Las geishas de Hakone se internacionalizan en tiempos del coronavirus
Sociedad Turismo- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Brindando cada cual a su manera
Con el jarrito y la copita de servir sake preparados, la geisha Yumiko-san contiene sus nervios ante el inminente inicio de la sesión. Son las 9:00 de la noche en Japón y al otro lado de la pantalla esperan ya los seis grupos invitados, a quienes Yumiko-san recibe con la sonrisa que la caracteriza y su fluido inglés. Rompe el hielo con un “where are you now?”.
En esta ocasión los invitados son todos estadounidenses: una pareja de Kentucky, otra de Michigan, una abuelita de Massachusetts y un matrimonio que vive en Yokosuka (prefectura de Kanagawa).
“Pues mira, yo, de pequeña, viví algún tiempo en Boston, por el trabajo de mi padre. Gracias por acompañarnos tan tempranito por la mañana. Empecemos con un brindis”, dice mostrando su vasito de cerámica. “¡Sí, un poco temprano sí que es para hacer estas cosas!”, ríen los invitados, unos con sus grandes tazas de café, otros con sus latas de cerveza. La velada se inaugura con joviales “Cheers!” y “¡kanpai!”. Todo se hace en inglés.
Yumiko-san, una geisha de Kioto que se inició en el baile clásico japonés a los 8 años, tiene licencia como profesora por la escuela Sōke-Fujima. Durante las actuaciones su función no es la de bailar, sino la de cantar y tocar el shamisen (instrumento musical de tres cuerdas) sentada en el fondo del escenario. Pero en esta festiva reunión en línea ella se basta para hacer ambas funciones.
Yumiko-san toma el shamisen y abre con Itakodejima, una cancioncilla tradicional que ensalza la belleza del ayame (Iris sanguinea, una variedad de lirio grande y vistosa) que florece a la orilla del río. Seguidamente, abanico en mano, baila la pieza. Absortos, los invitados no se pierden ninguno de sus movimientos, ni los de sus juguetones dedos, ni los de su elocuente mirada, que expresa un universo de matices.
Sukiyaki con instrumentos tradicionales japoneses
A los invitados les pica la curiosidad y, llegado el momento, a Yumiko-san le llueven las preguntas. ¿Por qué te hiciste geisha? ¿Tocas también música occidental? ¿Es verdad que las geishas siguen ritos y costumbres muy duros? Y Yumiko-san va despachándolas con desenvoltura.
Seguidamente, Yumiko-san toma el kokyū, una suerte de violín japonés de tres cuerdas que se tañe con arco. Con él, interpreta el tradicional Sakura, sakura, y la canción de Sakamoto Kyū Ue wo muite arukō. Explica que, con el peculiar título de Sukiyaki, esta canción fue un gran éxito musical en los Estados Unidos allá por el año 1963, llegando a situarse a la cabeza de la lista de éxitos musicales.
Los 30 minutos que dura la reunión se pasan en un santiamén. Yumiko-san se despide invitando a todos a visitar Hakone y ver su actuación en vivo cuando vengan a Japón. Los invitados unen sus voces para dar las gracias.
Hablamos con Yumiko-san una vez concluida la reunión. Después de graduarse por la Universidad de Dōshisha, trabajó como intérprete, traductora y atendiendo consultas antes de hacerse geisha en Hakone en 2011. Fue el deseo de poder tocar todos los días el shamisen lo que la llevó a tomar esta decisión.
Yumiko-san cuenta que estas reuniones tienen a veces momentos memorables. Fue para ella una gran sorpresa, por ejemplo, que dos encargados del atrezzo del Teatro de la Ópera de Roma le dijeran que sabían hacer el konpira-funefune (pasatiempo en que dos personas sentadas ante un objeto alternan rápidos movimientos de mano sobre él según determinadas reglas al son de la cancioncilla tradicional homónima) y que querían hacerlo, si Yumiko-san se avenía a poner el acompañamiento musical.
