La biblioteca del manga: nuevas fronteras para el futuro digital de los cómics

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Como medida contra las páginas web que piratean manga, el famoso mangaka Akamatsu Ken administra una página web denominada Manga toshokan Z (Biblioteca manga Z), desde la que distribuye de forma gratuita obras descatalogadas a las que añade anuncios comerciales para generar beneficios para los autores.

Akamatsu Ken AKAMATSU Ken

Autor de manga nacido en 1968. Actualmente publica en forma serializada su obra UQ HOLDER!. Se graduó en Facultad de Literatura de la Universidad Chūō. Dos de sus obras más representativas son Mahō sensei Negima! y Love Hina (que ganó el 25 Premio al Mejor Manga de la editorial Kodansha). Es director ejecutivo de la Asociación Japonesa de Autores de Manga. Administra la página web Manga toshokan Z (Biblioteca manga Z) desde 2010.

Ensayo y error contra los piratas

El Gobierno de Japón trata de desarrollar todo tipo de medidas para luchar contra la piratería en Internet, como la desaparecida Mangamura, que superó los cien millones de visitas (y cerró en 2018), y otros servicios similares. Sin embargo existe una fuerte oposición a medidas que conllevan un bloqueo de los usuarios a la Red, así como del desarrollo de una legislación que castigue las descargas de obras sujetas a derechos de autor, incluyendo mangas, por lo cual la Dieta aún no ha llegado a aprobar ninguna ley o reforma al respecto.

En lo relativo al bloqueo, existe una fuerte oposición por parte de quienes opinan que no se debe perjudicar en modo alguno el derecho a la privacidad en las comunicaciones, protegido por la Constitución, y también hay autores que no se muestran de acuerdo con la ilegalización de las descargas. Akamatsu Ken, conocido por obras como Love Hina, es uno de ellos. Se dedica, como director ejecutivo de la Asociación Japonesa de Autores de Manga, a realizar fuertes actividades de lobbying de cara a los políticos de diferentes partidos.

“Aunque se ilegalice la descarga de imágenes, no es posible regular páginas web de streaming como Mangamura. Por otro lado, existe la posibilidad de considerar ilegales casos como, por ejemplo, las capturas de pantalla, algo que inevitablemente tendría una gran repercusión en la vida normal de la gente”, asegura Akamatsu. “Probablemente el público mostraría una fuerte reacción psicológica, y se preguntarían si merece la pena llegar a esos extremos para proteger a los autores. Muchos autores consideran que ese tipo de medidas son demasiado severas. El problema son los denominados rīchi saito (“páginas ricas”, recopilaciones de direcciones con contenido pirata). Esas páginas ricas también se contemplaban en la legislación, pero ahora se ven agrupadas en el mismo saco que las demás, lo cual es una lástima”.

Las editoriales no protegen las obras descatalogadas

Inicialmente quería distribuir oficialmente sus propios mangas más viejos, y abrió la página en 2010 (bajo el nombre, en aquel momento, de J Komi). “Obras populares, como One Piece o Shingeki no kyojin (Ataque a los titanes), están protegidas de la piratería por las editoriales, que firman contratos de exclusividad con sus autores, pero las obras descatalogadas no sufren ningún tipo de restricciones. Inicialmente mi objetivo era acabar con las páginas que pirateaban obras descatalogadas. En aquel momento no existían páginas que mostraran anuncios y pudieran ofrecer, así, manga gratis, lo cual llamó mucho la atención”.

Según Akamatsu el término “descatalogado” no deja de usarse por conveniencia. Normalmente los autores firman contratos exclusivos de varios años con las editoriales. A menudo esos contratos se renuevan automáticamente, pero es raro que haya reimpresiones. “Las  editoriales no denominan a esas obras ‘descatalogadas’, sino ‘de existencias agotadas, sin prospectos de reeditarse’”. Las editoriales apenas ponen pegas sobre los derechos de autor a los mangakas que deseen hacer llegar a sus lectores este tipo de obras a través de Manga toshokan Z.

