‘El gato y la sal, o de lo contrario el azúcar’: el primer largometraje de Komatsu Takashi
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El festival de cine Pia Film Festival es famoso por haberse convertido en la puerta al éxito para muchos directores de cine. Quienes reciben el Premio PFF en la competición de cine independiente tienen también derecho a obtener la Beca PFF, ideada como ayuda para la producción de largometrajes; si su proyecto se aprueba tras la evaluación de su planificación, el camino del director al debut comercial se ve de inmediato abierto, desde la producción hasta el estreno en cines.
La obra producida gracias a la edición 25 de la Beca PFF es Shio to neko, mata wa satō (La sal y el gato, o de lo contrario el azúcar). Se trata del primer largometraje del director Komatsu Takashi, quien triunfara en 2016 logrando el Gran Premio durante la edición 38 de los Premios PFF con su obra Shokutaku (A la mesa). Komatsu comenzó su andadura en el cine independiente con el club de investigación de guiones Tōmon de la Universidad Waseda, y participó con regularidad en diversos concursos de cine estudiantil.
Un escape de la vida nini
“Cuando era estudiante de instituto solía ver programas de humor como Ucchan Nanchan o Downtown, y decidí convertirme en guionista de sketches. Me pasaba el día pensando ideas para escribir. En la universidad quería estudiar guion, de modo que me metí en Tōmon, el club de cine, pero allí nadie investigaba nada sobre guiones: me colé por error en un club para personas que querían ser directores de cine. Pero durante mis primeros dos años de universidad estudié seriamente cómo escribir guiones. Después, cuando veía alguna película de estudiantes, sus historias me parecían muy aburridas. De modo que me propuse escribir un guion divertido y hacer una película independiente. Así es como empecé en la producción cinematográfica”.
Cuando comenzó a rodar cortos, en su tercer año en la universidad, los festivales de cine estudiantil no dejaban de seleccionarlos para competición.
“Veía películas que habían ganado un primer premio, rodadas con medio millón o un millón de yenes, y me llevaba las manos a la cabeza; ¿no podían elegir las obras con algo más de gusto? Yo rodé cerca de diez películas cuando era estudiante, y mi presupuesto medio era de unos diez mil yenes. La mayoría de las veces rodábamos en casa de alguien. Es algo que se ha mantenido hasta ahora”.
La graduación se acercaba y Komatsu, lejos de mostrar ningún interés por la búsqueda de empleo convencional, había decidido ser director de cine. Comenzó a trabajar duramente en trading intradiario, buscando ganancias para poder establecer su propia productora.
“En cierto punto logré convertir dos millones de yenes en veinte, pero cuatro años más tarde estaba en la quiebra. Tuve una crisis mental... Tuve que recurrir a rodar vídeos como freelance para poder comer”.
Por un tiempo fue incluso nini, pero finalmente comprendió que la única forma de convertirse en director era obtener una Beca PFF. Tras diez años volvió a ponerse tras la cámara para rodar Shokutaku, un mediometraje de 47 minutos. La película cuenta la historia de un chico nini que vive con su padre alcohólico, y de cómo ambos reciben a la que será la nueva madre; Komatsu recibió la beca y pudo así desarrollar su guion para convertirlo en el largometraje Neko to shio, mata wa satō, con lo que logró también su tan ansiado debut.
Una cámara que observa el hormiguero
El protagonista de la película es Satō Ichirō (Tamura Kentarō), un desempleado en la treintena. Si le preguntan, asegura que sí tiene trabajo: “Soy gato para mi madre”. Desde que Keiko (Miyazaki Yoshiko) perdiera a sus dos adorados gatos su condición mental se ha vuelto muy inestable, y sufre ataques de pánico si Ichirō se aleja de su vista.
Ichirō pasa sus días acompañándola a hacer las compras, sacando la basura, preguntándole a su padre si quiere comer y, si no, tumbándose en el suelo como lo haría un gato. Shigeru (Suwa Tarō), su padre, se pasa la vida bebiendo en su habitación, salvo cuando come en la sala de estar o se levanta para ir al baño.
Un día, un misterioso hombre y su hija aparecen en la casa de los Satō. Kaneshiro Jōji (Ikeda Narushi) fue el primer amor de Keiko, y desde que su esposa muriera se ha encargado de criar él solo a Emi (Yoshida Rinne). Jōji es un seguidor de las idols más puras e inocentes, y Emi ha crecido para, siendo pura e inocente, encarnar esos ideales. Padre e hija, poseedores de un sentido estético único, se muestran un tanto particulares sobre la ropa, la comida y la vivienda. Comienza así la extraña convivencia de esas cinco personas de dos familias, y como resultado el orden diario al que la familia Satō se había acostumbrado se ve poco a poco perturbado, y finalmente sacudido en sus cimientos...
“Si hubiera rodado el guion que tenía en un principio tal y como estaba, creo que se habría convertido en una película de unas cuatro horas. Corté en muchos sitios para poder llegar a la forma que tiene ahora; si hiciéramos una versión para Netflix creo que daría para una serie de ocho episodios”.
