Los virus: grandes enemigos de la humanidad
Anthony Tu, toxicólogo: “Japón debe mejorar su capacidad de recolección de datos sobre el extranjero”
Sociedad Salud- English
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El nuevo coronavirus ha sido declarado pandemia (epidemia que afecta a un gran número de países o regiones) por la Organización Mundial de la Salud, y está proyectando una oscura sombra sobre la economía internacional. Desde que comenzara la infección en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia china de Hubei, ha habido incluso quienes especulan que el virus puede haber sido creado artificialmente. Anthony Tu -nombre chino: To So-ken- es un químico taiwanés afincado en Estados Unidos que goza de fama mundial en el campo de la toxicología. Recientemente visitó Japón para promocionar la próxima publicación en el país de un manual de toxicología.
En un principio debíamos encontrarnos con Tu, residente en California y profesor emérito de la Universidad Estatal de Colorado, en Taipei, pero con el aumento de casos de contagio del nuevo coronavirus en Japón las posibilidades de viajar de Japón a Taiwán se complicaron, por lo que la entrevista terminó por realizarse en Osaka y Tokio.
Tu, durante su estancia, dirige sus advertencias también al gabinete de Abe. “Debían haber hecho frente con más cautela a un virus que, desde un principio, desconocían por completo”, señala; “Para poder proteger a los ciudadanos Japón debe mejorar su capacidad de recolección de datos sobre el extranjero”, advierte.
—¿Cuál es el motivo de esta visita a Japón?
Estamos preparando la publicación de un manual de toxicología en Japón. También voy a publicar una autobiografía en Taiwán. Estaba planeando visitar Taiwán pasando por Japón, pero en Taiwán han reforzado la vigilancia y no aceptan viajeros provenientes de Japón. Así que decidí visitar Japón y quedarme aquí, por esta vez. En este manual que publicamos he añadido a última hora un capítulo dedicado al nuevo virus.
—¿Cuál es su punto de vista en el manual acerca del nuevo coronavirus?
Desde un principio se admitió que la fuente era algún animal vendido en el mercado de Wuhan / Hankou. Sin embargo, y aunque esto no deja de ser solo mi opinión, yo creo que se investigó y desarrolló en el Instituto de Toxicología de Wuhan y otras instalaciones relacionadas. Me parece que la explicación más plausible es que el nuevo virus se filtró al exterior debido a alguna insuficiencia en los protocolos, mientras estaba aún sin completar.
—Las autoridades chinas han declarado que la “sospecha de armas biológicas y químicas” denunciada por los medios occidentales es “absurda”, pero ¿existen bases para esa sospecha?
En Wuhan se encuentra el Instituto de Toxicología de Wuhan, que pertenece a la Academia China de las Ciencias, y en el cual se halla el Laboratorio Wuhan P4 (Laboratorio Nacional de Bioseguridad de Wuhan), que se estableció como instalación auxiliar gracias a un proyecto francés de cooperación técnica; se completó en 2015 y comenzó a funcionar entre 2017 y 2018. Se trata de una instalación utilizada para la investigación y experimentación de las infecciones más peligrosas, las pertenecientes al denominado nivel de bioseguridad 4 (BSL-4), y los controles de seguridad son tan estrictos que se tarda una hora en cambiarse de ropa protectora para trasladarse de un piso a otro. Para investigaciones comunes el nivel BSL-3 es suficiente, y los expertos creen que estas instalaciones están probablemente dedicadas a experimentos e investigación de corte militar. Otras instalaciones incluyen el Centro de Wuhan para el Control y Prevención de Enfermedades.
—No parecen el tipo de instalaciones de las que se pueda filtrar una investigación de alto nivel.
Es bien sabido que en 1979 el ántrax se filtró de un instituto de investigación de Sverdlovsk, en la antigua Unión Soviética, una sustancia que causó la muerte de muchos ciudadanos; y los incidentes en los que un centro de investigación pierde una sustancia tóxica no son tan raros. Aunque la gente no lo sabe, en Taiwán también hay unas instalaciones de investigación de nivel BSL-4. Después de la conmoción que provocó el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en Guangdong, China, en 2002, y que se extendió a Taiwán en 2003, las autoridades taiwanesas también comenzaron a cultivar e investigar el virus del SARS. Se desconoce si todavía continúan con esas investigaciones, pero hace unos años hubo un escándalo debido a la filtración de un virus de las instalaciones. No llegó a convertirse en algo serio porque se pudo controlar de inmediato.
—¿Existen otras razones para sospechar que el nuevo coronavirus es “artificial”?
