Una visita a la mina de cobre de Ashio: luces y sombras
Guíade Japón
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El cobre refinado de la mina de Ashio, usado también en la construcción del santuario de Nikkō Tōshōgū
Durante el periodo Edo (1603-1868), la mina de cobre de Ashio estuvo bajo el control directo del shogunato y, de los periodos Meiji (1868-1912) a Taishō (1912-1926), se convirtió en el yacimiento de mayor producción a nivel nacional. Fue clausurada en 1973, pero siete años después, en su recinto se inauguró el Museo Turístico de la Mina de Cobre de Ashio.
Para entrar a Tsūdō-kō, camino principal para la logística de la mina y sitio histórico nacional, hay que utilizar un tren de vagonetas. Al bajar de la estación en el interior de la mina se pueden observar varias maquetas que recrean la forma en la que se realizaba la extracción del metal en cada periodo y aprender sobre el auge y la caída de este pilar de la modernización de Japón.
Se dice que la explotación de la mina de Ashio comenzó en la segunda mitad del siglo XVI y quedó bajo el control directo del shogunato Tokugawa en 1610. El metal que se extraía de sus yacimientos se utilizó para la fabricación de las tejas de cobre y otros detalles del santuario Nikkō Tōshōgū y del castillo de Edo. Además, fue un recurso de gran valía que se exportaba a Países Bajos y China desde el puerto de Nagasaki. En la segunda mitad del siglo XVII, periodo de mayor auge de la mina de Ashio, se extraían hasta 1.500 toneladas de cobre al año. Sin embargo, la producción comenzó a decaer a partir de mediados del siglo XVIII. Para garantizar el sustento de los mineros, el shogunato estableció una casa de la moneda. Las monedas kan’ei tsūhō hechas en la mina de Ashio tenían grabada en el dorso el kanji de “ashi” (pie, y primera letra de Ashio).
La ciudad minera que acaparó el 40 % de la producción de cobre de Japón fue escenario de un desastre ambiental
Para el periodo final del shogunato (1854-1867) la mina había caído en una decadencia total, pero en 1877, gracias al apoyo de personajes como el empresario Shibusawa Eiichi, la mina fue adquirida por Furukawa Ichibee, del Gobierno. Este último introdujo las técnicas de extracción utilizadas en Occidente, que permitieron descubrir muchos nuevos yacimientos. Siete años después, la mina recuperó el primer lugar de extracción de cobre a nivel nacional. Su prosperidad era tal que en 1891 se convirtió en la primera mina que instaló un ferrocarril eléctrico y su producción crecía a tan buen ritmo que llegó a acaparar el 40 % de la extracción total de cobre de Japón.
En 1916, en su periodo de mayor auge, la mina producía más de 14.000 toneladas anuales de cobre y la población de Ashio-machi creció hasta las aproximadamente 38.000 personas. También era la segunda ciudad más grande de la prefectura, tan solo detrás de Utsunomiya, y se la conocía como la ciudad minera más grande de Japón. La empresa minera Furukawa, administradora de la mina de Ashio, se convirtió en la base del conglomerado Furukawa, que formaría empresas como Metales y Maquinaria Furukawa, Industrias Eléctricas Furukawa y la firma de electrónicos Fujitsū. No obstante, tras la Segunda Guerra Mundial, la extracción de la mina de Ashio fue decayendo hasta ser clausurada. La refinadora fue la única que continúo operando unos cuantos años más, pero, finalmente, bajó el telón en 1988.
La mina de Ashio fue un pilar importante en la modernización de Japón, pero no estuvo exenta de pasajes oscuros. En la década de 1890 se registró un incidente de contaminación que ocasionó protestas debido a los daños que sufrieron los cultivos en las zonas cercanas a la corriente del río Watarase. El incidente es recordado como el primer desastre ambiental de Japón. Las protestas fueron encabezadas por el legislador Tanaka Shōzō, quien apeló directamente al emperador Mutsuhito. Este episodio fue recogido en los libros de primaria de las décadas de 1980 y 1990. Además, el humo de las chimeneas dañó los bosques, lo que fortaleció todavía más la imagen negativa de la mina de Ashio.
El Museo Turístico de la Mina de Ashio está a una media hora en coche desde los Santuarios y Templos de Nikkō. Después de visitar la mina, el visitante puede ir al museo de historia Furukawa Ashio para comprender con más profundidad los claroscuros de este lugar. En 1957 comenzaron los proyectos para mejorar el medioambiente en la zona con medidas como la reforestación. En la actualidad, la corriente del río Watarase es cristalina y las montañas de Ashio han recobrado paulatinamente su verdor.
Museo Turístico de la Mina de Cobre de Ashio
- Dirección: Tsūdō 9-1, Ashio-machi, ciudad de Nikkō, prefectura de Tochigi
- Abierto todo el año
- Horario: de 9 a. m. a 5 p. m. (el último tren de vagonetas sale a las 4:15 p. m.)
- Entrada: 830 yenes, adultos y 410 yenes, estudiantes de primaria y secundaria
- Cómo llegar: un trayecto de aproximadamente 50 min en autobús municipal desde las estaciones de JR Nikkō o Tōbu Nikkō
Reportaje, texto y fotografías: equipo editorial de nippon.com.