El manga y el anime japonés de ayer y de hoy

La visión vanguardista de Mizuno Hideko, pionera del ‘shōjo manga’

Manga Cultura

Mizuno Hideko amplió los horizontes expresivos del manga junto a Ishinomori Shōtarō, Akatsuka Fujio, Fujiko F. Fujio y otros artistas. Logró una gran popularidad por sus historias de gran calado y lo novedoso de sus representaciones, pero desde la década de 1970 se vio obligada a seguir el camino cuesta arriba de ser una madre soltera trabajadora en una industria de rápidos cambios. Hablamos con la propia Mizuno, cuyos logros son apreciados hoy bajo una nueva luz.

Mizuno Hideko MIZUNO Hideko

Nacida en 1939. Pionera de las artistas de manga para adolescentes, una de las dibujantes japonesas más representativas que pasó parte de su juventud en la villa Tokiwa, en el distrito de Toshima, Tokio. Debutó en 1955. Sus obras más representativas incluyen Hoshi no Tategoto (El arpa de las estrellas) y Shiroi toroika (La troika blanca). Recibió el Premio Shōgakukan Manga en 1970 por su obra Fire!, el Premio de la Asociación de Dibujantes de Japón en 2010, y el Premio del Ministro de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología en ese mismo año.

El impacto de la Universidad del manga de Tezuka Osamu

Mizuno nació en Shimonoseki, una ciudad pesquera de la prefectura de Yamaguchi. Su padre, en Manchuria en el momento del nacimiento, desapareció en los disturbios posteriores al fin de la guerra, y la niña creció en la casa de sus abuelos maternos. Su madre murió siendo ella aún muy joven, de modo que su abuela y su tío, a quien Hideko solía llamar “hermano mayor”, eran toda su familia. Cerca de la casa había una tienda de alquiler de libros, y Hideko vivió, desde temprana edad, absorta en la lectura de las obras completas de la literatura universal para niños. “Solía ir a ver películas del oeste y de Tarzán con mi hermano, a quien le encantaban”, dice.

En esa época el manga se publicaba principalmente en volúmenes para alquilar, y las revistas se hallaban en la edad de oro de las historias ilustradas para niños. Las historias de aventuras, como Shōnen Kenya (publicado en inglés como Kenya Boy, El chico de Kenia) o Sabaku no maō (El rey brujo del desierto), las de acorazados y los westerns eran muy populares. A los once años Hideko leyó por primera vez Manga daigaku (La universidad del manga), de Tezuka Osamu (publicada en 1950), una guía sobre cómo dibujar manga en la que se incluían algunas historias cortas.

“Me sorprendió el mensaje profundo y la percepción humana de esas historias, y no solo su justicia poética. Tezuka había dibujado todo tipo de géneros, desde western a misterio, cuentos de hadas o ciencia-ficción; las historias de ciencia-ficción terminaban con advertencias para el futuro. En esa época nadie añadía ese tipo de cosas al material de lectura para niños”.

Desde pequeña le encantaba dibujar y contar historias, por lo que decidió, sin dudarlo siquiera, convertirse en mangaka. “Practiqué el dibujo con pluma en quinto y sexto de la escuela primaria, y después de pasar a la secundaria comencé a enviar mi obra a Manga Shōnen, la única publicación que aceptaba obras de aficionados, en ese momento. Los trabajos seleccionados por el propio Tezuka siempre se publicaban, pero a mí no terminaban de elegirme”.

Residente de la villa Tokiwa a los dieciocho años

El detonante de su debut fue una afortunada coincidencia. Maruyama Akira, el editor a cargo de la serialización de Tezuka Ribon no kishi (El caballero del lazo) en la revista mensual Shōjo Club (Kōdansha) en ese momento, encontró una obra enviada por Mizuno cuando fue a recibir un manuscrito de Tezuka. “No sé por qué estaba mi manuscrito allí, pero Tezuka le dijo que yo hacía unos dibujos muy hermosos, de modo que quizá podrían intentar formarme”.

Cuando se graduó en la escuela secundaria recibió una carta de Maruyama en la que le pedía que dibujara una obra corta y se la enviara; Mizuno daría pronto su primer paso adelante como artista profesional de manga, aunque durante un tiempo dibujó mientras trabajaba en la fábrica de una empresa local de redes de pesca. El primer largometraje para el que dibujó fue un western que narraba la amistad entre dos niñas y un caballo.

En marzo de 1958 Mizuno, ya con dieciocho años, se mudó a Tokio; allí vivió siete meses en la villa Tokiwa, residencia en la que varios maestros posteriores del manga pasarían su juventud. Trabajó principalmente en una colaboración experimental con Ishinomori Shōtarō y Akatsuka Fujio, bajo el pseudónimo conjunto de U-Mia (pronunciado “umaia”), formado por las iniciales de los tres nombres, precedidas por una “U”. Ishinomori estaba a cargo del guion, Mizuno de los personajes, tanto masculinos como femeninos, y Akatsuka era el organizador general. “En mi tercer día en Tokio vi Los Diez Mandamientos en un cine en Ginza, invitada por Ishinomori. Después, si teníamos tiempo, siempre íbamos los tres a ver una película”.

