Las ‘machiya’, casas tradicionales de Kioto: su diseño
Guíade Japón
Cultura Turismo- English
- 日本語
- 简体字
- 繁體字
- Français
- Español
- العربية
- Русский
Las machiya de Kioto son descritas como residencias de madera de estilo tradicional construidas antes de 1950. En la ciudad, que se salvó de los bombardeos aéreos durante la Segunda Guerra Mundial, quedan unas 40.100 casas de este tipo (según un estudio de las machiya de Kioto publicado por la ciudad en mayo de 2017).
“El estilo de las casas adosadas de Kioto que aún vemos hoy en día se estableció hacia la mitad del periodo Edo (1603-1868). Hubo dos incendios devastadores en la ciudad, uno en 1708 y otro en 1788. A raíz de esos incendios, las autoridades establecieron normas de edificación para facilitar la reconstrucción de la ciudad”, nos explica Matsui Kaoru, quien, además de dirigir su propio estudio de arquitectura, es el director de un grupo industrial que busca preservar y encontrar nuevos usuarios para las machiya de Kioto. Para recuperarse del gran incendio, se estableció un sistema para construir un gran número de casas machiya a la vez.
El exterior de una machiya de Kioto revela la sabiduría de la prevención de incendios y de desastres naturales, y la cultura de la vida y el comercio que se ha cultivado durante un largo periodo de la historia. En primer lugar, levantemos la mirada y observemos el techo.
Un tejado de tejas ichimonji y las figuras de shōki
Empecemos por el tejado. Al observar una hilera de casas adosadas, uno se da cuenta de que los aleros de estas casas, aunque sobresalen en un ángulo uniforme, tienen una altura algo diferente. De hecho, se solapan con los aleros de la casa de al lado. Esto, según Matsui, es una forma ingeniosa de evitar que la lluvia se filtre entre dos casas.
Otra característica de los tejados de las machiya es que los bordes inferiores forman una línea perfectamente recta y se dejan sin adornos gracias al uso de tejas ichimonji. Esto acentúa las curvas creadas por la superficie de las tejas de color gris oscuro cuidadosamente alineadas para producir un efecto ondulado. Las hileras de casas con tejas ichimonji son una característica entrañable de los barrios de Kioto.
En algunos tejados se posan pequeñas figuras de arcilla parecidas a una gárgola. Representan al shōki del folclore chino (Zhong Kui), del que se dice que venció a los espíritus malignos que causaron la enfermedad del emperador Xuanzong del siglo VIII, por lo que pasó a ser considerado una deidad protectora.
Cuenta la leyenda que cuando el propietario de una nueva casa en Kioto colocó un típico onigawara (una teja o estatua de un oni, u ogro) como ornamentación del tejado, una señora que vivía al otro lado de la calle enfermó. Un médico identificó la causa de la enfermedad como el oni del vecino, y recomendó colocar una estatua shōki protectora en el tejado de la casa de la mujer. Así lo hicieron y ella pronto recuperó la salud.
Se cree que esta es la razón por la que varios cientos de machiya de Kioto siguen teniendo a shōki en sus tejados. Este espíritu guardián de la mitología china se puede encontrar en muchas poses diferentes y con diversos rasgos faciales a lo largo de las calles de las casas tradicionales.
Los techos bajos del primer piso protegen contra el fuego
Justo debajo del techo se encuentra la mushiko-mado, una pequeña ventana enrejada fijada en las paredes de tierra enlucida del primer piso.
Las ventanas de las mushiko-mado están hechas de paja envuelta en una base de madera y cubiertas de yeso. Este diseño, que se ve en las casas tsushi-nikai con un techo bajo en el primer piso, se cree que fue ideado como medida de prevención de incendios.
“El tejado de las casas tsushi-nikai”, explica Matsui, “es lo suficientemente bajo como para evitar que las llamas se propaguen cuando la casa de enfrente se incendia”.
Los dos trágicos incendios que arrasaron la ciudad en el siglo XVIII enseñaron a los habitantes de Kioto que (dada la anchura de las calles y el movimiento de las llamas) podían minimizar los daños manteniendo los edificios por debajo de cierta altura.
Rejas y mesas plegables
Las rejas son otra característica destacada de las machiya de Kioto. Se desarrollaron como medida de seguridad durante un periodo de agitación social y conflicto militar desencadenado por la Guerra de Ōnin (1467-77). A primera vista, todas las rejas parecen iguales, pero una mirada más atenta revela una considerable variedad en la disposición y el grosor de la reja, que suele reflejar la profesión del propietario de la machiya.
Los hogares dedicados a teñir, tejer o vender textiles adoptaron las rejas itoya (tienda de hilos) que dejaban pasar la luz del sol desde la parte superior para que los colores se vieran con más claridad. Los que vendían barriles de sake, fardos de arroz y otros artículos pesados optaban por las rejas sakaya (tienda de licores) y komeya (tienda de arroz), más resistentes. Por su parte, las rejas shimotaya, que utilizan tiras de madera más estrechas, eran para los residentes que tenían la “tienda cerrada”. Las rejas eran también un signo de la ocupación de la familia.
Hay una serie de machiya que todavía tienen un battari shōgi, que son mesas que se pueden plegar delante de la reja. “Antiguamente, los propietarios de las tiendas bajaban las mesas y levantaban las persianas hajitomi de la parte superior todas las mañanas”, dice Matsui. Hoy en día, el sonido de las battari shōgi ya apenas se escucha al despuntar el día en casi ningún lugar de la ciudad.
Inuyarai y komayose
Para proteger las paredes inferiores y las rejas de una machiya contra la lluvia, la suciedad y los perros que orinan, se colocan unas tiras arqueadas de bambú llamadas inuyarai (protección para perros). Un komayose (estación para caballos), por su parte, es una valla de madera frente a una casa que originalmente estaba destinada para atar a los caballos. La mayoría se fabrican con maderas duras, como el castaño o la zelkova, y se terminan con un hacha a mano.
Las machiya tradicionales se pueden encontrar en las zonas antiguas de Kioto, como Gion, Nishijin y a lo largo de las calles Shinmachi y Muromachi en el barrio de Nakagyō. Todas pueden parecer similares en la superficie, pero en realidad tienen características de diseño que hacen que cada una sea única. Buscar esas diferencias puede hacer que un paseo por esta histórica ciudad sea mucho más agradable.
Entrevista y texto de Sugimoto Kyōko.
Fotografías de Hamada Tomonori.
(Traducido al español del original en japonés.)