La Agencia Meteorológica de Japón: de la previsión del tiempo a la prevención de desastres
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Desde el Gran Terremoto del Este de Japón, que tuvo lugar en marzo de 2011 en la costa pacífica de la región de Tōhoku y originó un tsunami que causó más de 18.000 víctimas mortales, el archipiélago nipón se ha ido convirtiendo en una zona cada vez más proclive a los desastres naturales. En agosto de 2014 Hiroshima sufrió lluvias torrenciales con desprendimientos de tierra en los que fallecieron más de 70 personas. En septiembre del mismo año la erupción del monte Ontake se saldó con 58 muertos y 5 desaparecidos, convirtiéndose en el desastre volcánico con más víctimas mortales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Y en septiembre de 2015 las lluvias torrenciales de un tifón desbordaron el río Kinugawa de la prefectura de Ibaraki e inundaron por completo aldeas y campos de la zona de la ciudad de Jōsō.
La infraestructura informativa de la vida cotidiana
En los últimos tiempos, cada vez que tiene lugar un desastre natural, la Agencia Meteorológica de Japón se presenta en la zona afectada y responsables como el jefe del Departamento de Previsión y el jefe del Departamento de Supervisión de Terremotos y Tsunamis salen a declarar en ruedas de prensa televisadas. La Agencia anda bien ocupada. Sus servicios no solo son cruciales para la gestión de desastres, sino que se han convertido en una parte esencial de la infraestructura informativa para la vida cotidiana actual.
Fijémonos, por ejemplo, en cómo ha avanzado la previsión meteorológica: existe la previsión puntual por horas, la previsión a corto plazo de uno o dos días, la previsión semanal e incluso la previsión mensual. Cada vez que hay un terremoto, inmediatamente se anuncia la ubicación del hipocentro y la intensidad del temblor en todas las zonas afectadas, en pocos minutos se dice si hay posibilidad de tsunami o no y, de haberla, se indica hasta la hora prevista de llegada. Es más, antes incluso de que notemos el temblor del terremoto, se emite la llamada alerta de emergencia sísmica por televisión y en los teléfonos móviles. La actividad volcánica se monitoriza las veinticuatro horas del día. También se dispone de varios barcos de medición hidrográfica, boyas a la deriva y medidores de oleaje que se usan para medir las corrientes de Kuroshio y Oyashio y realizar la previsión del oleaje, entre otras cosas.
Por lo general la Agencia Meteorológica de Japón es considerada como una suerte de ministerio que se encarga de la previsión meteorológica, pero el público general no conoce muy bien el verdadero alcance de sus servicios, los sistemas de observación y las técnicas de predicción que utiliza, ni su estructura organizativa y sus presupuestos.
Un servicio completo como pocos en el mundo
El organismo predecesor de la Agencia Meteorológica de Japón fue el Observatorio Meteorológico de Tokio, fundado en 1875 con menos de diez miembros y bajo la dirección de especialistas contratados del extranjero. Primero la competencia del Observatorio se traspasó de la Oficina Geográfica del Ministerio de Asuntos Internos al Ministerio de Educación, y se rebautizó como Observatorio Central. Tras la Segunda Guerra Mundial su competencia recayó sobre el Ministerio de Transportes, y en 1956 se convirtió en la Agencia Meteorológica. En 2001, con la reconstitución del Gobierno central, pasó a ser una oficina externa del Ministerio de Territorio, Infraestructura y Transporte. Su más alto responsable es el secretario, y como organismo disfruta de una posición equivalente a la de la Guarda Costera y la Agencia de Turismo de Japón.
La peculiaridad organizativa de la Agencia Meteorológica es que desde siempre la gran mayoría de sus empleados, empezando por el secretario o el antiguo jefe del Observatorio, son profesionales con perfiles técnicos. La plantilla se encarga desde la previsión meteorológica hasta fenómenos hidrológicos como inundaciones, desprendimientos de tierra, terremotos, volcanes, tsunamis, fenómenos marinos, además de la información del tiempo para la aviación y la supervisión de los niveles de CO2 y la capa de ozono. En definitiva, se trata de una organización que cubre prácticamente todos los fenómenos naturales aéreos, terrestres y marinos.