Las partes cortadas eran principalmente escenas relacionadas con el pasado de la familia Kaneshiro. Pero el hecho de que ese pasado ya no quede explicado aumenta la sensación de misterio de la pareja, y crea una atmósfera inquietante en torno a la familia Satō.
“Esta película no busca conmover a los espectadores haciendo que simpaticen con los personajes. Lejos de perseguirlos, traté de crear la sensación de que estábamos mirando hacia el interior de la casa a través de un agujero, y veíamos a esas personas haciendo sus cosas”.
La película está narrada con cámara fija, por medio de un estilo que consiste en la observación de una extraña microecología de cinco personas en un pequeño espacio, en una casa en las afueras.
“En las películas normales de entretenimiento la cámara se mueve por todos lados, y el público se sienta en una especie de montaña rusa para seguirla. En esta película no hice eso, sino algo similar a la observación de un hormiguero aplicado al interior de la casa. Me pareció interesante dar un paso atrás para contemplar las vidas de esas cinco personas”.
El sentido común es el origen de la incomodidad
“En los cimientos de mi cinematografía reside mi deseo de crear películas llenas de humor. No es que trate de hacer las cosas de determinada manera porque otros directores no las hacen así, pero lo mire como lo mire me da la impresión de que hay demasiadas películas serias en este mundo. Por eso creo que todavía existe un espacio para que yo desempeñe mi papel”.
Además del humor, Komatsu menciona en un abrir y cerrar de ojos la profunda incongruencia que existe con respecto al sentido común.
“El sentido común que indica que una familia debe ser de tal modo es lo que más odio en este mundo. Para empezar, el sentido común no deja de ser los valores de una mayoría de personas, pero hay gente para quien esos valores no se aplican. En términos generales, si hay cien formas de analizar a una persona no todas se incluyen en lo que se aplica a la mayoría, ¿no? Todos llevamos dentro algo que se puede considerar minoritario. Y sin embargo, el sentido común consiste en conformarse con lo que dice la mayoría, por lo que los que pertenecen a una minoría siempre sienten incomodidad e irracionalidad al respecto”.
En Japón hay un buen número de jóvenes que se convierten en nini, pese a que muchos se gradúan en las mejores universidades y consiguen trabajos en grandes empresas. Uno de esos desempleados es Ichirō, que recibe ciertas pautas con las que cuestionar el sentido común que le ha sido impuesto por la sociedad. Ichirō planea una pequeña aventura en la que añadirá azúcar, en lugar de sal, a sus huevos fritos. Pese a tratarse de pequeñeces diarias, las aventuras de Ichirō pueden conducirlo a grandes cambios.
“El sentido común en el mundo lo crean en gran medida los medios de comunicación, y en especial la televisión. Los ricos son felices, quienes viven en el campo son felices, las parejas compuestas por un hombre y una mujer son felices... Los medios muestran diversos vectores en la formulación de la felicidad, para varias personas. Y sin embargo la felicidad es algo relativo, que fluye. Basándome en parte en la Teoría de la Relatividad de Einstein, a quien admiro mucho, se me ocurrió esta historia sobre cómo buscar la felicidad”.
Komatsu asegura no haber recorrido ni un tramo de la ruta de la felicidad que indica el sentido común. Desde que era niño se burlaron de él por la forma de su pelo, y a los quince años comenzó a sufrir fuertes dolores de cadera. Eso le hizo crecer con una mayor insatisfacción hacia el mundo que la mayoría de las personas. En mis películas pudo sublimar esa energía negativa y utilizar una perspectiva diferente.
“Para un director la originalidad es lo más importante. Siempre nos preguntamos cómo podemos hacer una película que nadie más pueda hacer. Esto me llevó a incluir mis intereses, gustos y experiencias vitales, sin dudar por un momento. Y eso es lo que hace que una película valga la pena. Me di cuenta de ello cuando volví a dirigir, tras diez años sin hacerlo, al rodar Shokutaku”.
Cuando dicha obra obtuvo el gran premio en los Premios PFF Komatsu declaró: “Quiero, como director, lanzarme por todo el mundo; espero que me ayuden a lograrlo”.
“A partir de ahora también quiero seguir centrándome en el humor para hacer cine. Siempre me ha dado un poco de rabia que el sentido del humor japonés no se vea apreciado en el mundo. Una de las razones por las que hago películas es para dar a conocer la comedia japonesa; espero poder dar a conocer nuestro sentido del humor en todo el mundo ganando la Palma de Oro en Cannes. Es una de mis ambiciones”.
Texto: Matsumoto Takuya (Nippon.com)
(Artículo traducido al español del original en japonés)
Información de la película
- Dirección y guion: Komatsu Takashi
- Reparto: Tamura Kentarō, Yoshida Rinne, Suwa Tarō, Ikeda Narushi, Miyazaki Yoshiko
- Tema principal: Nilkly, “Fact or Fable”
- Producción ejecutiva: PFF Partners (Pia, Horipro, Nikkatsu) / Corporación PFF
- Producción: Eriza Company
- Distribución: Corporación PFF / Magic Hour
- Año de producción: 2020
- País de origen: Japón
- Duración: 119 minutos
- Página web oficial (en japonés): https://www.nekoshio.com/
- En Eurospace (Shibuya) y salas de todo el país