Nagimachi: un reto fílmico de sangre y barro para Katori Shingo
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En cine hay muchas formas de rodar; hay cineastas que lo hacen en el mismo orden en que están escritas las escenas en el guion, pero son muchísimos más quienes ruedan de manera totalmente desordenada. Los hay que se ajustan al presupuesto, a las agendas de los actores, y hay quienes tratan de juntar los días de rodaje en una misma localización… son formas de maximizar la productividad. Sin embargo para los actores, que deben construir de manera coherente su personaje, esas formas de rodar provocan mucha confusión.
Nagimachi también se rodó según el método más popular. Según las notas de producción, el primer día de rodaje Katori Shingo, que daba vida al protagonista, agredió físicamente a un joven actor que conocía ese día en persona por primera vez en su vida. No es algo que suceda en la vida de una persona normal y corriente. Además, al parecer Katori es muy particular con su manera de entrar a rodar. Según el director Shiraishi, nada más recibir el guion el actor lo lee una única vez y guarda bien esa primera impresión en su memoria sin volver a leerlo una sola vez más hasta el rodaje; después memoriza sus frases justo antes de rodar, y se lanza a escena.
Para el actor que entra a escena no siempre es evidente el contexto de los hechos o el eje temporal. A veces tiene que empezar a llorar a gritos sin que haya sucedido nada, o algo que ha pasado hace un rato sucedió en realidad hace años. Cuando creía que debía echarse a llorar por la muerte de un ser amado, se encuentra el día siguiente riendo con esa persona sobre cualquier tontería. Esto continúa durante días, y cualquiera acabaría con un ataque de nervios. Algunos actores cambian por completo de personalidad durante largos periodos de tiempo, desgastándose física y mentalmente para meterse en un papel, pero Katori es capaz de cambiar de personalidad en un abrir y cerrar de ojos, como si estuviera accionando un interruptor, algo que quizá le sirva para retener su cordura.
El actor, capaz de meterse así en su papel en un instante, va quedando atrapado de forma admirable en el rompecabezas que representa la vida del protagonista. Ikuo, interpretado por Katori, es un hombre acosado por deudas de juego que da la impresión de haber perdido ya toda esperanza en sí mismo. A pesar de que normalmente posee una mirada carente de vitalidad, en ocasiones se enciende con una chispa de locura. Cuando se produce ese cambio repentino de la calma a la acción, Katori parece a punto de derribar la pantalla misma con todo su cuerpo, aunque quizá se trate de una dimensión que va más allá de la simple construcción del personaje, y sea parte de él mismo.
La trama arranca en el momento en el que Ikuo, que vive con una mujer divorciada mayor que él, sin estar casados, y con su hija, estudiante de instituto, sale con las dos de la metrópoli para comenzar una nueva vida en casa de la familia de la mujer, en un pueblo de la prefectura de Miyagi llamado Ishinomaki. Ikuo empieza a trabajar en un taller de impresión y planea su siguiente destino, pero una noche la familia entera se ve involucrada en un incidente y hundida en la más profunda desgracia; Ikuo, quien se creía ya libre de sus deudas de juego, ve sus manos manchadas de nuevo…
La vida está compuesta de una serie de sucesos, pero son muchas las ocasiones en las que somos incapaces de ver su causalidad. Quizá sea como en el rodaje de una película. Es posible que solo parezca existir esa causalidad y en realidad no haya ninguna relación de causa y efecto entre esos sucesos, o que parezca no haberla pero sí exista. En diversas situaciones en la vida podemos sentirnos así y avanzar sin poder ver ningún tipo de resolución, y a veces las acciones que realizamos sin pensar o las palabras que soltamos acarrean terribles consecuencias. Nagimachi es la historia de personas arrastradas así por la tempestad, en un abrir y cerrar de ojos.
Ikuo traiciona la buena voluntad de otras personas y lo pierde todo; se ve hundido en el lodo, cubierto de heridas, y llora sin consuelo. Y sin embargo tanto Ikuo como otros hombres que se han apartado como él del camino recto no parecen arrastrar consigo, curiosamente, ningún arrepentimiento. Es evidente que la culpa habrá ido creando varias capas de rabia y rencor, como sedimentos, en el fondo de su corazón, pero por mucho que en ocasiones haya intentado rebelarse contra el amargo cáliz de la vida, nunca ha llegado a mojarse los labios con él, y ha desarrollado más bien una sobria resignación. No hay nada peor que los remordimientos para poder seguir adelante con su vida. Es por eso que, por duras que sean las circunstancias, para bien o para mal, nunca mira hacia atrás, solo continúa viviendo. Es algo que puede coincidir con la forma de vida que llevan los habitantes de los pueblos de pescadores, marcados por los terremotos, en los que se basa la historia. El título, Nagimachi, que podría traducirse como “Esperando la calma”, es especialmente apto para representar esta historia de pérdida y renacer.
Texto: Matsumoto Takuya (equipo multilingüe de Nippon.com)
Información de la película
- Reparto: Katori Shingo, Tsunematsu Yuri, Nishida Naomi, Yoshizawa Ken, Otoo Takuma, Lily Franky
- Director: Shiraishi Kazuya
- Guion: Katō Masato
- Producción y distribución: Kino Films
- Año: 2018
- País: Japón
- Duración: 124 minutos
- Página web: http://nagimachi.com/
- Estreno el 28 de junio (viernes) en los cines TOHO Hibiya y otras salas de todo el país