Japón regresa al podio en salto de esquí
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La emocionante batalla por el oro en Sochi ha llegado a su fin. Japón ha conseguido hacerse con un oro, cuatro platas y tres bronces, sumando un total de ocho medallas. Ha sido el mayor número de medallas conseguido por un equipo nipón en unos juegos olímpicos de invierno celebrados fuera de Japón. Entre todas ellas, una de las que más se ha celebrado ha sido la que ha vuelto a llevar al podio al equipo japonés en salto de esquí. Aquí hablamos de los miembros del equipo que ha perseguido esa medalla desde los Juegos Olímpicos de Nagano, celebrados hace 16 años.
De “kamikaze” a “leyenda”
Kasai Noriaki logró la plata en salto individual y bronce en la categoría por equipos a pesar de ser el deportista de más edad en el equipo japonés, con 41 años. Kasai es, de hecho, todo un veterano con siete juegos olímpicos a sus espaldas, desde que participara por primera vez en los de Albertville de 1992.
Para Kasai, Sochi ha significado volver a ganar una medalla después de 20 años, tras la obtenida en los Juegos Olímpicos de Lillehammer de 1994, ya que fue excluido del equipo olímpico para las Olimpiadas de Nagano de 1998, en las que el conjunto japonés obtuvo el oro.
“Mientras que guardo un 40 % de rabia por haber perdido por poco la medalla de oro en el individual, estoy realmente contento con el resultado en la categoría por equipos porque quería que los colegas jovenes del equipo consiguieran un medalla. Realmente lloré”.
El hombre al que hace 20 años apodaban el “kamikaze” por su despegue afilado y definido, y por la belleza estética de la “V” que formaban sus esquís al saltar, ahora ha recibido el sobrenombre de “leyenda”.
En la zona destinada a la prensa en la pista de salto de esquí no solo la televisión japonesa, sino también los canales europeos paraban a Kasai para entrevistarle. Me pregunto si acaso hay otro deportista japonés que haya recibido tanta atención mediática ya sea en las disciplinas de verano como en las de invierno. Ha sido una escena que me ha hecho pensar que la competencia nórdica es muy popular e importante en Europa.
Teniendo esto en cuenta, no era extraño que Japón no hubiese conseguido una medalla en salto de esquí desde hace 16 años.
16 años de mala fortuna por las sucesivas rectificaciones en el reglamento
La popularidad del salto de esquí en los países europeos ha promovido una unión entre los deportistas, científicos y fabricantes de equipamiento deportivo que ha aumentado la competitividad en este deporte con varios ingenios. Por otra parte, Japón ha tardado en responder a los cambios en el reglamento, como una limitación en la longitud de los esquíes, introducidos tras las Olimpiadas de Nagano, donde destacaron los deportistas japoneses.
No obstante, gracias a un esfuerzo incesante, Japón logró volver a presentar batalla. Fue algo casi milagroso. Así lo recuerda Kasai: “el nivel mundial en salto de esquí es ahora mucho mayor de lo que fue en los Juegos Olímpicos de Nagano, y el reglamento de este deporte ha estado cambiando año tras año desde entonces. En cualquier caso, estos últimos 16 años ha sido entretenido ir adaptándose a las reglas”.
Hace 42 años, en 1972, el equipo japonés de salto de esquí conquistaba el oro, la plata y el bronce en los Juegos Olímpicos de invierno de Sapporo. Los deportistas Kasaya Yukio (oro), Konno Akitsugu (plata) y Aochi Seiji (bronce), conquistaron el corazón de los japoneses y se convirtieron en el símbolo de las Olimpiadas de invierno, recibiendo el sobrenombre de Hinomaru hikōtai (el escuadrón del Sol Naciente).
A este triunfo le siguió un período de escasez de medallas hasta que Yagi Hirokazu se hizo con la plata en los juegos de Lake Placid en 1980, y continuando con la tradición, el equipo japonés resurgió de sus cenizas y se hizo con la plata en los Juegos Olímpicos de Lillehammer en 1994.
Hubo que esperar cuatro años, hasta Nagano 1998, para ver a Harada Masahiko conducir al equipo japonés hasta el oro, y a Funaki Kazuyoshi subir asimismo a lo más alto del podio en la categoría individual, devolviendo el “escuadrón del Sol Naciente” a la memoria de todos los japoneses.
Dos de los miembros del equipo que ha viajado a Sochi, Itō Daiki y Takeuchi Taku, eran tan solo adolescentes cuando vieron en directo ese triunfo en los juegos de Nagano, y forman parte de la generación que recibió una profunda impresión de esa proeza.
La presión sobre el “escuadrón del Sol Naciente”
Itō, que ahora tiene 28 años, es natural del pueblo de Shimokawa, en Hokkaidō, lugar de nacimiento de grandes saltadores de esquí japoneses, empezando por Kasai Noriaki. Cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Nagano, Itō era un estudiante de sexto curso de primaria. Por aquel entonces pasaba los días entrenando en un club juvenil de salto de esquí en invierno, y en verano jugando al béisbol.
