres prefecturas de Tōhoku afectadas (Iwate, Miyagi y Fukushima) antes de ceder el trono. Los actuales Emperadores visitaron las tres prefecturas en nueve ocasiones cuando Naruhito era aún príncipe heredero, y han mantenido cinco encuentros más (algunos virtuales a causa de la pandemia) con las víctimas después de la coronación. Los Emperadores siguen los pasos de sus predecesores en su consideración hacia los lugares castigados por desastres.
Durante su reinado, los ahora emperadores eméritos acudieron a las zonas perjudicadas por desastres lo antes posible, procurando a la vez que su visita no supusiera una carga para los residentes. La imagen del Emperador y la Emperatriz hablando con las víctimas, agachados o arrodillados durante las visitas a los refugios, una estampa inaudita en la era Shōwa (reinado del emperador Hirohito, 1926-1989), pasó a formar parte del llamado “estilo Heisei”.
La primera visita oficial del emperador Akihito a una zona de desastre tras ascender al trono fue en julio de 1991, cuando viajó a la prefectura de Nagasaki después de la erupción del monte Unzen. Akihito escuchó las explicaciones del alcalde de Shimabara con la camisa arremangada y se arrodilló para hablar con residentes que habían sido evacuados a un refugio de emergencia.
Este tipo de actitudes de los Emperadores fueron objeto de críticas. Una persona estrechamente relacionada con ellos recuerda: “Me dijeron que hubo quien se quejó a la Agencia de la Casa Imperial de que hicierámos arrodillarse a los Emperadores”. Sin embargo ellos mantuvieron sus maneras: “De pie no se oye la voz de las personas que están sentadas en el suelo del refugio, absolutamente agotadas. El deseo sincero de escucharlas fue lo que los motivó a adoptar esas conductas de forma natural”.
Los emperadores eméritos, muy interesados por las zonas damnificadas por el tsunami, visitaron Tōno (prefectura de Iwate), un municipio que desempeñó un papel clave en el apoyo logístico de la costa, en julio de 2013. Maekawa Saori, del Departamento Municipal de Cultura, les expuso las actividades del programa Rescate del Patrimonio Cultural, que restaura patrimonio dañado por el tsunami y coordina la donación de libros para los lugares afectados. Resultó que el príncipe Akishino había asistido a un acto de Rescate del Patrimonio Cultural organizado en Tokio y el Emperador señaló: “El príncipe Akishino me habló de ello”. La emperatriz Michiko observó, demostrando una gran consideración: “La donación de libros es complicada y laboriosa, ¿verdad?”. Maekawa se sintió muy apoyada al saber que toda la familia imperial seguía sus discretos esfuerzos.
Los actuales Emperadores también otorgan mucha importancia a los encuentros cara a cara. En junio de 2023, hicieron su primera visita a una zona damnificada desde el ascenso al trono del emperador Naruhito y comparecieron en la ceremonia nacional de plantación de árboles del municipio de Rikuzentakata, de la prefectura de Iwate. En el Museo Conmemorativo del Tsunami del Gran Terremoto del Este de Japón, el Emperador comentó a la guía Hitokabe Masuyo: “Su padre era pescador, ¿verdad? Debió de trabajar muy duramente”. En la documentación que había enviado al Gobierno prefectural antes de la visita de los Emperadores, Hitokabe mencionaba que el barco y el equipo de pesca de su padre habían sufrido daños por el tsunami y el comentario del Emperador demostró que estaba bien informado de ello: “Solo con decirme eso, sentí que empatizaba con todo lo que yo había ido acumulando en el corazón”.
Apoyar sin decir “ánimo”
“Qué experiencia tan dura”. “¿Cómo están?”. “Cuídense”. La mayoría de las interacciones de los emperadores eméritos con los damnificados al visitar refugios de evacuación eran concisas. Escuchaban en silencio lo que les contaban y nunca decían “ánimo”. Haketa Shingo, director de la Agencia de la Casa Imperial cuando se produjo el Gran Terremoto del Este de Japón, reflexiona sobre el significado de aquellas palabras: “No iban con la intención de animar. Eran visitas de cortesía para ofrecer empatía a aquellas personas en apuros. Así es como las víctimas se sienten apoyadas y se les instila valor. Sus expresiones rígidas y afligidas se transformaban al recibir la visita de Sus Majestades. Parecía que les inspiraban optimismo”.
Kawashima Yutaka, chambelán principal de los Emperadores entre 2007 y 2015, escribe en sus memorias: “Diría que Sus Majestades, a pesar de la calma con la que hablaban con las víctimas, debieron de quedar afectados por su tristeza para el resto de su vida. A la vez, creo que ambos albergaban una cierta contención, como si temieran que los que no habían vivido el desastre fueran incapaces de comprender el dolor de los afectados. Pienso que les toca una tarea muy dura a la que es imposible acostumbrarse, pero, aun así, se desplazan hasta el lugar y desempeñan el papel de acompañar a esas personas”.
Como apunta Kawashima, los sentimientos de los emperadores eméritos respecto al pueblo no son pasajeros. Cuando atendieron a la ceremonia conmemorativa del décimo aniversario del Gran Terremoto de Hanshin-Awaji, ocurrido en 1995, un representante de las familias de las víctimas les ofrendó unas semillas de girasol. Eran de unos girasoles que los vecinos habían plantado en el solar donde antes estuvo la casa de Katō Haruka, una niña de 12 años que había fallecido en el desastre. La pareja imperial las plantó en el jardín de su residencia y las siguió cultivando año tras año. El Emperador compuso un poema sobre los girasoles en el último festival de poesía de su reinado:
“These sunflowers grown
From seeds presented to us
How tall they now are
Their leaves spreading out widely
In the early summer light”.