Una reproducción de la habitación de Mizuno en el Museo Tokiwa del Manga, en el distrito de Toshima, en Tokio (Imagen: Amano Hisaki, Nippon.com)
Una reproducción de la habitación de Mizuno en el Museo Tokiwa del Manga, en el distrito de Toshima, en Tokio (Imagen: Amano Hisaki, Nippon.com)

“Ishinomori era un melómano y coleccionaba discos de todos los géneros, desde música clásica hasta pop, jazz y bandas sonoras de cine. Yo también sentía curiosidad, porque me había aficionado a la música clásica gracias a un programa de radio de la NHK. Los tres dibujábamos manga en la habitación de Ishinomori, rodeados por un montón de discos y libros”.

El comienzo de sus obras de shōjo, mangas orientados a chicas, se dio en esa misma residencia, dice Mizuno.

“Por aquel entonces las historias ilustradas eran todavía la corriente principal en las publicaciones para niños, y aún no habían nacido las revistas de manga para niños. Las de manga para niñas se estaban desarrollando, pero no había suficientes dibujantes. Por eso Ishinomori, Akatsuka y los demás jóvenes de la villa Tokiwa dibujaban shōjo manga. Todos ellos habían recibido la bendición del maestro Tezuka, así que podían experimentar con diversidad de cosas; el hecho de que posteriormente aparecieran en las revistas para niños obras de contenido bastante complejo, y no simples historias de peleas, revela una base forjada en el shōjo manga”.

El primer romance del shōjo manga, y una épica histórica

En 1960 Mizuno publicó Hoshi no tategoto (El arpa de las estrellas), una obra en la que dibujó por primera vez un romance amoroso y se enfrentó así a los tabús de las revistas femeninas del momento. Es una historia de ambientación audaz, inspirada en el mundo mítico de Die Walküre (“Las valquirias”, la primera parte de la ópera de Wagner Der Ring des Nibelungen, El anillo de los nibelungos).

“Pensé que era extraño que incluso en la escuela, a pesar de que estudiábamos con los chicos, jugábamos por separado y no podíamos acercarnos a ellos aunque hubiera interés por ambas partes. El matrimonio no tenía nada que ver con el romance, era solo omiai (matrimonio pactado por terceros). Tanto en las obras maestras de la literatura universal como en el cine se habla de bellas historias de amor. De modo que decidí dibujar una también en manga”.

Shiroi toroika (“Troika blanca”, serializada en el semanario Margaret entre 1964 y 1965) fue también pionera: supuso el primer romance histórico del shōjo manga ambientado en la Revolución Rusa.

“Me encantaban los mitos y el folclore desde que era estudiante de secundaria, y me fascinaban las historias épicas y la música de Los nibelungos. También admiraba la Rusia clásica: leía la literatura rusa que tenía mi hermano y veía muchas películas rusas. Pero además quería, como el maestro Tezuka, dibujar obras a gran escala, en todo tipo de géneros”. La literatura, la música, el cine, y las obras de Tezuka fueron una gran fuente de inspiración para las creaciones de Mizuno.

Fire! – el mundo del rock

Mizuno se considera a sí misma inconformista por haberse atrevido con temas y representaciones ambiciosos. Un gran ejemplo de este inconformismo se vio en Fire! (“¡Fuego!”), serializada en Weekly Seventeen en 1969. Se trata de una obra que marcó época, que trascendía el marco de las historias de niñas y proyectaba el espíritu de la nueva era del rock.

En aquel momento Estados Unidos se encontraba en una época de gran turbulencia: se expandían los movimientos pacifistas en contra de la Guerra de Vietnam y los movimientos por los derechos civiles de los ciudadanos negros.

“Me interesaba mucho descubrir el lado oscuro de América, ese ‘país de la libertad’, y me impresionaba mucho aquel fenómeno por el que los jóvenes de todo el mundo se rebelaban contra el estado de la sociedad y la civilización material. Y de entre todo eso me sentía muy atraída por el rock, especialmente por el potente y complicado mensaje disidente del rock progresivo, de modo que decidí tratar de representar el rock a través del manga”.

Mizuno dice que la imagen del personaje principal, Aaron, joven que arruina su vida en busca de la música pura y el amor, nació de Scott Walker, el vocalista principal de la popular banda Walker Brothers. “Tenía la impresión de que él se movía en un entorno privilegiado, y sin embargo dudaba en todo momento de sus acciones. Me impactó sobre todo una canción que grabó en solitario: “Plastic Palace People”. Es una canción hermosa y abstracta, con una letra maravillosa. Creé a Aaron basándome en esa imagen impoluta”.

