Una mirada al final de la vida en la sociedad superenvejecida de Japón
Reportaje de la operación de cadera de mi esposa
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Todo lo que aguanta la articulación de la cadera
Seguramente todos recordamos haber visto alguna vez un modelo del esqueleto humano en un rincón de un laboratorio de ciencias. Situada casi en el punto medio del cuerpo, encontramos la articulación de la cadera, que sostiene el tronco, lo conecta con el tren inferior y es una pieza imprescindible para caminar sobre dos pies. A pesar de su estructura aparentemente simple, que se asemeja a una pelota encajada a un cuenco a lado y lado, se trata de un mecanismo muy sofisticado que permite movimientos muy variados en vertical y horizontal.
El fémur es el hueso más largo del cuerpo humano. Cuanto más perfectamente encaja su cabeza con la cavidad en forma de cuenco (acetábulo) que hay en la pelvis, mejor puede moverse la cadera. La rotación de esa cabeza redonda como una bola en su cavidad es lo que genera movimientos en distintas direcciones.
Hace unos 20 años tuve la oportunidad de fotografiar un modelo de esqueleto anatómico. Moví la bola de la cabeza del fémur dentro de la cavidad y la perfección estructural de aquel mecanismo sorprendentemente simple me pareció un auténtico misterio.
La artrosis de cadera
Con la actividad desenfrenada que lleva a lo largo de toda la vida, no es de extrañar que la cadera empiece a quejarse al llegar a la vejez. El cartílago que hace de amortiguador entre la bola y el cuenco se va desgastando, la musculatura que rodea la articulación se empobrece y aparecen molestias causadas por el ahuecamiento del hueso, entre otros factores. Cuando el paciente ya no puede aguantar con los tratamientos de mantenimiento para paliar el dolor, se considera la opción de retirar la articulación dañada y sustituirla quirúrgicamente por un implante artificial.
El factor congénito que hay detrás de la mayoría de los casos de artrosis de cadera de las mujeres japonesas es el tamaño del acetábulo: en torno al 80 % de las mujeres de mediana y avanzada edad presentan una cavidad demasiado pequeña que no permite que la cabeza del fémur quede seguramente encajada. Mi esposa no es ninguna excepción y también ha terminado desarrollando coxartrosis.
Mi esposa es toda una veterana de los problemas de cadera; empezó a notar molestias cuando estudiaba el bachillerato, por lo que lleva medio siglo lidiando con ellos. Más que el dolor de cadera en sí, las complicaciones aparecieron por intentar evitar ese dolor: se le desalinearon las piernas y la cadera, una pierna se le quedó más corta que la otra y a veces le costaba andar distancias largas. Probó todos los tratamientos existentes y fue trampeando hasta casi los 70 años.
Yo de vez en cuando le daba masajes y friegas con la esperanza de que mejorara. Sin embargo, cuando el desgaste del cartílago llegó al límite, el dolor pasó a ser insoportable y mi mujer acabó decantándose por operarse para ponerse un implante de cadera.
Cerca de casa, en el distrito tokiota de Setagaya, está la Clínica Tamagawa, que practica más de mil operaciones de cadera al año y está entre las más reputadas del país. Cuando acudimos para una consulta tiempo atrás, tuvimos la suerte de saber que quien operaría a mi mujer sería el doctor Matsubara Masaaki, que dirige el Centro de la Cadera y es el mejor cirujano de Japón en su especialidad. Fue un gran privilegio, teniendo en cuenta que más de 4 millones de japoneses sufren la misma afección que mi esposa. Por eso decidí solicitar un permiso especial para hacer un reportaje de la operación.
La reunión previa a la operación
Una semana antes de la operación, los médicos se reúnen en una estancia a la que llaman “la sala de dibujo”. Rodeados de enormes pantallas que muestran pruebas diagnósticas de imagen como radiografías y TAC, debaten minuciosamente sobre los métodos quirúrgicos más adecuados para cada uno de los pacientes a los que van a operar la semana siguiente.
Sobre la mesa hay láminas transparentes con dibujos de modelos de implantes de cadera elaborados por distintos fabricantes. Los médicos colocan papel de calcar encima y trazan a lápiz la posición de inserción del implante según la planificación preoperatoria.
