Nuevo emperador, nueva era y una vieja incertidumbre: la sucesión
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¿Es el príncipe Hisahito la única esperanza? Una familia con un incierto futuro
En la rueda de prensa convocada por el entonces príncipe heredero y ahora nuevo Emperador en febrero de este año, poco antes de cumplir los 59, Naruhito expresó en estos términos su visión del futuro de la Casa Imperial: “Tanto la mengua del número de miembros masculinos de la familia imperial y su edad cada vez más avanzada, como el hecho de que los miembros femeninos tengan que renunciar a su condición y abandonar la casa al casarse son problemas que condicionan el futuro de la misma”, palabras que evidencian la preocupación con que el entonces príncipe contemplaba el futuro familiar.
Pero Naruhito evitó ser más explícito, diciendo que prefería “no comentar cuestiones relativas al sistema[de la Casa Imperial]”. La familia imperial continúa menguando debido a muertes y matrimonios que apartan de la misma a sus miembros femeninos y no está garantizado que en la próxima generación la sucesión al trono pueda hacerse sin problemas. Las medidas que será necesario tomar podrían originar grandes polémicas parlamentarias y a nivel popular, y esa podría ser la razón de que el nuevo Emperador, considerando su posición, decline pronunciarse sobre el particular.
Josei miyake, emperatriz por derecho propio y emperador por línea femenina
El Gobierno, por medio de su secretario general Suga Yoshihide, hizo saber en una sesión de la Dieta celebrada en marzo que a la mayor brevedad, una vez tomase posesión el nuevo Emperador, comenzaría a estudiar cómo asegurar una sucesión estable al trono. Cuando se entre a lidiar con este asunto, las discusiones se centrarán previsiblemente en si se va a permitir que las mujeres de la casa permanezcan en ella después de casarse con “plebeyos” y cumplan funciones públicas, lo cual podría lograrse estableciendo la figura del josei miyake, es decir, núcleos familiares femeninos con título propio, y en si se aprueba la existencia de herederas femeninas (emperatriz por derecho propio) o la de emperadores que sean de sangre imperial solo por herencia materna (emperador por línea femenina).
Se parte de que ya en 2005, bajo el Gabinete de Koizumi Jun'ichirō, el Consejo de Expertos en la Ley de la Casa Imperial emitió un informe según el cual serían aceptables tanto la sucesión femenina como la realizada por línea femenina, además de la figura o institución del josei miyake. Ha habido en la historia un total de 10 sucesiones femeninas en las personas de ocho emperatrices, una de las cuales es la famosa Suiko (siglos VI-VII), pero no hay ningún precedente de emperadores por línea femenina, es decir, de emperadores hijos de varones no pertenecientes a la familia imperial. Koizumi preveía remitir un año después a la Dieta un proyecto de reforma de la Ley de la Casa Imperial, pero la idea quedó aparcada a consecuencia del embarazo de la esposa del príncipe Akishino-no-miya y el subsiguiente nacimiento del príncipe Hisahito.
Cuando se emitió dicho dictamen, la princesa Masako, esposa del entonces príncipe heredero, Naruhito, había dado a luz a la princesa Aiko y en esa generación de la familia imperial no había ningún varón, por lo que la propuesta se dirigía a hacer posible que Aiko heredase el trono. Pero la ansiada reforma legal fue pospuesta cuando nació su primo, el príncipe Hisahito, que puso fin a un periodo de 40 años sin nacimientos de varones en la familia.
Posteriormente, en 2011, el director de la Agencia Imperial, Haketa Shingo, anunció que se estudiaría la posibilidad de crear la figura del josei miyake, a fin de asegurar una sucesión estable y facilitar el reparto de funciones entre los miembros de la familia. Ante esta declaración, el primer ministro Noda Yoshihiko, del entonces gobernante Partido Democrático, después de escuchar la opinión de un grupo de expertos se dispuso, en 2013, a remitir a la Dieta su propio proyecto de reforma de la Ley de la Casa Imperial. Sin embargo, la iniciativa fue abortada de nuevo cuando se produjo un cambio de partido en el Gobierno y Abe Shinzō fue nombrado primer ministro. El sector más conservador, que venía defendiendo la sucesión por línea exclusivamente masculina, se oponía a la reforma por entender que establecer la figura del josei miyake equivalía a legitimar la sucesión por línea femenina. Su propuesta consistía en reintegrar en la familia imperial a los descendientes de las ramas laterales que había sido desgajadas inmediatamente después del fin de la guerra.
El sistema vigente queda determinado por el artículo 1 de la Ley de la Casa Imperial, que establece que solo “los varones descendientes por línea masculina heredarán el Trono”, limitando la sucesión a dicho sexo. Esto significa que actualmente solo tres personas componen esa línea sucesoria: los príncipes Akishino-no-miya (primero en la línea), su hijo Hisahito y Hitachi-no-miya, tío del nuevo Emperador. Conseguir una sucesión estable es un grave problema que ha sido fuente de muchos desvelos para el anterior Emperador, hasta el punto de afectar a su estado físico. Ha tenido tres nietas y un nieto, pero en caso de que las tres primeras se casen con “plebeyos” deberán renunciar a su estatus de princesas (artículo 12 de la Ley de la Casa Imperial) y la situación más extrema -la de que solo quede en la casa Hisahito, el nieto varón- no es tan improbable.
