El coronavirus, un cambio en nuestras vidas: ¿Cómo pasan el tiempo los japoneses? (2)
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Vivimos en un mundo peligroso
Ogawa Yōko, escritora, reside en Nishinomiya, en la prefectura de Hyōgo.
En un futuro cercano empezaré una serialización en una revista literaria. Creo que será una colección temática de relatos cortos donde cada historia estará de alguna manera conectada con el teatro. No he tenido muchas inconveniencias en mi trabajo, pero todas las representaciones teatrales que esperaba con tanta ilusión han sido canceladas. Daba por sentado que me bastaba pagar dinero para ir a ver una actuación en vivo de mi artista favorito, pero de hecho este placer es un lujo extraordinario accesible solo en un mundo en paz. Una vez más estoy sintiendo lo vulnerable que es este mundo en el que vivimos. Hace poco, mientras leía Muerte en Venecia de Thomas Mann, fui consciente de que se desarrolla durante una epidemia en Venecia. El héroe de la historia se queda atrás en una ciudad confinada de la que se han esfumado los turistas. La góndola parece ser una alegoría del ataúd. Pensé, ¿acaso no se parece a la Italia actual? La buena literatura siempre tiene una perspectiva pesimista, un presentimiento de muerte o una premonición de extinción. Probablemente, la gente seguirá leyendo las novelas que aunque parecen describir la experiencia del pasado, su historia se percibe como si se tratara del presente y de una predicción del futuro.
Actuar por voluntad propia es el “método japonés de lucha”
Miyamoto Yūji, exembajador de Japón en China, reside en Tokio.
Pasaré este período leyendo, caminando y pensando. La epidemia mundial del nuevo coronavirus tendrá sin duda un gran impacto en la economía global y en el mantenimiento del orden mundial, así como en la política, la economía y la sociedad de cada país. Creo que esto pondrá a prueba todo aquello que dábamos por sentado. ¿Podrán las repercusiones del desastre actual hacer que la comunidad internacional se vuelque hacia la cooperación en lugar de la fragmentación? Ese, creo yo, será el mayor desafío que nos espera.
La actual declaración de estado de emergencia es necesaria. Algunos argumentan que debería haberse emitido un poco antes, y que incluso aunque los derechos humanos se hubiesen restringido aún más, podría haber sido una “orden” en lugar de una “solicitud”. En general, el establecimiento del sistema para responder a situaciones de emergencia en Japón está atrasado y deberá mejorarse sobre la base de la experiencia actual. Por otro lado, la medida actual es el “método de lucha japonés” basado no en la coerción, sino en acciones tomadas por la población por su propia voluntad, y creo que la victoria demostrará la diversidad y la fuerza de la democracia.
Japón es un entorno privilegiado, me preocupa África
Shirakawa Yūko, enfermera de Médicos Sin Fronteras, reside en Tokio.
“He estado expuesta a condiciones extremas en muchas áreas de conflicto, pero ahora estoy trabajando para la secretaría de Médicos Sin Fronteras en labores relacionadas con el reclutamiento. Ha pasado un tiempo desde que comencé a teletrabajar, pero cuando pienso en la gente de las zonas en conflicto que tiene hambre, está sin hogar y sufriendo las inclemencias de la lluvia y el viento, siento que incluso después de que se haya declarado el estado de emergencia estoy en un entorno privilegiado. Puedo trabajar cómodamente en casa y contar con el apoyo de todos los que se encargan de la logística y la entrega de mercancías y los que trabajan en los supermercados para que no me falten productos y las necesidades básicas.
Desde que el gimnasio del barrio decidió dejar de funcionar, dispongo de aparatos de entrenamiento como un balón de equilibrio y otras cosas, y entreno por las mañanas y por las tardes. He puesto muchas macetas en el balcón, y trabajo con el ordenador rodeada de vegetación, tomando café, y con mis colegas de la oficina incluso hemos tomados unas copas en línea. Mantengo más contacto que nunca con mi familia y parientes con LINE. Precisamente por encontrarnos en esta situación, uno puede valorar las pequeñas cosas de la vida y las relaciones con los demás. Lo que me preocupa es que la infección por coronavirus se esté extendiendo en África y en otros lugares. La situación dificulta mucho el envío de personal médico y artículos de socorro.
Disfrutando de las “cenas ZOOM”
Shirakawa Masaaki, ex director general del Banco de Japón, reside en Tokio.
Aparte de pasear por el Jardín Botánico de Koishikawa para luchar contra el sedentarismo, paso mis días en casa recluso. El mayor cambio es que ahora he comenzado a participar en teleconferencias desde casa, incluyendo muchos simposios internacionales que se habían cancelado. Al principio he tenido problemas para instalar y dominar la aplicación ZOOM, pero ahora estoy cada vez más disfrutando de las “cenas Zoom”(*1) con los conocidos. En el próximo curso universitario, que comenzará muy pronto, daré clases en línea por primera vez. En este sentido, estoy aprendiendo nuevas actividades y estilos, aunque no sin dificultades, que en condiciones normales difícilmente hubiera intentado.
De repente tengo mucho tiempo libre, así que el resultado inesperado fue que he podido completar recientemente un trabajo que estaba atrasado, la edición de la versión en inglés de mi libro Banco Central. En cuanto a la lectura y la recopilación de información, la crisis también me ha despertado nuevos intereses: en primer lugar, tengo curiosidad por encontrar y leer sobre la economía mundial durante la pandemia de la gripe española, la cadena de suministro mundial de equipos médicos y otros artículos.
(Editado por el Departamento Editorial de nippon.com)
Fotografía del encabezado: el andén de la línea Yamanote en la estación de Tokio estaba desierto a las 10:00 a.m. del 9 de abril (Fotografía de Amano Hisaki)
(*1) ^ Zoom es una aplicación que permite comunicarse en modo de videoconferencia a través de un ordenador o un teléfono inteligente. Por lo general, se utiliza con fines laborales, para organizar reuniones, etc., pero en las condiciones de confinamiento cada vez más personas lo utilizan para la celebración de “fiestas en línea”, etc.