El virus muestra ciertas características: antes de la aparición de síntomas su contagio se da por aerosol (se transmite por el aire) de persona a persona, el paciente no puede inmunizarse, y corre el riesgo, sin embargo, de contraerlo de nuevo, lo cual dificulta la prevención de su propagación. Aunque es similar al virus del SARS, se dice que existen cuatro diferencias en cuanto a su estructura molecular; resulta poco probable que estas diferencias sean naturales. Después de la primera aparición del virus, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. se ofreció a enviar a Wuhan a algunos de sus especialistas en genética y cooperar con China para evitar la propagación del virus, pero el Gobierno chino guardó silencio. Es de suponer que China trataba de mantener en secreto cierta información. El hecho de que el Ejército Popular de Liberación enviara a Wuhan en enero a una almirante experta en armas biológicas resulta bastante sospechoso.
—Si se trata de una fuga del centro de investigación, ¿cómo cree que se produjo?
Se considera que el origen fue un animal vendido en el mercado de Wuhan / Hankou, pero también es posible, por ejemplo, que las personas que trabajan en las instalaciones no incineren los animales utilizados en experimentos debido a su deseo de conseguir algo de dinero extra, y en lugar de hacerlo los saquen al mercado. De hecho, en el momento del colapso de la antigua Unión Soviética, muchos rusos me llamaron y escribieron cartas tratando de venderme el veneno de serpiente del Instituto Soviético de Investigación Biológica.
—Ninguna de las dos teorías parece contar con pruebas concluyentes.
Son indirectas, sin duda; circunstanciales, podríamos decir. Si hubiera que cultivar un patógeno o virus peligroso como arma biológica, los fabricantes tendrían que preparar al mismo tiempo una gran cantidad de vacunas y anticuerpos. Sin embargo, también es cierto que muchos países han creado armas biológicas; la viruela (ya erradicada), por ejemplo, es un candidato prometedor como arma biológica. El ántrax, de hecho, se llegó a usar con fines terroristas en Estados Unidos. No es pues de extrañar que un virus se haya filtrado desde los procesos de creación de armas biológicas, de alguna manera. La propagación en 1997 de la fiebre aftosa castigó fuertemente a los criadores de cerdos de Taiwán con grandes pérdidas económicas, pero en Estados Unidos ya existía en ese momento la opinión de que la fiebre aftosa no era una cepa nativa de Taiwán, sino que provenía de un instituto de investigación de la ciudad de Lanzhou, en la provincia de Gansu, China.
Después de aquel incidente hablé con colegas de un instituto de investigación en Taiwán, pero me respondieron que existía esa posibilidad, pero no se sabía la verdad. Del mismo modo, en China, tuve la oportunidad de tratar de confirmar mis sospechas con un oficial de armas biológicas del EPL, pero él lo negó todo, como era de esperar: “Eso es absolutamente falso”. Incluso aunque hubiera existido intención los responsables siempre lo negarían todo. Es por eso que la recopilación de información es tan importante. A nivel mundial no solo se estudian las armas biológicas y químicas destinadas a humanos, sino también las que se podrían emplear contra el ganado y las cosechas. Si sabes lo que estudia tu enemigo puedes preparar mejor tu defensa.
—La respuesta de Taiwán ha sido elogiada en todo el mundo.
Desde la conmoción del SARS, en 2003, Taiwán se ha visto tratado con tanta frialdad durante el Gobierno del Partido Progresista Democrático como para no haber podido participar en la Asamblea General de la OMS como observador; existe en Taiwán una fuerte vigilancia contra este virus desconocido que se originó en China, y mediante una estrecha cooperación con Estados Unidos el Gobierno taiwanés presentó una respuesta inicial al nuevo coronavirus mucho más rápida que la de Japón.
—Quizá exista una correlación entre las diferencias en el sentido de alerta y la respuesta tardía de Japón con respecto a la de Taiwán.
No es solo Taiwán: Estados Unidos, Rusia, Corea del Norte… han mostrado un mayor sentido de alerta que Japón. Todos esos países realizan investigaciones con armas biológicas, químicas o tóxicas, o las han realizado en el pasado; de esa experiencia nace ese estado más agudizado de alerta.
—¿Qué consejos le gustaría dar a Japón?
Deben considerarse, de cara al futuro, esfuerzos para el desarrollo temprano de tratamientos, medidas exhaustivas para prevenir la propagación de la infección actual, así como la preparación de instalaciones de emergencia en caso de nuevas epidemias, como barcos de acogida para realizar cuarentenas. No deben apoyarse en un optimismo fácil ante este virus desconocido; lo más importante es reforzar la capacidad del país para recopilar información del extranjero sin dejar por un momento el sentido de alerta.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Anthony Tu / To So-ken - cortesía del autor)