En Manga toshokan Z se ofrecen de manera gratuita (aunque una parte es de pago) las obras descatalogadas o las que no lograron una edición tankōbon (volúmenes compactos que reúnen varios números de la obra), con anuncios comerciales, y el 100 % de los beneficios de esa publicidad va para los autores. La administración corre a cargo de la empresa J-Comic Terrace Corporation, de la cual Akamatsu es presidente; actualmente cuenta con más de un millón de usuarios mensuales, que pueden acceder a más de 10.000 obras serializadas. “Si pueden leerlas gratis no necesitan visitar las páginas piratas, y así podremos ir destruyendo la piratería de forma indirecta. La principal característica distintiva de nuestra página es que yo mismo soy autor de un manga serializado que se publica en Weekly Shōnen Magazine, de la editorial Kodansha. Nuestro objetivo es que todos salgan ganando: los autores, los lectores y las editoriales”.

“Cada vez que encontramos un archivo zip pirata (el formato comprimido que se suele ofrecer para descargar) queremos publicar oficialmente en Manga toshokan todas las obras de esos autores, con su permiso, de forma gratuita. Se me da bien esa forma de “captura” de las versiones pirata. Si seguimos a este paso, lograremos encargarnos de la mitad de las obras que no se encuentran en el mercado”.

Un laboratorio para todo tipo de formas de leer

Y no se trata solo de medidas contra la piratería. “Manga toshokan Z es un lugar para experimentar y desarrollar diversos conceptos”, dice Akamatsu. En 2018 comenzaron pruebas experimentales, en colaboración con la editorial Jitsugyō no Nihon Sha, Ltd., con las que se ofrece una versión gratuita, con anuncios comerciales, de los números pasados de las publicaciones de dicha editorial, incluyendo obras literarias. Incluso en los casos en los es un tercero quien proporciona el material, el sistema cuenta con incentivos para todos: el autor se queda con un 80 % de los beneficios de la publicidad, y el otro 20 % se reparte a partes iguales entre la editorial y el contribuidor. Akamatsu asegura que existe un claro beneficio en los casos en los que la editorial no había llegado a digitalizar la obra, un proceso que para Manga toshokan Z es coser y cantar y le ahorra el trabajo a la editorial. Akamatsu planea buscar nuevas colaboraciones con otras editoriales.

Otros planes futuros incluyen la venta en pdf con marca de agua digital (40 % de derechos de autor), la conversión a Kindle (más del 30 % en derechos de autor), impresión a la carta, y todo tipo de formas de monetización de obras pasadas.

También se está experimentando con la tecnología OCR (optical character recognition, reconocimiento óptico de caracteres) y servicios relacionados, como el sistema de Google que traduce automáticamente textos en imágenes entre 51 idiomas para leer digitalmente el diálogo de los bocadillos de las viñetas, o el proyecto C-Tube para convertir automáticamente obras en vídeos de YouTube. Se está utilizando también el servicio de traducción automática de YouTube, que se ofrece en 100 idiomas. Son experimentos para poder llegar a ofrecer algún día los mangas a los lectores extranjeros.

Además, “contamos con propuestas de lectura tan variadas para dar nueva vida a los mangas pasados como la que incluye el comentario auditivo del autor, que ofrece su interpretación de la obra”. Todas esas nuevas posibilidades redundan en beneficios económicos únicamente para los autores.

Akamatsu, al tiempo que trabaja por proteger esos beneficios y los derechos de autor de los dibujantes, continúa mejorando la capacidad de búsqueda de secuencias de caracteres en las obras, con objetivos también académicos.

“Creo que es útil para los académicos poder averiguar con qué frecuencia aparecen determinadas secuencias de caracteres o palabras en las obras. Por ejemplo, resulta interesante comprobar si en las obras de Tezuka Osamu aparece más veces el caracter de ‘vida’ que el de ‘muerte’, o viceversa, y ese tipo de información puede ser de utilidad para investigaciones literarias o filosóficas”.