(Las semillas de girasol / que nos regalaron crecen / y abren sus hojas / bajo el sol de principios de verano.)
Ya convertidos en emperadores eméritos, siguieron plantando girasoles todos los años en su nueva morada, el palacio imperial Sentō.
Un carácter concebido y encarnado por el propio Emperador
El Emperador efectuó un gran número de visitas a las zonas afectadas por el Gran Terremoto del Este de Japón, pero su salud no siempre estuvo intacta. En otoño de 2011, el año del desastre, ingresó en el hospital por una bronconeumonía y al año siguiente se sometió a una cirugía cardíaca de bypass. Aunque Haketa y otras personas de su entorno le recomendaron que redujera sus obligaciones, él continuó visitando las zonas de desastre. En el discurso que ofreció en agosto de 2016 para comunicar su intención de abdicar, afirmó: “Siempre he considerado importante que el papel del Emperador sea, antes que nada, rogar por la paz y la felicidad del pueblo, pero también que a veces esté junto a ese pueblo para escucharlo y saber qué piensa. Puesto que el Emperador es un símbolo, para desempeñar ese rol de símbolo de la unidad nacional, he creído necesario esperar que el pueblo comprenda esa posición simbólica y que el Emperador sea profundamente consciente de su condición, ahondando en su comprensión sobre el pueblo, cultivando la consciencia de que siempre está con él. En este sentido, me he convencido de que viajar a distintos lugares de Japón, en especial zonas e islas remotas, constituye también un valioso acto simbólico del Emperador”.
El emperador emérito ha buscado encarnar esos conceptos de “símbolo de Japón” y “símbolo de la unidad nacional” que establece la actual Constitución de Japón, y la mayoría de los ciudadanos le han entregado su confianza y su empatía. Haketa cree que su comparecencia en las zonas damnificadas fue el resultado de una reflexión profunda y detenida de cómo encarnar un símbolo.
La trayectoria heredada de la búsqueda
El emperador Naruhito, nacido después de la Segunda Guerra Mundial, heredó la trayectoria de buscar el papel simbólico del Emperador. En una conferencia de prensa en su cumpleaños, en febrero de 2018, antes de ascender al trono, declaró: “Al igual que el emperador [Akihito] se dedicó en cuerpo y alma a desempeñar sus funciones como símbolo, asumiré las obligaciones oficiales de las que voy a tomar el relevo y las ejecutaré todas con diligencia”.
En junio de 2023, el Emperador visitó el municipio de Rikuzentakata, en la prefectura de Iwate, y asistió a una interpretación musical con una viola elaborada con una parte del Pino Milagroso, un árbol que resistió al tsunami y se convirtió en símbolo de la reconstrucción posterior al desastre. En julio de 2013, siendo príncipe heredero, Su Majestad había tocado la viola en un concierto periódico de la Orquesta de Antiguos Alumnos de la Universidad Gakushuin: se reunía con ella por primera vez en diez años.
El fabricante de instrumentos de cuerda Nakazawa Muneyuki, de 83 años, ha elaborado once instrumentos —entre violines, violas y violoncelos— con madera obtenida de entre los escombros de Rikuzentakata y el tronco de un pino muerto. Cuando la emperatriz Michiko asistió a un concierto de violines del tsunami en enero de 2013, Nakazawa le comentó que quería que el príncipe heredero (ahora el emperador Naruhito) tocara uno de estos instrumentos, deseo que se vio cumplido en el concierto de julio del mismo año.
Nakazawa viene trabajando en un proyecto con el que quiere reunir a mil músicos, entre profesionales y aficionados, que toquen en relevos violines y otros instrumentos elaborados con restos del tsunami como iniciativa para conservar el recuerdo del desastre. La emperatriz emérita Michiko le dijo: “La música tiene el poder de conmover a las personas. Es un trabajo que debe continuar cuando nosotros ya no estemos”. Sus palabras parecían solaparse con la imagen del Emperador en contacto constante con los ciudadanos, y el artesano reconoce que se le saltan las lágrimas al recordar aquel momento.
Sasaki Taku, alcalde de Rikuzentakata, recuerda así la visita de los Emperadores: “Era como si el tiempo avanzara despacio, generando un ambiente sereno que permitía a las víctimas expresar lo que encerraban en su interior. Pareció que se creaba un lugar especial”. Haketa Shingo, que asistió incontables veces a escenas como aquella, explica, con mucho sentimiento: “Esa es la esencia del Emperador simbólico. Eso no lo puede hacer ningún político o funcionario”.
El emperador Naruhito construirá una nueva imagen del emperador simbólico durante su reinado, la era Reiwa. Seguramente no tarde en visitar, junto a la emperatriz Masako, la zona afectada por el terremoto de la península de Noto.
(Traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: en su viaje a Minamisanriku, en la prefectura de Miyagi, para visitar a las víctimas del Gran Terremoto del Este de Japón, los emperadores eméritos hacen una reverencia silenciosa, de cara a la zona devastada por el tsunami, desde un terreno elevado de la escuela primaria, el 27 de abril de 2011 en la localidad de Utatsu - Jiji Press.)
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