Bienvenidos al ‘haikai’ clásico
Melancólico es el “biii…” / del dilatado bramido / de los ciervos en la noche (Bashō)
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びいと啼(なく)尻声かなし夜の鹿 芭蕉
Bī to naku
Shirigoe kanashi
Yoru no shika(Poema escrito por Bashō en 1694 e incluido en Oi nikki)
Melancólico es el “biiii…”
del dilatado bramido
de los ciervos en la noche.
A partir del periodo Heian (794-1185), en el santuario de Kasuga Taisha, situado en Nara, los ciervos son considerados mensajeros de los dioses y, por ende, tratados con la máxima deferencia. Hoy en día, estos rumiantes siguen paseándose a sus anchas por el parque de Nara y sus cercanías para regocijo de los turistas. Al parecer, Bashō nunca olvidó dedicar unos versos a los ciervos durante sus visitas a Nara y el poema que nos ocupa es el más tardío de los tres que compuso.
Según el libro Oi nikki, el día 8 del noveno mes (22 de octubre en el calendario solar) de 1694, Bashō, que viajaba a Osaka desde su Iga-Ueno natal, se alojó en alguna hospedería próxima al estanque de Sarusawa, en Nara. Era una clara noche de luna y los bramidos de los ciervos llegaban de todas las direcciones, así que Bashō decidió salir a dar un paseo nocturno, fruto del cual son estos versos.
Desde hace mucho tiempo, las formas tradicionales de poesía han gustado de recoger el bramido del ciervo macho durante su periodo de celo, presentándolo como un tema de otoño. Pero parece ser que la introducción de la onomatopeya bī que aquí vemos es una innovación de Bashō. Shirigoe es un vocablo popular que designa la parte final de un sonido prolongado como el “biiiii…” de los ciervos. Esas resonancias que se pierden en el aire son las que arrancan a Bashō el adjetivo kanashi, que podemos vincular con el kanashi de uno de los poemas de Sarumaru no Taifu (Dayū) en el que dice que es así como se siente el otoño cuando se oye el bramido del ciervo (un macho buscando a una hembra) abrirse paso entre las hojas caídas de los arces en lo más recóndito de las montañas. Es un waka muy conocido que podemos leer en la primera antología imperial Kokin wakashū o en la popular colección Hyakunin isshu. Bashō se arrima aquí a Sarumaru no Taifu, pero aportando la concreción de ese detalle onomatopéyico que le da un tono muy haikai, personalizando así el sentimiento que emana de esa bella estampa de la vida silvestre.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA)