‘Aomori Ale’, la cerveza artesanal creada por un exsoldado estadounidense en Hirosaki
Gastronomía Vida- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Una cerveza artesanal que no es estadounidense ni japonesa
Aomori Ale, una cerveza artesanal elaborada en Hirosaki, la ciudad creada a los pies del castillo del dominio Tsugaru, es popular por su aroma afrutado y su sabor suave. Su cervecería, Be Easy Brewing, fue fundada en 2016. Además de productos básicos como Aomori Ale, la cervecería produce dos cervezas nuevas cada semana y las envía a unas 300 tiendas en todas las prefecturas.
Muchos de los productos tienen nombres únicos sacados del dialecto de Tsugaru, como Kuchaberu (hablador), Nottsudo (mucho) y Hegoma (serio). La empresa ha ganado popularidad por su elaboración de bebidas que rebosan amor por la ciudad, incluyendo el uso de especialidades de Aomori como manzanas y casis, y también el hongo kōji en colaboración con el sake de Hirosaki, Hōhai. El artífice de este proyecto es Gareth Burns, de los Estados Unidos, un exsoldado especializado en la desactivación de bombas que llegó a Japón en 2005 al ser asignado a la base aérea de Misawa en Aomori.
El auge de la cerveza artesanal ha continuado en los Estados Unidos desde la década del 2000, y ahora hay más de 9.000 cervecerías a pequeña escala y bares adjuntos a estas instalaciones. Algunas personas que beben Aomori Ale dicen que su sabor es el auténticamente tradicional, pero Gareth llegó a Japón cuando tenía 20 años. Y él añade que fue en Aomori donde aprendió a beber sake y desarrolló un paladar maduro.
“Incluso después de regresar a los Estados Unidos, me canso del nostálgico sabor de mi ciudad natal en apenas tres días y hecho de menos la sopa de miso y el repollo fresco. Por eso nuestra cerveza es una mezcla de ambas culturas, así es el sabor Gareth“, comenta con una sonrisa.
Quería sentir el verdadero encanto de Japón fuera de la base
Gareth nació en Colorado en 1984 y creció en la zona urbana de Filadelfia, Pensilvania. Tras acabar el instituto, se alistó en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Después de ser enviado a Oriente Medio, fue asignado a la base aérea de Misawa.
“La vida en la base es como estar en Estados Unidos dentro de Japón. A veces, cuando salía, iba a bares donde se hablaba inglés. Poco más. No sabía nada de Japón”. Pero, Gareth se fue interesando poco a poco por la cultura y el ambiente de Aomori, que se entreveía desde la base. Después de completar su misión de dos años, decidió retirarse y se dijo: “Probaré a vivir en Japón solo por un año”.
Siendo un chico de ciudad, no estaba interesado en la de Aomori, la capital de la prefectura, ni en las grandes metrópolis como Tokio y Osaka. Gareth eligió Hirosaki, que cuenta con el volumen de producción de manzanas más grande de Japón, porque tiene una naturaleza abundante, y el castillo de Hirosaki y el santuario de Iwakiyama le dan una atmósfera histórica. Cuando comenzó a trabajar como profesor de conversación en inglés, le gustó la ciudad: “La comida es deliciosa y las cuatro estaciones son maravillosas. Hirosaki es muy seguro y puedo vivir cómodamente”.
Gareth se graduó de la escuela de posgrado mientras estaba en el ejército de los EE. UU., pero casi no había ofertas de trabajo para extranjeros en Hirosaki. Cuando la escuela de conversación en inglés en la que trabajaba quebró, luchó por encontrar trabajo. En aquel entonces estaba fascinado por los sonidos expresivos del shamisen de Tsugaru, que había comenzado a aprender, y se aferró a ellos. “Si no vives en esta área, no lograrás reproducir el sonido auténtico del shamisen de Tsugaru”, se decía.
En 2011 abrió su propia escuela de conversación en inglés y mejoró lo suficiente tocando el shamisen como para participar en torneos. Su japonés ha mejorado tanto que incluso aparecía regularmente en un popular programa de televisión local como un extranjero que hablaba el dialecto de Tsugaru. Más tarde, en 2014, comenzó a trabajar con la idea de “difundir una deliciosa cerveza artesanal en Aomori y por todo Japón”.
A pesar de las dificultades, fue un reto que solo se podía materializar en Hirosaki
Fue en Japón donde Gareth descubrió la cerveza artesanal. Quedó sorprendido por lo delicioso de la cerveza Hitachino Nest de Ibaraki, y comenzó a pedir y beber productos de Japón y del extranjero.
Cuando regresó a los EE. UU., disfrutó de la cerveza casera elaborada por un amigo y visitó una cervecería real. La cerveza artesanal, que tiene creatividad y diversidad, también transmite las peculiaridades del ambiente y las tradiciones de la región. En la taberna, los clientes se relacionan y fortalecen los lazos de la comunidad. Se enamoró de la cultura de la cerveza artesanal en sí.
En ese momento en Japón, el conocimiento de la cerveza artesanal aún era escaso. “Dado que la moda acababa de comenzar en Tokio, pensé que tardaría mucho hasta que se extendiera hasta Aomori. Así que decidí elaborar una cerveza deliciosa yo mismo, enviarla desde Hirosaki a todo el país y dejar que la cerveza artesanal fuese echando raíces en Japón”, comenta Gareth.