En la época de publicación de Fire! En la pared se puede apreciar un cartel de Scott Walker. (Imagen cortesía de Mizuno Hideko)
En la época de publicación de Fire! En la pared se puede apreciar un cartel de Scott Walker. (Imagen cortesía de Mizuno Hideko)

Antes de comenzar la serialización se fue de viaje a Europa y Estados Unidos. “Pasé menos de un mes allí, pero visité yo sola los cimientos de la cultura underground en varios lugares, como los clubes en los que se reunían los jóvenes. En cada ciudad fluía el rock del momento, y pude sentir realmente que el mundo era uno”.

Esta obra representa a diversos personajes de la sociedad estadounidense, incluidos blancos, negros e indígenas americanos. Mizuno dibujó también desnudos y escenas de cama. “Lo dibujé así para expresar el mensaje de los hippies de la época: despojarse de todas las vanidades y ser como uno ha nacido. Después de aquello proliferaron mucho las escenas de cama en el manga, llegando casi a la pornografía...”

Fire! fue un éxito rotundo, y con él aumentó de golpe el número de lectores masculinos de la obra de Mizuno. “En cierto momento llegué a recibir muchas cartas de hombres aficionados. A las mujeres les costó más tiempo apreciar esa obra”.

Ludwig II, una obra inconclusa

Cuando las revistas semanales se generalizaron en el mundo del manga comenzó el “encierro” de los artistas. La idea era hacerlos exclusivos, y cortar su posible contacto con los editores de otras empresas. No se llegaba, sin embargo, a la idea de firmar un contrato. Además no existía inicialmente el concepto de uso secundario de las obras, y muchos de los manuscritos se perdían debido a la mala gestión de las editoriales.

“Me negué a ser exclusiva y, a menudo, me peleaba con los editores. Creo que solían decir de mí que era demasiado rebelde o descarada”.

Cuando se serializó Fire! Mizuno supo que existía algo llamado “derechos de autor”, y celebró una sesión de estudio con sus colegas para profundizar en el concepto, pero no pudieron continuar debido a que la editorial desconfiaba de la posibilidad de que llegaran a formar un sindicato. Le dijeron también que tendría que terminar la serie antes de lo que habían planeado originalmente, y Mizuno tuvo que concluirla como pudo. “Tal vez fuera por esas reuniones”.

Dos años después del final de la serie, Mizuno dio a luz y se convirtió en madre soltera. “No pensé que sería tan difícil criarlo. Renuncié a las serializaciones a largo plazo y empecé a buscar otro tipo de trabajos, como la ilustración. Mis ingresos pasaron a ser más o menos una cuarta parte de lo que habían sido en mi mejor momento, pero me las arreglé para salir adelante”.

Con el surgimiento de una nueva generación en el mundo del manga se desplomaron los encargos de serializaciones en revistas. Resulta lamentable que la serialización de la obra maestra de Mizuno Rūdovihi nisei (Ludwig II), comenzada tras un buen lapso y para la que realizó un viaje de documentación a Alemania, se viera interrumpida debido a la discontinuación de la revista que la publicaba. “Ludwig era mecenas de Wagner, uno de mis músicos favoritos. Representé su historia como la tragedia de un joven demasiado puro. Pero solo dibujé la mitad, y sin importar a qué editorial se la llevara, nadie aceptaba la idea de reanudar la serie”.

Mizuno dice que hoy en día ya es para ella físicamente imposible completar esa obra, pero sí hay algo que realmente quiere dejar hecho. “No existe un registro de nuestra generación, los responsables de la era posterior al maestro Tezuka, y los veinte años que van desde Ribon no kishi hasta Berusaiyu no bara (La rosa de Versalles) han quedado en blanco. Yo tengo, en realidad, un registro de esa época, con la cooperación de más de una docena de mangakas activos en ese momento. Me gustaría convertirlo en un libro y que mucha gente lo leyera para conocer la realidad del shōjo manga de aquella época”.

Una tras otra se han visto publicadas una serie de retrospectivas sobre el mundo de Mizuno Hideko. A la izquierda, un libro sobre su arte publicado en 2020 (Genkōsha), y a la derecha un mook publicado en enero de 2022: Sōtokushū Mizuno Hideko (Especial de Mizuno Hideko; Kawade Shobō Shinsha)
Una tras otra se han visto publicadas una serie de retrospectivas sobre el mundo de Mizuno Hideko. A la izquierda, un libro sobre su arte publicado en 2020 (Genkōsha), y a la derecha un mook publicado en enero de 2022: Sōtokushū Mizuno Hideko (Especial de Mizuno Hideko; Kawade Shobō Shinsha)

Página web relacionada

Museo Tokiwa del Manga en el distrito de Toshima (inglés)

Actualmente presenta, hasta el 10 de abril, la exposición especial “Tetsuwan Atomu – la primera serie de animación nacional con episodios de 30 minutos.

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Mizuno Hideko en su juventud, junto a Fire!, su obra más emblemática - ©Mizuno Hideko)

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