“Yo dibujo los huesos en azul y el implante en rojo porque me parece que queda más vistoso, pero hay quien lo dibuja todo en negro. Depende del médico”. El doctor Matsubara también ha acudido a las 7 de la mañana para elaborar la planificación obligatoria de los pacientes a los que va a intervenir en la próxima jornada.
En el Centro de la Cadera disponen de un software de navegación en tres dimensiones para elaborar las planificaciones preoperatorias, por lo que no hay necesidad de dibujar esbozos a mano. No obstante, trazar las líneas usando el método de ensayo y error funciona como una simulación antes de la operación y sirve de formación para los médicos jóvenes que todavía no tienen mucho rodaje en quirófano. El doctor Matsubara también efectúa una revisión final de este paso siempre.
Matsubara hace hincapié en la importancia del dibujo para asimilar el proceso quirúrgico de forma física: “Un doctor más veterano me dijo que, a medida que uno dibuja, va viendo las relaciones entre las estructuras que hay detrás de los huesos y descubre líneas que estaban ocultas. En mi juventud, no teníamos imágenes en tres dimensiones. Esto es lo que venimos haciendo desde hace treinta años”.
Seguramente la sala de reuniones ha sido bautizada como “sala de dibujo” porque el equipo médico comparte el enfoque del doctor Matsubara.
Comienza la operación
Han dormido a mi esposa con anestesia general.
La cirugía se va a ejecutar por incisión frontal. El doctor Matsubara fue el pionero que trajo a Japón este tipo de intervención que ahora es tan común. Antes lo normal era abrir por la parte de atrás, que queda más cerca de la articulación de la cadera, pero ese método conlleva el riesgo de causar un daño irreparable si se corta el músculo o la estructura sin querer. Matsubara buscaba un método mejor y, cuando se enteró de la idea gracias a un médico alemán en un congreso, se fue de inmediato a Alemania para aprenderlo de primera mano. Como el nuevo método permitía operar desde la parte frontal, sin dañar músculos ni tendones, la recuperación postoperatoria era revolucionariamente buena. El Centro de la Cadera viene practicando todas las operaciones de implante de cadera desde 2009 con este método.
En muchos contextos, se nota que el estilo creativo e ingenioso de Matsubara, forjado por su amplia experiencia quirúrgica, tiene continuidad con las nuevas generaciones del Centro de la Cadera, en el desarrollo de implantes adecuados a los japoneses, la investigación en nuevas cirugías por navegación con modelos de TAC en 3D o la creación de instrumental quirúrgico ergonómico.
El sistema más novedoso, asistido por un brazo robótico
La operación se acerca a su punto álgido. Es el momento de que intervenga Mako, un robot quirúrgico desarrollado con la más avanzada tecnología. El cirujano realiza la intervención manualmente y el robot lo asiste bloqueando el movimiento cuando detecta que va a limarse una parte del hueso que no estaba prevista en la planificación preoperatoria.
“Desde que adoptamos este sistema, operamos más tranquilos. No tenemos que depender de la técnica particular de un médico destacado y su ‘mano divina’, sino que podemos llevar a cabo un trabajo de equipo en el que cualquier médico sea capaz de operar con solvencia”, explica Matsubara.
Rehabilitación desde el día después de la operación
Escuchar la voz de los huesos
El doctor Matsubara cumplirá los 70 el año que viene. Sigue practicando 250 intervenciones al año y se mantiene tan joven y activo que no aparenta su edad. El niño que soñó con ser arqueólogo y era un apasionado del fútbol creció para convertirse en un cirujano ortopédico que ha liderado los avances de la cirugía de cadera en Japón durante décadas.
Se me ocurre que, si el acetábulo de la pelvis fuera la entrada de una cueva, el doctor Matsubara sería el delantero que chuta el balón y lo cuela en el agujero. Y escuchar atentamente la voz de los huesos, que resuena en las profundidades del cuerpo, no deja de parecerse a la excavación arqueológica.
Observar la vejez es observar los huesos.
Fotografías y texto: Ōnishi Naruaki.
Fotografía del encabezado: Analizando una radiografía de la cadera para planificar la operación.
(Traducido al español del original en japonés.)