Robert Campbell habla sobre Ōsaka Naomi: “Sus acciones demuestran un coraje sin precedentes”
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Un coraje sin precedentes
Ōsaka Naomi empezó su protesta en el Masters de Cincinnati, torneo que sirve de antesala al Abierto de Estados Unidos. Cuando un policía blanco asesinó a un hombre negro en las fechas de la competición, la tenista anunció que no asistiría a la semifinal. Los organizadores comprendieron la situación y todos los partidos del día se suspendieron.
Robert Campbell, que seguía a Ōsaka en Twitter desde hacía tiempo, dice sentirse intensamente conmovido al pensar en el ánimo que albergaba la tenista cuando decidió ausentarse de la semifinal: “Se trata de una decisión que nadie había tomado hasta entonces. En el deporte estadounidense vienen dándose protestas ante el racismo contra las personas negras desde 2016. El gesto de hincar la rodilla durante el himno nacional se veía mucho, sobre todo en partidos de fútbol americano y baloncesto, deportes de equipo en que abundan los jugadores de color. Pero Ōsaka protestó en una disciplina predominantemente blanca e individual. Tomó la decisión asumiendo el riesgo de ser expulsada del mundo del tenis. Sus acciones demuestran un coraje sin precedentes”.
¿Por qué Ōsaka se reivindicó como mujer negra?
Cuando Ōsaka publicó en Twitter su decisión de faltar a la semifinal del torneo con un mensaje en inglés y en japonés, escribió “Antes que deportista, soy una mujer negra. Creo que hay cosas más importantes que lograr que me vean jugar al tenis”.
Aquel tuit obtuvo mucho apoyo, pero en las redes japonesas también surgieron opiniones críticas que interpretaban las palabras de la tenista como una negación de su identidad como japonesa. Campbell cree que este malentendido procede de la diferencia entre la conciencia histórica de Estados Unidos y la de Japón: “Ōsaka es una mujer de nacionalidad japonesa con una madre japonesa. En cambio, en Estados Unidos, donde la deportista ha vivido muchos años, existe un concepto racial llamado regla de una gota”.
Al terminar la Guerra de Secesión estadounidense, en 1865, muchos estados sureños introdujeron leyes para establecer la segregación —es decir, la discriminación— entre blancos y negros. La aplicación de la nueva legislación requería definir a quiénes se consideraba negros, y fue entonces cuando se creó la “regla de una gota”, que especificaba que era de color “todo aquel que tenga aunque sea una sola gota de sangre de raza negra”.
La dura realidad que siguen sufriendo las personas de color
La legislación racista terminó por abolirse, pero la regla de una gota sigue profundamente grabada en la conciencia colectiva de la sociedad estadounidense. Personas que, a ojos de un japonés, prácticamente no se diferencian de las blancas se identifican a sí mismas y son consideradas por su entorno como negras.
Las personas de color siguen enfrentándose a una realidad muy dura. Las marcadas limitaciones de acceso a recursos de capital social como el trabajo, la vivienda, la atención médica y la educación salieron a relucir con la pandemia: “Ōsaka Naomi se identifica como mujer negra porque ha vivido muchos años en Estados Unidos, donde el concepto de la regla de una gota sigue fuertemente arraigado. Durante el confinamiento, la tenista se desplazó hasta Minnesota, donde George Floyd había sido asesinado, para participar en una manifestación del movimiento Black Lives Matter. Seguramente aprendió mucho con toda la información a la que tuvo acceso, incluida la de las redes sociales”.
La sensibilidad japonesa en las acciones y las palabras
Una parte de la sociedad japonesa puede haberse extrañado ante el modo de actuar de Ōsaka Naomi, que se reivindica como mujer negra y protesta activamente contra la injusticia social. Campbell, por lo contrario, identifica una influencia marcadamente japonesa en sus acciones y palabras: “Nacida de una madre japonesa y un padre estadounidense de Haití, es una persona multicultural. En su modo de protestar pueden observarse formas de expresarse y de pensar propias de los japoneses”.
Cuando optó por ausentarse de la semifinal del Masters de Cincinnati, la deportista publicó el siguiente tuit: “No creo que vaya a suceder nada por el hecho de que yo no juegue pero, si con ello logro empezar un diálogo en un deporte mayoritariamente blanco, será un paso en la dirección correcta”.
“No actúa con prepotencia denunciando las injusticias de la sociedad estadounidense con palabras duras como dignidad o derechos humanos. En lugar de echar leña al fuego en una sociedad que ya está en pleno conflicto, solo propone, con discreción pero con firmeza, que sus acciones se conviertan en ‘una oportunidad para el diálogo’. Creo que en este aspecto su conducta es japonesa”, opina Campbell.
Protestar con un objeto tan controvertido como las mascarillas
Campbell observa el mismo patrón en las siete mascarillas que Ōsaka utilizó durante el Abierto de Estados Unidos: “Las mascarillas están creando una división social cada vez mayor a raíz de la idea de que su uso es una cuestión de libertad individual. Aun así, Ōsaka pretende eliminar divisiones precisamente con ellas. Las mascarillas cubren la boca, pero la tenista imprimió los nombres de personas fallecidas en su tela. Al exhibir los nombres de aquellos que perdieron la voz para siempre, esos nombres se dan a conocer y se sigue hablando de ellos. En los descansos del trabajo, de camino a casa o esperando ante un semáforo, los recordamos y los nombramos. Creo que esta forma de expresión resuena muy profundamente para los que vivimos en Japón”.
Para Campbell, las acciones de protesta de Ōsaka integran un concepto que los japoneses vienen atesorando desde siempre: el oriai, o entendimiento: “Su particular forma de protestar, que hace que se recuerde a los fallecidos y se establezca un diálogo colectivo sobre la discriminación, destila la sabiduría, la sensibilidad y la experiencia del espíritu de entendimiento que fluye profundamente en la cultura japonesa”.
Espero que los que vivimos en Japón volvamos a prestar atención al mensaje pacífico que Ōsaka Naomi defiende con tanto valor.
Fotografía del encabezado: Ōsaka Naomi, con la cara cubierta con una mascarilla que lleva impreso el nombre de George Floyd, manda una pelota fuera de la pista después de ganar en los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos, el 8 de septiembre de 2020. (USA TODAY / Reuters)