Una organización gubernamental con una variedad de servicios tan completa es una rareza en el mundo. Por ejemplo, el Servicio Meteorológico Nacional estadounidense, la Oficina Meteorológica británica, la Agencia Meteorológica China y la Agencia Meteorológica Coreana se especializan exclusivamente en servicios meteorológicos.
El contenido específico de los servicios que lleva a cabo la Agencia Meteorológica se basa en la Ley de Servicios Meteorológicos puesta en vigor en 1952. Dicha ley se aprobó por la necesidad de definir los servicios de la Agencia tras la firma del Tratado de Paz con Japón (entre Japón y las Fuerzas Aliadas). Japón pasó a ser miembro de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) —organismo especialista de la ONU— y de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en 1953; tres años después se convirtió en miembro de la ONU.
Servicio 24 horas
El cuerpo organizativo principal de la Agencia Meteorológica se compone de cinco subdivisiones internas: Asuntos Generales, Predicción, Observación, Terremotos y Volcanes, Medioambiente y Oceanografía. Además, la Agencia cuenta con un total de 21 departamentos y supervisores, como el Departamento de Predicción y el de Observación de Terremotos y Tsunamis, el supervisor de Clima y Medioambiente, etc. Algunos de los organismos afiliados a la Agencia son el Instituto de Investigación Meteorológica, el Colegio de Meteorología y el Centro Meteorológico Satelital. También existen organismos asignados a distintos distritos de Japón, como el Observatorio Meteorológico del Distrito de Sapporo.
Por debajo de los organismos de cada distrito están los observatorios meteorológicos regionales, repartidos por prefecturas. Estos observatorios cuentan con una plantilla de unas 30 personas que trabajan por turnos las veinticuatro horas del día para desempeñar funciones como la predicción meteorológica y la emisión de alertas. También llevan a cabo la medición de condiciones atmosféricas como la humedad ambiental, la presión atmosférica y los vientos.
Los aeropuertos como Narita y Haneda disponen de instalaciones como observatorios regionales aéreos o estaciones meteorológicas aéreas para garantizar la seguridad aérea.
La Agencia Meteorológica opera con una plantilla de unos 5.200 profesionales y un presupuesto anual de aproximadamente 60.000 millones de yenes, un 40 % del cual se destina a cubrir los gastos de las instalaciones, como el suministro y el mantenimiento de los equipos.
AMeDAS, un pionero sistema de observación meteorológica automatizado
No es exagerado afirmar que la Agencia Meteorológica ha sido desde siempre la “empresa de TI” más puntera de Japón. Echemos un vistazo a sus principales sistemas de observación.
A mediados de los años cincuenta la Agencia adoptó un radar meteorológico capaz de detectar en todo momento las precipitaciones en cualquier punto del país. En 1974 se puso en marcha AMeDAS, un sistema de observación meteorológica automatizado pionero en el mundo, con instalaciones distribuidas en 1.300 puntos de todo Japón. Este fue el primer sistema que aprovechó el entorno de transmisión de datos a través de líneas telefónicas que se estableció gracias a la colaboración de la entonces empresa pública de teléfonos y telégrafos.
Combinando los datos del radar meteorológico y los del sistema AMeDAS, es posible conocer el estado actual de las precipitaciones y realizar predicciones de varias horas, presentando los datos de forma visual.
Por otro lado, la Agencia Meteorológica dispone de 16 radiosondas que vuelan a diario por el cielo nipón y miden de forma inalámbrica y automática la humedad, la presión atmosférica y los vientos en un rango de 30 kilómetros de altura. Aunque los juegos de radiosonda cuestan varias decenas de miles de yenes, son de usar y tirar.
El satélite meteorológico Himawari es un medio de observación imprescindible, especialmente para los tifones. El primer satélite de la serie se lanzó en 1977, y en verano de 2015 se puso en marcha el octavo. Flotando en el espacio a una altura de unos 35.000 kilómetros, su desplazamiento a la misma velocidad angular que la Tierra hace que parezca estático. La información que ofrecen sus imágenes, que permiten conocer la temperatura de la superficie terrestre y la dirección e intensidad de los vientos mediante el análisis del movimiento de las nubes, constituye una fuente de datos indispensables para un modelo de pronóstico conocido como predicción numérica, del que hablaremos más adelante.