En una encuesta llevada a cabo en 2018 por el periódico Yomiuri Shimbun, la idea del josei miyake como forma de sostener la actividad de la familia imperial obtuvo un 40 % de aprobación y un 16 % de oposición, con un 43 % de indecisos, unas cifras que indican que la ciudadanía no acaba de encontrar una solución satisfactoria a este problema. Y por si el momento no fuera lo suficientemente delicado, surgen ahora complicaciones en torno al casamiento de la hija mayor del príncipe Akishino-no-miya. En caso de establecerse el josei miyake, habrá también que considerar si es adecuado conceder un título al cónyuge de la princesa que contrae matrimonio, pero en las actuales circunstancias no puede descartarse que la opinión pública quede polarizada en partidarios y críticos.
El debate sobre las medidas para garantizar una sucesión estable al Trono del Crisantemo afecta al futuro de la familia directa del Emperador y a la de su hermano menor, el príncipe Akishino-no-miya. Ha llegado el momento de que la ciudadanía se plantee seriamente y sin más dilaciones cuál es el mejor sistema para la Casa Imperial. Aunque no cabe esperar una acción directa, sí que hay algunas expectativas de que el nuevo Emperador pueda implicarse o pronunciarse de algún modo.
Los médicos previenen contra las excesivas expectativas
La salud de la ahora Emperatriz Masako podría convertirse también en un gran problema para el nuevo Emperador. La anterior emperatriz, Michiko, fue el apoyo perfecto para su marido y las comparaciones pueden resultar muy crueles para su sucesora. En el último año, Masako ha prodigado sus salidas. En diciembre del año pasado, en un escrito revelado con ocasión de su 55 cumpleaños, hizo pública su determinación de seguir esforzándose para conseguir nuevos avances en su estado de salud y para cumplir en lo posible sus funciones públicas. Ese mismo día, el equipo médico que se ocupa de su salud hizo público un informe según el cual su proceso de recuperación prosigue, pero con altibajos en sus fuerzas físicas. Después de los trabajos de mayor envergadura o cuando se suceden los actos públicos, suele mostrar un persistente cansancio y una indisposición general. Los médicos pedían también comprensión hacia el hecho de que unas excesivas expectativas pudieran resultar contraproducentes. Especialmente duro se presentaba el año entrante, 2019, por la serie de actos públicos planificados, por lo que se consideraba importante que Masako evitase cualquier exceso y continuase con su tratamiento, para lo cual se pedía a la ciudadanía que tomase el caso con comprensión y cariño.
El nuevo Emperador, un hombre de carácter por lo general apacible, en una sola ocasión adoptó un tono vehemente. Fue en 2004, siendo príncipe heredero. “Es un hecho que también ha habido movimientos para negar la carrera y la personalidad de Masako”, dijo.
En un clima de gran presión psicológica para dar a luz el deseado varón que asegurase la sucesión, Masako fue en 2001 madre de Aiko. En 2003 comenzó a someterse a tratamiento médico. La declaración de su marido sobre la negación de su personalidad llegó un año después. La Agencia de la Casa Imperial no tardó en emitir un comunicado en el que se explicaba que Masako sufría un trastorno de adaptación y que su recuperación llevaría mucho tiempo.
Masako ha experimentado muchas dificultades para adaptarse al ambiente de la Casa Imperial, pero es innegable que uno de los factores más determinantes han sido las presiones para que fuera madre. Creo personalmente que detrás de la vehemente declaración de Naruhito se traslucía el deseo de que el caso de su atribulada esposa fuera visto con mayor benevolencia.
Probablemente, el pueblo japonés deba mostrarse especialmente comprensivo si en esta recién inaugurada era Reiwa la nueva Emperatriz no aparece tanto en público como lo hiciera la anterior durante la era Heisei. Tampoco podrán faltar, en esos casos, las oportunas explicaciones del chambelán de la Casa Imperial. E, igualmente, sería deseable que el propio Emperador, con toda franqueza, nos diera de vez en cuando las últimas noticias sobre el estado de ánimo de su esposa. Creo que si la gente conoce de cerca el esfuerzo que está haciendo Masako, a esta le resultará cada vez más fácil conseguir el oportuno grado de acercamiento con el pueblo.
Aprovechar las ventajas que trae la sucesión por abdicación
He oído decir a la gente que los objetivos que persigue el nuevo Emperador no son claros. En ese aspecto, ocurría lo mismo al iniciarse la era Heisei. El Emperador acudía a menudo a los lugares azotados por desastres naturales para consolar y expresar sus condolencias, tratando siempre de responder con rapidez a cuanto ocurría, y se ocupó también de asistir a las honras fúnebres en recuerdo de las víctimas de la guerra, algo que hasta ese momento no se había hecho satisfactoriamente. Han sido importantes méritos que han hecho de la era Heisei una era grande. Sería magnífico que también en esta ocasión el nuevo Emperador fuera acumulando parecidos méritos, no olvidando nunca las palabras de su padre, quien quiso “desempeñar su función simbólica acompañando siempre al pueblo en sus alegrías y tristezas”.
Quizás me haya puesto demasiado exigente cuando el Emperador apenas acaba de tomar posesión, pero es que la era Reiwa se abre para la Casa Imperial con algo que no tenía en eras anteriores, y es la presencia, 202 años después de su última aparición, del jōkō[denominación del Emperador después de abdicar el trono, correspondiente al “rey emérito” de España]. El jōkō se abstendrá seguramente de actuaciones demasiado visibles, pero es perfectamente natural que el nuevo Emperador le consulte.
Si surgen asuntos demasiado arduos incluso contando con la cooperación de Masako, una persona que ha vivido mucho tiempo en el extranjero y tiene una importante faceta internacional, el nuevo Emperador podrá acceder a toda la sabiduría acumulada por su padre. Ruego por que el jōkō, que mediante su abdicación ha hecho posible esto, tenga una larga vida.
Fotografía del encabezado: Naruhito y Masako saludan tras participar en una actividad de protección de los bosques en la zona costera de Tokio, el 17 de noviembre de 2018. (Jiji Press)