La propuesta vino de una nueva empleada de 23 años
La iniciativa de servirse de las nuevas tecnologías para hacer llegar al público internacional esta importante parte de la cultura tradicional japonesa parte de Gaiax (Chiyoda-ku, Tokio) una sociedad anónima que trabaja con redes y aplicaciones sociales. Fue, en concreto, a una nueva empleada de 23 años, Nishimura Tamaki, a quien se le ocurrió la idea.
“Todo comenzó con Meet Geisha, un evento que hicimos en noviembre del año pasado junto a la asociación cultural Hakone Yumoto Geinō y a la empresa Odakyū Hakone Holdings”, explica.
Gracias principalmente a sus muchas fuentes termales, Hakone es una de las principales zonas turísticas de la región de Kantō. Odakyū Hakone Holdings es la compañía que opera el ferrocarril de altura, el funicular, el “barco pirata” y otras populares atracciones que conectan los diferentes puntos turísticos de esta zona. El pasado verano, la empresa pidió a Gaiax que idease una nueva estrategia de promoción turística, con vistas a aprovechar la afluencia de turistas extranjeros que se esperaba para el año olímpico.
Entonces Nishimura era apenas una alumna de cuarto año en la Universidad Ritsumeikan (Kioto) que había conseguido de Gaiax un compromiso de contratación y que iba y venía ya entre Kioto y Tokio, todavía como empleada temporal, en el área de gestión de proyectos para el turismo internacional. Enseguida se le ocurrió que las geishas de Hakone podían convertirse en un gran foco de tracción turística.
“Hasta entonces, yo no sabía nada sobre las geishas de Hakone”, reconoce Nishimura. El desconocimiento era generalizado, como pudo confirmar después de hacer una serie de entrevistas en las cercanías de la estación de ferrocarril de Hakone-Yumoto. Menos del 30 % de la gente había oído hablar de ellas.
La gente conocía, por supuesto, las geishas de Kioto y tenía idea de que también las había en Atami y Kanazawa. En Tokio, eran famosas las de los barrios de Akasaka y Fukagawa. Pero que las hubiera también en Hakone sorprendía a muchos.
En realidad, en Hakone hay más geishas que en ningún otro lugar de Japón, incluyendo Kioto. Están registradas 150 en 31 establecimientos en torno a las fuentes termales de Hakone Yumoto. Aun así, fuera de esta zona esto se desconoce casi por completo. Nishimura supo ver en esta situación la oportunidad de empezar a explotar un nuevo mercado.
Fuera de los escenarios tradicionales
Nishimura contaba ya con la experiencia de haber trabajado durante un año, como universitaria contratada a tiempo parcial, en un bar gestionado por una de las más conocidas geishas del barrio de Gion, en Kioto. “La vestimenta de las geishas y su maquillaje llaman mucho la atención, pero no sorprenden menos sus dotes comunicativas. Pensé que todo ese encanto que tienen no debería quedar reservado a esa minoría que son sus actuales clientes, hombres ya de cierta edad, y que sería bonito difundirlo entre los extranjeros y entre el público japonés más joven de ambos sexos”.
Las asociaciones de locales de geishas suelen disponer de un local llamado kenban para la formación de las geishas. A Nishimura se le ocurrió que, usando el kenban de Hakone, podrían organizarse eventos de bailes y actuaciones, en los que fuera posible hablar con las chicas y fotografiarse con ellas. Para los turistas extranjeros en Japón, planeó también sesiones en inglés.
La persona responsable de las relaciones públicas de la asociación cultural Hakone Yumoto Geinō recuerda que al principio muchos miembros de la asociación veían la idea de Nishimura con escepticismo, dudando de que repercutiera positivamente sobre el negocio, pero que, cuando oyeron sus explicaciones, se fueron convenciendo de que, sin apartarse de la tradición, era posible adaptarse a los tiempos y evolucionar. “Uno de los puntos fuertes de las geishas de Hakone es que la mayoría de ellas son jóvenes. De las 150, más de la mitad son veinteañeras. Y esa juventud ha sido también la energía que nos ha permitido asimilar esta transformación del negocio”.