El objetivo que Akamatsu se plantea es permitir que se puedan realizar ese tipo de búsquedas de secuencias de caracteres de esos libros en la Biblioteca Nacional de la Dieta, donde se preservan como archivos digitales de texto las publicaciones descatalogadas. “Todos los cómics antes de 1969 que se hallan preservados en la Biblioteca Nacional de la Dieta, por ejemplo, existen como datos escaneados, y muchos de ellos no pueden ser utilizados; están ‘muertos’, podría decirse. Quiero que toda esa gran cantidad de datos pueda usarse”.

Que los autores puedan hablar por sí mismos

Según Akamatsu, la industria japonesa del manga se ha empezado a adaptar bien a las tendencias de la digitalización. “Quizá incluso haya gente que esté ganando más dinero por derechos de autor ahora que en la época en la que solo había obras de papel. Creo que las ventas digitales pronto superarán a las de las obras impresas”.

La industria del manga se halla en una fase de transición, y esto incluye también el proceso de regularizar las versiones piratas. Akamatsu cree que, para poder proteger también sus derechos, los mangakas deben considerar que la era en la que bastaba con dibujar y vender ya ha terminado.

La legislación sobre piratería continúa basándose en el ensayo y el error. Por otro lado, el propio Akamatsu está llevando a cabo varios experimentos para tratar de proteger los derechos de los creadores. La página web Manga toshokan Z (“Biblioteca Z de manga”), de distribución gratuita para obras descatalogadas, sirve como plataforma para esos experimentos.

“Tanto Takemiya Keiko (presidenta de la Asociación de Académicos del Manga) como Satonaka Machiko (directora de la Asociación de Autores de Manga) o yo mismo hemos opinado ya sobre el tema de la ilegalización de las descargas de imágenes, pero hay autores que no se atreven a dar públicamente su opinión al respecto. Me gustaría poder construir un sistema para que aquellos autores que desarrollan su labor en la línea del frente puedan opinar libremente sobre estos temas. Creo que es de esperar que en un futuro cercano se solicite la opinión de la Asociación de Autores de Manga sobre el uso justo de las imágenes. Si se da el caso, quiero tener preparado un sistema tal que me permita presentarle a la Dieta no solo mi opinión, sino la de tantos creadores como me sea posible”.

El “uso justo” fue un concepto definido inicialmente en la legislación estadounidense sobre los derechos de autor, según la cual si el propósito con el que se utiliza una obra es justo, dicha obra puede utilizarse sin permiso del autor. En la revisión de la Ley de Derechos de Autor que se llevó a cabo en Japón en enero de 2019 se amplió la restricción legal para este tipo de usos, pero  la introducción de un concepto aún más restrictivo, el “uso justo de Japón” provocó una fuerte controversia que aún dura.

La expansión activa hacia los mercados extranjeros

Los mangas y animes japoneses gozan de gran popularidad también en el extranjero, y Hollywood genera una tras otra adaptaciones de esas obras a la gran pantalla. El último trabajo del director estadounidense James Cameron, Alita: Battle Angel (Alita: Ángel de combate / Battle Angel: La última guerrera), está basado en GUNNM, un manga original de ciencia-ficción de Kishiro Yukito, y la película Pokémon Detective Pikachu también está basada en personajes originales japoneses.

Según Akamatsu, Japón seguirá manteniendo de momento su dominio sobre la cultura internacional del manga. En el futuro desea abrirse campo en el mercado mundial con políticas más activas.

“Cada vez hay mejores dibujantes en países como China y Corea del Sur, pero debido a los límites impuestos a la libertad de expresión resulta difícil para ellos crear obras como, por ejemplo, Shingeki no kyojin (Ataque a los titanes). Su sueño es venir a Japón a dibujar, y ganarse la vida gracias a los derechos de autor. Quiero poder vender cada vez más obras de autores japoneses y extranjeros que viven en Japón, haciendo uso también de la digitalización y la traducción automática. El mercado japonés cada vez es más competitivo, entre otras cosas por el descenso de la tasa de natalidad, así que para poder aumentar el número de lectores debemos plantearnos como nuestro siguiente objetivo vender activamente en el extranjero.

Texto: Itakura Kimie (equipo editorial de Nippon.com)

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: parte de la página web Manga toshokan Z. El dibujo muestra a la heroína del manga Love Hina, de Akamatsu Ken.)

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