Bienvenidos al ‘haikai’ clásico
Reos como eran de muerte / marido y mujer hoy visten / las ropas de la estación (Buson)
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御手討(おてうち)の夫婦(めおと)なりしを更衣(ころもがえ) 蕪村
O-teuchi no
meoto narishi wo
koromogae.(Poema de Buson escrito hacia 1770 e incluido en Buson kushū)
Reos como eran de muerte
marido y mujer hoy visten
las ropas de la estación.
En muchos sitios, el 1 de junio es la fecha fijada por las escuelas de secundaria e institutos de bachillerato para que sus alumnos cambien al uniforme de verano. Con sus camisas blancas de manga corta, se les ve frescos y deportivos. En el periodo Heian (794-1185), en el que regía el calendario antiguo, el cambio a la ropa de verano se hacía el primer día del cuarto mes (20 de mayo en el caso de 2023) y el cambio a la de invierno el primero del décimo mes (13 de noviembre). También en el periodo Edo (1603-1868), la ropa de verano, que solía ser un awase o kimono fino con forro interior, se sacaba del armario el primer día del cuarto mes. En poesía, koromogae o “cambio de ropaje” viene a ser sinónimo de inicio del verano. Es un término estacional que comunica una deliciosa liviandad física y mental.
Tomando como motivo el koromogae, Buson compone aquí un poema con regusto teatral. “Había un hombre y una mujer que estaban a punto de ser pasados a espada, pero... se les perdonó, sí, y hoy se mudan de ropa”. Imaginamos el dramatismo de este amor no autorizado, esta “fornicación”, como entonces se interpretaba, entre un joven samurái al servicio de un poderoso señor y una sirvienta de este. Ambos son merecedores del mayor escarmiento posible, pero les llega la gracia y ahora forman un matrimonio con todas las de la ley.
Estos amantes que estaban resignados a morir han vuelto a la vida, han empezado a vivirla como siempre y también a ellos les llega el día del koromogae, que trae más alegría y más gozo que nunca. Es la fecha en que se desprenden del opresivo invierno y renacen a esa nueva estación que desparrama luz y lozanía.
Entre los haikai clásicos no son raros estos poemas imaginativos. Buson, en particular, cuidaba mucho estas imágenes emanadas de los términos estacionales, para los que sabía idear la historia perfecta. Y la habilidad con que se las arreglaba para condensar situaciones tan enredadas como esta en tan solo 17 sílabas solo puede ser calificada de genial.
(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)