Bienvenidos al ‘haikai’ clásico

No deja dónde verter / el agua de la bañera / el canto de los insectos (Onitsura)

Literatura Cultura

Mushi no koe (“canto de los insectos”) es el término estacional en esta cuadragesimosegunda entrega.

ぎやう水のすて所なき虫のこゑ 鬼貫

Gyōzui no
sutedokoro naki
mushi no koe

(Poema de Onitsura recogido en la colección Odamaki Kōmoku, de 1698)

No deja dónde verter
el agua de la bañera
el canto de los insectos.

Gyōzui es una palabra antigua que designaba el baño, típicamente el que se hacía en un gran barreño. Actualmente se asocia con el verano, pero en el caso de este poema no funciona como término estacional, cumpliendo esa función mushi no koe, que nos habla del otoño. El poema recoge ese momento en el que alguien acaba de bañarse y desea verter el agua del barreño en algún lugar, pero el estridor que lo rodea le hace pensar que todo está plagado de bichitos cantarines y no hay ningún lugar donde pueda verterla sin ahogar su voz. Imaginamos que la escena ocurre una tarde de principios del otoño, en el patio o jardín trasero invadido por las hierbas de alguna casa particular, cuyo dueño ha estado trabajando todo el día y se ha tomado un reconfortante baño. En Japón hay muchos insectos parecidos al grillo: el kirigirisu, nombre genérico que designa varias especies, el suzumushi (Meloimorpha japónica), el matsumushi (Xenogryllus marmoratus), etcétera, y la poesía tradicional se fija en ellos con deleite como amenos cantores a los que hay que tener en estima y, en lo posible, no interrumpir.

Onitsura (1661-1738), fue un poeta de Itami, en la antigua provincia de Settu (actual prefectura de Hyōgo). Cuando aún no tenía 30 años, se convenció de que el haikai o era sincero o no era nada y se resolvió a reflejar en él los sentimientos humanos tales y como son.

Uno de sus mejores amigos, el poeta de Osaka Raizan (1654-1716), tiene unos versos similares en los que se congratula de que, con la entrada del otoño, ya no se siente la necesidad de bañarse todos los días, circunstancia que favorece la continuidad de las simpáticas voces de los bichitos del jardín. No sabemos en qué año compuso Raizan esos versos, pero, en todo caso, parece que estos dos amigos quisieron competir combinando en un mismo poema el baño y el canto de los insectos.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)

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