La tecnología echa una mano a las teleseries históricas de Japón

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Desde 1963, los taiga dorama de la cadena pública NHK, o series históricas de un año de duración, han sido un elemento básico de la televisión japonesa. Este año, la NHK, en constante lucha contra la competencia de los canales comerciales, ha recurrido a una tecnología innovadora y a nuevos enfoques para mantener altos sus índices de audiencia.

Un reparto sin miles de extras

Como fan de las películas de samuráis, crecí viendo obras maestras como Kagemusha (1980) y Ran (1985), de Kurosawa Akira, en las que el venerado director rodó escenas de batalla fastuosas y aterradoras desplazando a miles de extras por vastas llanuras. Por eso me quedé perplejo cuando la NHK me invitó a ver el rodaje de la batalla de Sekigahara (1600) dentro de un estudio.

Es cierto que el estudio Kadokawa Daiei de Chōfu es bastante grande, pero era difícil imaginar cómo iban a llevar a cabo el rodaje en interiores de la mayor y más importante batalla de la historia feudal japonesa, la que puso fin al periodo Sengoku (Estados Guerreros, 1467-1568) y condujo al establecimiento del shogunato Tokugawa.

Cuando entré en el edificio, la mayor parte del suelo del estudio estaba cubierto de tierra y arbustos, y había docenas de hombres en el campo de batalla; no eran muchos, desde luego. Entre toma y toma, el coordinador de acción Morokaji Yūta les daba instrucciones. Los soldados ensayaban sus movimientos, dando puñetazos, patadas y tajos con lentitud antes de que el ayudante de dirección, megáfono en mano, pusiera a todo el mundo en posición. Finalmente, gritó “¡Acción!” y todo sucedió en unos segundos: un torbellino de cargas, gritos y cuerpos volando.

Morokaji Yūta, con guantes, da instrucciones al reparto. (© Gianni Simone)
Morokaji Yūta, con guantes, da instrucciones al reparto. (© Gianni Simone)

Sin embargo, más que la acción que se desarrollaba ante mis ojos, mi atención se centró en la pared del fondo, donde un enorme panel LED mostraba a miles de soldados cruzando un paisaje del campo de batalla generado por ordenador. El mismo fondo aparecía en la pantalla de la cámara y se adaptaba a sus movimientos.

La recreación de la batalla de Sekigahara con un realismo cercano a la autenticidad. (© Gianni Simone)
La recreación de la batalla de Sekigahara con un realismo cercano a la autenticidad. (© Gianni Simone)

Un elemento básico de la televisión japonesa

Estas escenas forman parte del taiga dorama de este año, Dō suru Ieyasu (¿Qué harás, Ieyasu?). Un taiga dorama es una serie histórica emitida cada año por la NHK, la cadena pública del país. Se emite todos los domingos a las 20.00, durante todo un año, y es sin duda la producción más grande y cara de la televisión japonesa. Para dar una idea de la cantidad de trabajo necesario para realizar la serie de este año, unas 150 personas participan de diversas formas, ocupándose principalmente de la parte técnica de la producción. Solo el rodaje dura 15 meses, mientras que todo el proyecto, de principio a fin, requiere más de dos años.

El gran plató interior. (© Gianni Simone)
El gran plató interior. (© Gianni Simone)

Este es el sexagésimo segundo taiga dorama que la NHK ha realizado hasta la fecha. Casi todas las historias retratadas en estas series se basan en la historia real. En unos pocos casos, algunos de los personajes son ficticios, pero casi todas las teleseries se centran en figuras históricas. ¿Qué harás, Ieyasu?, por ejemplo, trata sobre la vida de Tokugawa Ieyasu, el señor feudal que a principios del siglo XVII unificó Japón y proporcionó más de dos siglos de paz.

“Alrededor del 60 % de todos los taiga dorama están ambientados en el periodo Sengoku o en torno a él”, explica el director de este año, Katō Taku. “Al fin y al cabo, se trata de uno de los periodos más interesantes y emocionantes de la historia de Japón. Presenta muchas batallas, y también a las tres figuras históricas, probablemente, más famosas: Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieyasu. Todos los japoneses los conocen, y los tres vivieron al mismo tiempo y mantuvieron una compleja relación, luchando y formando alianzas entre sí, según las circunstancias. Es un material perfecto para una telenovela”.

Incluso a corta distancia, las escenas de lucha parecen reales. (© Gianni Simone)
Incluso a corta distancia, las escenas de lucha parecen reales. (© Gianni Simone)

Aunque los taiga dorama han sido considerados durante mucho tiempo como los programas más prestigiosos de la televisión japonesa, e incluso han inducido al turismo a gran escala a lugares de la vida real, los índices de audiencia han ido descendiendo considerablemente en los últimos años. Las audiencias de más del 30 % de los buenos tiempos son un recuerdo lejano. A principios de la década de 1990, estas series aún lograban cifras respetables de entre el 24 % y 26 %, pero durante la mayor parte de la última década se han mantenido por debajo del 15 %.

