El ‘Man'yōshū’ y Reiwa, ecos del pasado en una nueva era
El ‘Man’yōshū’ y la era Reiwa: La importancia de vestir con gusto
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Tachite omoi
ite mo so omou
kurenai no
akamo susobiki
inishi sugata wo
Que en japonés moderno sería:
Tatte ite mo omoiukabu yo!
Suwatte ite mo omoiukabu yo!
Kurenai no
akamo wo sā!, suso hikasete
satte itta ano musume no sugata wo ne...
Me viene a la mente en vigilia,
a la mente me viene en sueños.
La del rojo akamo,
la que arrastra sus bajos,
aquella muchacha
que de mi vista huyó.
(Poema no atribuido a ningún autor, 2.550 del Libro XI)
El mo al que se refiere el poema equivale aproximadamente a las faldas envolventes (wrap around skirt) de nuestros días. Aquel mo permitía a las mujeres de la época mostrar su gusto en el vestir y les daba ocasión para competir entre ellas en ostentación. El abanico de opciones comenzaba con la longitud del propio mo. Se pensaba también en la anchura de los pliegues que tenía el mo. La forma también contaba, por supuesto, pues la prenda podía ser ceñida a la grácil figura de quien la vestía, o de generoso vuelo para remarcar su opulencia, según el caso, y todo variaban con las modas, gustos personales y exigencias de las ocasiones sociales en que el atuendo se lucía. ¿Qué mo portar? ¿Cómo sacarle el máximo partido estéticamente hablando? Todas extremaban el celo para que sus competidoras no les hicieran sombra. Un verdadero torneo del buen vestir femenino.
Por supuesto, el color era otro importante aspecto. Con la palabra akamo se designaba genéricamente los mo de colores vivos y alegres, como el rojo o el violeta. En la época de nuestro poemario, estos mo vistosos tenían mucho éxito. A mis alumnos les enseño siempre que en cuanto topen con un akamo en uno de estos poemas, imaginen ya una joven beldad, y que en esta regla no hay excepción.
En este poema en concreto, parece ser que la mujer lleva un akamo de los largos. Y se pasea con él arrastrando los bajos por el suelo. Bastará imaginar los trajes de novia que se estilan ahora. Cuánta tela destinar a la cola para obtener el efecto deseado es un importante problema.
Un amor que se adueña un buen día del corazón de un hombre. La imagen de su amada se le ha clavado en su mente y no le abandona. Ni de día ni de noche. Aquella figura que arrastra graciosamente la cola de su rojo mo.
Fotografía del encabezado: PIXTA.