Coronavirus: los contagios disminuyen, pero los hospitales siguen al límite
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El número de enfermos graves no baja, las camas siguen ocupadas
El 8 de febrero se extendió un mes más el estado de emergencia, anteriormente declarado por las dificultades médicas a las que se enfrentaba el país, situación que sigue sin cambiar; Kunishima Hiroyuki, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad St. Marianna (prefectura de Kanagawa) y director del Centro de Enfermedades Infecciosas de dicha universidad, menciona dos ideas importantes al respecto.
La primera es que los enfermos graves no mejoran tan rápido. Kunishima lo explica de este modo:
“Los pacientes de coronavirus presentan una enorme variedad de síntomas, y su tratamiento difiere mucho según el estado del paciente. Cuando los enfermos graves ingresan en un hospital necesitan recibir, en ocasiones, más de un mes de tratamiento y cuidados, y a veces fallecen. Hay muchos casos de pacientes ingresados por periodos prolongados de tiempo, con lo que se hace indispensable contar con la atención de los trabajadores de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En otoño de 2020, con la tercera oleada del virus, surgieron muchos casos nuevos de enfermos de coronavirus, y como el número de pacientes graves ingresados no se reducía, muchos de esos nuevos pacientes se vieron obligados a recibir el tratamiento en alojamientos establecidos para ese fin, o tratarse ellos mismos en casa, mientras esperaban el momento de poder ingresar. Esa lista de espera fue creciendo sin parar. Es por eso que, a pesar de que el número de nuevos casos se ha reducido, los casos graves siguen sin descender y la carga para los centros de atención médica no mejora”.
Entre esos enfermos que esperan su turno en casa hay casos en los que la condición física se deteriora de pronto, y por mucho que se pida una ambulancia la mayoría de los hospitales no pueden hacerse cargo, y el enfermo se ve trasladado de un lugar a otro sin llegar a encontrar un centro en el que ingresar. Se han dado varios casos de pacientes que han muerto sin poder ingresar en ningún sitio.
Los enfermos de la tercera oleada eran en muchos casos ancianos. A comienzos de febrero, en Tokio, más del 30 % de los pacientes ingresados debido al coronavirus eran personas de 80 años o más. Kunishima señala, en relación con estos datos:
“En nuestro sistema comunitario de salud, en una sociedad tan envejecida, hay muchos casos en los que la atención a ancianos con neumonía por aspiración o con senilidad se da en las residencias de ancianos o en las visitas médicas al hogar. Con los métodos actuales de tratamiento del coronavirus, sin embargo, debido a la incidencia de grupos de infecciones en entornos familiares o en residencias de ancianos, se ha producido un tremendo incremento en el número de personas de edad que ingresan en hospitales específicos para recibir tratamiento por el virus. Son precisamente los ancianos quienes corren un mayor riesgo de empeorar y pasar por ello largas temporadas en el hospital, con lo que el número de camas se ve cada vez más reducido”.
“Además existen muchos otros tipos de problemas derivados, como el hecho de que muchos pacientes no tienen claro qué tratamiento desean recibir cuando se contagian, o que al contagiarse los cuidadores ancianos, aquellos ancianos a quienes cuidan y están en estrecho contacto con ellos no tienen dónde acudir”.
Lo que resulta aún más problemático en los centros de salud es que, pese a que un paciente pueda recuperarse hasta el punto de no representar un peligro de contagio para otras personas, tiene problemas para ser transferido y no puede regresar a la residencia original. Esto se debe al temor a las infecciones nosocomiales. Son muchos los pacientes de larga estancia que necesitan tratamientos de rehabilitación tras recuperarse, pero pocos los lugares donde se les ofrecen estos servicios a pacientes ya recuperados. Así, hay quienes deben permanecer hospitalizados pese a haberse recuperado de la infección, frenando el ingreso de nuevos contagiados.
Aumentar las camas para el coronavirus no es tan fácil
Como segunda razón para la crisis médica, Kunishima señala que “aumentar las camas para el coronavirus es difícil”.