Para renovar el género, la NHK ha recurrido recientemente a ídolos populares (como Matsumoto Jun, del grupo Arashi, y Kusanagi Tsuyoshi, exmiembro de SMAP) y ha elegido historias que despiertan el interés de los espectadores contemporáneos. “Una de las cosas que nos atrajo de la vida de Ieyasu es que vivió en una época peligrosa en la que el futuro era prácticamente impredecible. Esto permite que su historia resuene en la gente de ahora”, afirma Katō.

Katō prosigue: “Vivimos tiempos económicamente convulsos y acabamos de salir de la pandemia de la COVID-19. Durante los últimos tres años, muchas personas se han sentido ansiosas, enfadadas y aisladas, y ahora más que nunca comprendemos que si no reúnes fuerzas y luchas con tus amigos, no podrás superar esas dificultades. En otras palabras, ahora nos damos cuenta de que sobrevivir en estos tiempos no consiste tanto en demostrar fortaleza y liderazgo como en proteger lo que es importante para nosotros. Se trata de la bondad inherente al ser humano, de pensar en nuestros amigos y camaradas. Esto es lo que hace de Ieyasu una figura muy contemporánea. Sus acciones se basaban en esos sentimientos, y sus victorias se construyeron sobre relaciones de confianza duraderas”.

Una nueva tecnología para reavivar el entusiasmo

No hay duda, sin embargo, de que la baza de este año es la utilización de la última tecnología. Según Katō, dominar estas técnicas ha sido el desafío más grande en esta ocasión. “Hay unos 4.000 extras digitales ahí arriba”, dice. “Si se hace bien, el fondo armoniza con la escena rodada en primer plano, y podemos lograr las mismas espléndidas imágenes retratadas en antiguos rollos pictóricos del siglo XVII. Esto no se había hecho nunca. Antes, si querías tener movimientos de tropas y personas de ese tamaño, tenías que hacerlo como Kurosawa y utilizar un número asombroso de extras”.

Para las escenas de batalla se utilizaron extras con especiales habilidades atléticas. (© Gianni Simone)
Para las escenas de batalla se utilizaron extras con especiales habilidades atléticas. (© Gianni Simone)

Recrear esos preciosos rollos de pintura y biombos ha sido un reto sin precedentes, dice Katō. “Si intentas rodar eso en la realidad, tienes que llevar a todo el reparto y el equipo al lugar de rodaje. Luego hay todo tipo de factores que no puedes controlar, como las condiciones meteorológicas impredecibles o extremas. No hay tiendas cerca y todo el mundo se cubre de barro. En este sentido, el mayor propósito de la producción virtual es utilizar las nuevas tecnologías para crear una forma diferente de producir un taiga dorama, con la ventaja añadida de poder hacerlo en la seguridad y comodidad del estudio”.

Katō confiesa que poner a punto el aspecto técnico de esta producción no fue nada fácil. “La primera vez que lo intentamos fue el pasado enero, seis meses antes de que empezara el rodaje, pero los resultados fueron muy decepcionantes. Hubo un momento en que temí que no funcionara. Por suerte, al final todo encajó, y realmente se nota en las escenas multitudinarias, con las banderolas ondeando y miles de personas corriendo por las vastas llanuras”.

Dejando a un lado las batallas, otra de las grandes cosas del periodo Sengoku es el arte y la arquitectura japoneses de la magnífica cultura Azuchi-Momoyama (1568-1603), como los relucientes biombos de la época. “En la segunda mitad de la historia, que presenta menos escenas de batallas, queremos presentar los lujosos interiores de las mansiones de los samuráis a gran escala, y esta nueva tecnología será esencial para mostrar la riqueza de los castillos feudales de una forma que nunca se ha hecho antes. Estoy muy ilusionado al respecto”, afirma Katō.

Esta es la cuarta vez que Katō participa en la producción de un taiga dorama, y su segunda salida como director. “Esta vez queremos resaltar el factor de entretenimiento. Queremos que la gente se emocione y se divierta. Por supuesto, la guerra siempre es una tragedia, pase lo que pase, pero estamos mostrando los magníficos trajes de los samuráis, como los que aparecen en los viejos rollos. Hay mucha acción, incluida la de los ninja, y muchos giros y virajes. Nos estamos divirtiendo rodando esta teleserie, y esperamos que el público lo sienta también y lo comparta. Por supuesto, también estaría bien que el público aprendiera algo nuevo sobre este periodo histórico. Después de todo, quiero hacer algo que la gente de todas las edades disfrute viendo por televisión, igual que en el pasado”.

(Traducido al español del original en inglés. Fotografía del encabezado: El equipo se prepara para rodar mientras en la pantalla se libra una batalla virtual. © Gianni Simone)

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