El golpe demoledor del nuevo coronavirus y el negocio en línea como salida
El evento Meet Geisha empezó con buen pie, pero tres meses después de su puesta en marcha hubo de ser suspendido al desatarse la crisis del nuevo coronavirus. Las actuaciones en los otros locales también se suspendieron y el sector perdió todos sus ingresos.
Estas reuniones en línea con geishas, las primeras que se hacen en Japón, partieron de la idea de que, aunque no condujeran a un aumento de la facturación, pudieran al menos tener algún efecto positivo al dar a conocer a las geishas de Hakone.
Al principio estaban orientadas al público japonés. El 22 de mayo se abrió un sitio web para hacer reservas y en un abrir y cerrar de ojos se cubrieron todas las plazas. Tres días después la iniciativa fue recogida por la prensa extranjera y en fechas sucesivas comenzaron a llegar peticiones para que se realizaran también sesiones en inglés. Una de ellas partía de una persona cuya familia estaba dispersa por tres países y que quería, con motivo del cumpleaños de un hermano menor, reunir a sus miembros facilitándoles al mismo tiempo una nueva experiencia. Para responder a esta demanda, hubo que planificar a toda prisa un servicio de reuniones en inglés.
El número de geishas sigue una línea descendente y entre ellas se bromea diciendo que son una especie en peligro de extinción. Desde inicios de la era Shōwa, en los años 20 del siglo pasado, el trabajo se ha reducido a la quinta parte y el número de chicas, a un tercio. El nuevo coronavirus amenaza con convertirse en el golpe de gracia para el sector.
La situación está exigiendo poner fin a las grandes concentraciones de personas en locales cerrados y el sector de las geishas también se ha visto obligado a considerar una reducción en la escala de las actuaciones. Los tiempos marcan una nueva dirección y las geishas afrontan ahora una nueva forma de trabajo.
“En Hakone también hay mucha gente que teme que toda la cultura de las geishas se venga abajo”, dice Nishimura, “pero todavía estamos a tiempo de reaccionar. Lo importante es diversificar el perfil de la clientela y enfocar el problema desde un ángulo nuevo. No ver a la geisha como una persona que sirve la bebida en una cena, sino como una artista escénica y una gran conversadora que sabe cautivar al cliente”.
De hecho, esta nueva modalidad de reunión en línea está atrayendo a un público que nunca se había acercado antes al mundo de las geishas. La franja de edad comprendida entre los 20 y los 49 años está muy bien representada y también hay mujeres que participan solas. Curiosamente, algunos se presentan con sus hijos. Personas que al iniciarse la reunión eran perfectas desconocidas logran entablar una buena relación. Muchos quieren repetir la experiencia y desde el extranjero se reciben también peticiones de participación en grupo. El evento presencial Meet Geisha se reanudará en julio, pero la versión en línea seguirá adelante con toda la vitalidad que le reportan las muchas ideas y propuestas que se reciben.
Fotografía del encabezado: Yumiko-san conversa a través de la pantalla de su ordenador con participantes en la reunión en línea. Entre sus compañeras está Sachika, una geisha con 20 años de carrera y buen dominio del inglés. Pero en total son diez las geishas que, con la ayuda de intérpretes, atienden en esta nueva modalidad. (Fotografía: Richard Atrero de Guzmán. El resto de las fotografías son cortesía de Gaiax.)
Meet Geisha Online Drinking
- Horario: entre las 20.00 y 20.30 horas, y entre las 21.00 y 21.30 horas de todos los viernes y sábados.
- Tarifa por participante: 1.650 yenes por la reunión en japonés y 2.000 yenes por la reunión en inglés, impuestos incluidos.
- Número máximo de participantes: seis por cada reunión.
- Cómo solicitar: elija el día y la hora, y abone el importe en este enlace. El enlace de acceso a la plataforma Zoom le llegará por correo electrónico.
- Vídeos en YouTube: https://youtu.be/N6qQ3xFh3W4