Según datos de 2018 de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), en Japón existen 13 camas de hospital por cada mil habitantes, un promedio muy superior a las 4,7 camas de media de los países miembros de la organización. Teniendo en cuenta la situación actual sería lógico pensar que la solución consiste en aumentar el número de camas, pero no es algo tan fácil de lograr. Kunishima lo explica de este modo:
“Las camas para pacientes del coronavirus requieren también un alto grado de cuidados y atención, y más enfermeros que en un ala común de hospital. Por consiguiente cuando aumentan las camas ocupadas por pacientes de coronavirus disminuyen en gran medida aquellas ocupadas por otro tipo de enfermos. No obstante, a los hospitales de cuidados intensivos que se encargan de casos de emergencia también llegan muchos pacientes de otras enfermedades, los médicos continúan administrando sus tratamientos de cáncer, insuficiencias cardíacas y demás, y la situación actual, por tanto, no puede avanzar demasiado”.
Además, la carga de las camas para el coronavirus es, para un hospital, muy grande.
“A la hora de planificar camas para atender a enfermos del coronavirus es necesario dividir el espacio para prevenir nuevos contagios, y realizar determinadas obras en el sistema de aire acondicionado, como medida contra las infecciones por microgotas. Por otro lado, en un hospital común casi ninguno de los médicos, enfermeros u otros trabajadores utiliza diariamente mascarillas N95 como parte de su equipo de protección, por lo que deben realizar un entrenamiento adecuado para aprender a usarlas. Son muy escasos los médicos, enfermeros y técnicos capacitados para proporcionar cuidados intensivos a enfermos del nuevo coronavirus, y para formar a más personal es necesario que especialistas en enfermedades infecciosas hagan tres años de prácticas; hace falta mucho tiempo”.
“Actualmente, en muchos hospitales se dan muchos contagios, individuales y en grupo, tanto entre personal como entre pacientes, y se van realizando confinamientos cama por cama. Se trate de camas para el coronavirus o de otro tipo, si se dan contagios dentro de los hospitales las camas disponibles en cada región se reducen”.
El 80 % de los hospitales de Japón son instituciones privadas; en Tokio representan un 90 %. La mayoría no son edificios de gran escala, y por mucho que se necesite ampliar su capacidad de recepción para casos de coronavirus la mayor parte de esos centros privados no pueden hacer frente a esa demanda, al considerar cuestiones como los riesgos administrativos, la financiación, el personal o el equipamiento. Los hospitales donde sí resulta viable realizar ese aumento de camas se ven limitados, pues, a centros públicos y a una parte de los privados, con lo que el tratamiento del coronavirus se ve también limitado.
La ley permitirá publicar los nombres de los hospitales que rehusan atender a contagiados
La extremadamente débil cooperación entre hospitales es otra de las razones de la crisis médica actual. Como se ha mencionado anteriormente, existen trabas para la transferencia de pacientes recuperados de su contagio. Hay hospitales que temen los daños que podrían sufrir debido a su posible reputación como “hospital que acepta enfermos de coronavirus”.
Son los Gobiernos prefecturales quienes deben, en teoría, encargarse de la regulación de traslados de pacientes cuya gravedad ha mejorado, pero en la práctica les resulta difícil dar instrucciones u órdenes a hospitales privados, y hasta hace poco solo se enviaban peticiones. La situación actual, en la que no queda clara la división de responsabilidades entre hospitales, está retrasando la mejora de la crisis.
Para hacer frente a ese problema, el 13 de febrero de 2021 se promulgó una enmienda a la Ley de Enfermedades Infecciosas, la cual permite a los gobernadores prefecturales enviar peticiones de cooperación a los centros de tratamiento para que acepten a pacientes contagiados, centros que podrán recibir una advertencia en caso de rechazar la petición, y de no presentar razones de peso para su negativa podrán también ver publicados sus nombres. Hay gobernadores que comentan: “Así lo tenemos más fácil para enviar peticiones a hospitales que cuentan con un cierto poder”.
Kunishima llama la atención sobre un último punto, de cara a la mejora de la carga de los tratamientos.
“Los recursos para tratar a los pacientes son limitados; cuanto más aumente el número de contagios mayor será la carga que supone su tratamiento, y temo que aumente aún más la cantidad de enfermos que no pueden ser atendidos, tanto de coronavirus como de otras dolencias. Básicamente resulta imprescindible reducir el número de contagios”.
(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: tropas de tierra de las Fuerzas de Autodefensa de Japón se apresuran a realizar labores de asistencia en un centro médico en Miyakojima, Okinawa, zona con una gran carga de contagios – 31 de enero de 2021, prefectura de Okinawa, ciudad de Miyakojima, Jiji Press – cortesía de la Oficina Conjunta de Personal del Ministerio de Defensa)