La predicción numérica mediante supercomputadoras
Desde la era Meiji hasta mediados de los años setenta, la predicción meteorológica se basaba en una técnica tan subjetiva como la interpretación de diagramas meteorológicos por parte de especialistas. Sin embargo, gracias al progreso de la meteorología y las técnicas de observación, y sobre todo a la aparición de supercomputadoras capaces de procesar rápidamente grandes cantidades de datos, hoy en día todas las predicciones se realizan mediante modelos de medición creados con la formulación de leyes físicas de meteorología dinámica conocidos como modelos de predicción numérica.
La imagen 1 es un diagrama conceptual de red mallada que se utiliza para un modelo de medición que cubre toda la Tierra. Introduciendo los datos de observación diarios como condición inicial, se obtiene el cálculo horario de las condiciones meteorológicas básicas, como la temperatura, la humedad, la presión atmosférica, los vientos y las precipitaciones para cada punto de la red. Este modelo de simulación numérica revolucionó las técnicas de predicción subjetivas de antaño con la técnica objetiva de la predicción numérica.
Además de la arriba mencionada predicción a corto plazo, otras operaciones como la predicción del avance de los tifones también se basan en modelos de predicción numérica.
El nacimiento de los meteorólogos privados
En los últimos años la Agencia Meteorológica ha experimentado dos grandes cambios. El primero es la apertura de la predicción meteorológica al sector privado gracias al nacimiento del Sistema de Certificación de Meteorólogos.
Actualmente en Japón existen unos sesenta servicios privados de meteorología que ofrecen la predicción del tiempo con especialistas certificados. Desde la primera edición del examen de certificación de meteorólogos hasta la cuarenta y cuatro, celebrada en verano de 2015, más de 170.000 personas se han presentado a la prueba y casi 10.000 la han superado. La media de aprobados es del 6 %, y el candidato más joven que aprobó tenía 12 años. Ahora bien, los que se ganan la vida con esa certificación no llegan ni a las 1.000 personas, y las salidas laborales son extremadamente escasas. En un futuro estos profesionales podrán emplearse en nuevas actividades como el apoyo a la prevención de desastres en los Gobiernos regionales.
Aun así, por lo que me consta Japón es el único país que tiene una licencia de nivel nacional para ejercer la meteorología; en EE. UU. es la Sociedad Americana de Meteorología la que ofrece la certificación necesaria para trabajar como meteorólogo.
El viraje hacia la prevención de desastres y la contribución internacional
El segundo de los dos cambios que mencionábamos de la Agencia Meteorológica es el viraje del servicio meteorológico hacia la prevención de desastres. El paso más significativo en esta dirección fue la puesta en marcha de la Alerta Especial de Emergencia en agosto de 2013. Se trata de una medida de refuerzo del plan de alerta meteorológica que la Agencia llevaba años diseñando para hacer frente a los problemas de los fenómenos climáticos anómalos y al calentamiento global. La Alerta Especial de Emergencia es un sistemas de emisión de alertas, como la Alerta de Lluvias Torrenciales. Cada observatorio regional lleva la gestión de la alerta en las localidades de su prefectura, y el objetivo son los fenómenos extremadamente peligrosos que solo tienen lugar cada varios decenios. Últimamente los observatorios están reforzando su ayuda para la emisión de avisos y órdenes de evacuación de emergencia —competencia de las autoridades locales—, asesorando directamente a los responsables de prevención de desastres de las localidades de la zona que cubren.
Por último, quisiera tratar sobre la cooperación internacional de la Agencia Meteorológica. Empezando por la gestión del satélite meteorológico Himawari y el intercambio internacional de información, la Agencia Meteorológica colabora con organismos de ayuda internacional como el Centro de Tifones del Centro Meteorológico de Tokio y el Centro Asesor sobre Ceniza Volcánica de Tokio, y envía profesionales a la sede de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en Ginebra. La contribución de la Agencia Meteorológica de Japón a la OMM representa el 10 % de las contribuciones totales, y es la segunda más cuantiosa después de la de Estados Unidos. Además, la Agencia también participa en la elaboración del informe sobre calentamiento global del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), relacionado con el cambio climático. Y es que la gestión climática es un asunto que requiere la colaboración internacional.
(Redactado en octubre de 2015)
Fotografía del titular: Kitagawa Sadayuki, jefe del Departamento de Vulcanología de la Agencia Meteorológica, habla sobre la erupción del monte Aso en una conferencia de prensa celebrada en Tokio el 14 de septiembre de 2015. (Fotografía cortesía de Jiji Press)
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