Sin embargo, en Hirosaki la gente no se lo tomaba en serio y le decía: “¿Quién se va a beber eso?”. Una persona le aconsejó tratar con los bancos locales, pero fue muy difícil conseguir un préstamo para un negocio que ni siquiera estaba reconocido en la ciudad. Se tardaría aproximadamente un año en obtener una licencia de elaboración de cerveza. “En Tokio, por ejemplo, la financiación y las licencias no suelen tardar tanto. Creo que era la primera vez en 20 años que alguien en Hirosaki solicitaba una licencia de elaboración de cerveza”, recuerda Gareth.
Después de todo, pasaron cerca de dos años desde el momento en que inició el proyecto hasta la apertura de la cervecería Be Easy Brewing y la taberna Gareth no Ajito (refugio de Gareth). Durante ese tiempo, Gareth aprendió técnicas de elaboración de cerveza en cervecerías de Japón y Estados Unidos, e hizo todo lo posible para prepararse. Y ahora agradece que “muchas cosas fueron posibles gracias a que estoy en Hirosaki, aunque muchas otras tantas resultaron difíciles por el mismo motivo”.
“En una ciudad con elevados costes de suelo, solo habría sido posible una pequeña cervecería, y tendríamos que haber renunciado a la sala de bebidas. Los lugareños suelen decir que ‘esto no se puede hacer en Aomori’ o ‘es imposible porque está en Hirosaki’, pero, en realidad, se pueden asumir retos mayores con menos recursos que en Tokio, y hay menos competencia. Si el producto se convierte en un éxito a nivel nacional, podremos devolver las ganancias y el empleo a la comunidad local, por lo que me gustaría que la gente pensara de manera más positiva”.
En constante crecimiento con el compromiso de elaborar cerveza de autor
Tal y como Gareth anticipó, la cerveza artesanal comenzó a extenderse en la época en que abrió la tienda. Pronto comenzaron a llegar pedidos de todo el país, y el negocio se puso en marcha en unos dos años.
“Por supuesto, yo era muy detallista con el sabor. Hubo muchas solicitudes por parte de los lugareños de cerveza con sabor a manzana, un producto especial, pero al principio, la prioridad era elevar nuestra reputación como una cervecería auténtica. La primera vez que usé manzanas fue después de ganar varios premios en concursos”.
El hecho de haber nombrado las cervezas con palabras del dialecto de Tsugaru despierta fácilmente la curiosidad del consumidor y hace que busque el significado en su teléfono inteligente. Esta es una buena estrategia para que los clientes piensen en Aomori mientras degustan de una deliciosa cerveza. Algunos de ellos dicen que la próxima vez quieren beberla en la propia Aomori y que se desplazarán a Hirosaki para ver su castillo y el santuario de Iwakiyama.
En la taberna, usan verduras cultivadas en su propia granja y sirven platos que combinan bien con la cerveza. También cultivan lúpulo y elaboran cerveza con este ingrediente fresco recién cosechado una vez al año. El orujo se utiliza como fertilizante en un método de cultivo cíclico. Gareth no olvida su agradecimiento a la comunidad local: “Gracias a Hirosaki hemos podido crear los campos y utilizar lúpulo fresco”.
En 2020, abrió “Aomori Brew Pub” en la ciudad de Aomori. En el verano de 2021, se comenzó a vender cerveza enlatada para poder entregarla a los consumidores en general incluso durante la crisis del coronavirus. Sus etiquetas enumeran los platos y aperitivos que combinan bien con ellas, para que el cliente pueda disfrutar del estilo Gareth en cualquier lugar.
Las otras cervezas artesanales no son rivales, sino “camaradas”
En la actualidad, Gareth viaja por todo Japón, desde Hokkaidō hasta Okinawa, visitando tiendas y participando en eventos. “En Japón, el dialecto de Tokio es el idioma estándar, pero yo aprendí japonés en Hirosaki, así que el japonés estándar para mí es el de Tsugaru”, dice hablándolo allí donde quiera que vaya.
En los últimos años, han surgido nuevas cervecerías pequeñas en todo Japón, y hay muchos rivales, pero Gareth dice: “Si solo se vende nuestra cerveza y producimos demasiada, el sabor se diluirá y dejará de ser el sabor de Gareth. No me interesa mucho el dinero y solo quiero disfrutar de una vida fructífera. El mercado japonés está dominado por los principales fabricantes y la cerveza artesanal solo representa el 2 % del total. En lugar de competir por un pastel tan pequeño, me gustaría trabajar con mis rivales para impulsar la cultura de la cerveza artesanal y hacer que aumente hasta un 5 % o un 10 %”.
De hecho, le gustaría que hubiera más cervecerías artesanales en Aomori. “Quiero beber cervezas artesanales y escuchar shamisen de Tsugaru, y vivir una vida relajada”, dice con una sonrisa. Es exactamente el estilo de vida de “Be Easy” que es perfecto para Hirosaki.
Fotografías: Departamento Editorial de Nippon.com (salvo las cedidas por cortesía del fabricante)
Fotografía del encabezado: Gareth Burns sosteniendo una cerveza Aomori Ale en su taberna, El Refugio de Gareth.
(Traducido al español del original en japonés.)