“Sinceramente, por aquel entonces prefería el béisbol al salto de esquí. Antes de los juegos de Nagano estaba completamente decidido a entrar en el club de béisbol de la escuela secundaria en primavera, pero después de ver las Olimpiadas me decidí por el salto de esquí”, recuerda Itō.
Itō mejoró su técnica a ojos vistas en este deporte, y justo después de graduarse en la escuela secundaria pudo participar en un campeonato mundial, en un momento en el que Japón se encontraba en sus horas más bajas en el salto de esquí.
“Los deportistas que me precedieron convirtieron al salto de esquí en uno de los deportes de mayor éxito, por lo que cuando llegó mi turno, al no ofrecer grandes resultados, este deporte volvió a caer en el olvido. Sentí que estaba traicionando a la afición cuando no pude obtener ninguna medalla en los juegos de Turín en 2006, ni en los de Vancouver de 2010”, confiesa Itō.
Además de cargar con esta enorme responsabilidad, Itō sufrió una lesión de rodilla que le retrasó para la cita de Sochi. “En toda mi trayectoria en el salto de esquí hasta ahora no había estado en un equipo tan compenetrado. Gracias a esto hemos obtenido la medalla”. Es la primera que una sonrisa se dibuja en su rostro, en sus terceras olimpiadas.
Por otra parte, Takeuchi, a sus 26 años, ha participado por segunda vez en unos juegos olímpicos. Tras la competición, anunció que existen altas probabilidades de que padezca el Síndrome de Churg-Strauss (granulomatosis alérgica), una enfermedad difícil de curar. Por este motivo se llegó a plantear su salida del equipo olímpico, aunque finalmente superó las adversidades y se hizo con la medalla de bronce.
Para él, que nació en Iiyama, en la prefectura de Nagano, los juegos de 1998 fueron decisivos en su vocación en el salto de esquí: “yo estaba en cuarto curso de primaria cuando vi los Juegos Olímpicos de invierno de Nagano. Me inspiraron tanto que decidí comenzar en el salto de esquí. Durante los 16 años que han pasado desde entonces mi objetivo ha sido siempre hacerme con una medalla en unas olimpiadas. Haberla conseguido de esta manera me hace muy feliz”.
En su época de estudiante de secundaria pudo entrenarse en Finlandia, país de nacimiento de grandes medallistas olímpicos como Matti Nykänen. Takeuchi pasó tres años entrenándose en este país, considerado “el reino de la técnica del salto”, al tiempo que estudiaba en una escuela de comercio y producción de muebles. Un periodo que recuerda con gratitud: “puede que mis palabras sean mal entendidas, pero creo que la mitad de esta medalla pertenece a Finlandia”.
La fuerza de distintas generaciones
Shimizu Reruhi, a sus 21 años, tuvo su debut olímpico como cuarto miembro del equipo japonés. “Como tenía cuatro años cuando mis padres me llevaron a ver los juegos de Nagano, apenas recuerdo nada de aquella competición. Tengo recuerdos a partir de las Olimpiadas de Turín”, confiesa Shimizu, cuyo nombre, Reruhi, está profundamente relacionado con el salto de esquí.
La pronunciación es similar a la utilizada en japonés para el nombre Lerch (de Theodor Edler von Lerch), un general de la armada Austro-Húngara que introdujo el esquí en Japón hace 103 años. La familia de Shimizu, conocida en la prefectura de Niigata por su habilidad en el esquí, ha apoyado la carrera como saltador de Reruhi, lo que le ha ayudado a alcanzar su sueño olímpico.
“He trabajado duramente para estar a la altura de mis compañeros más veteranos del equipo, y estoy contento con el resultado”, asegura Shimizu.
En el equipo olímpico japonés de salto de esquí se han unido deportistas de un amplio rango de edades, entre los 21 y los 41 años, para hacerse con el bronce y recuperar el honor del país en esta disciplina. Estos “saltadores del Sol Naciente” han continuado luchando incluso en los momentos más difíciles.
En Japón también hay nieve y hielo. Es un país con un crudo pero hermoso invierno. Los Juegos Olímpicos de Sochi me han emocionado por ese motivo, no solo por el esfuerzo de los deportistas, sino por recordarme una de las mejores cosas de mi país: las cuatro estaciones del año.
(Traducción al español del original en japonés escrito el 25 de marzo de 2014. Fotografía del encabezado: Aflo.)
El medallero olímpico en las olimpiadas de invierno
Kasaya Yukio | 1972, Sapporo | K-90 | Oro |
Konno Akitsugu | 1972, Sapporo | K-90 | Plata |
Aochi Seiji | 1972, Sapporo | K-90 | Bronce |
Yagi Hirokazu | 1980, Lake Placid | K-90 | Plata |
Nishikata Jinya Okabe Takanobu Kasai Noriaki Harada Masahiko | 1994, Lillehammer | K-120 (por equipos) | Plata |
Okabe Takanobu Saitō Hiroya Harada Masahiko Funaki Kazuyoshi | 1998, Nagano | K-120 (por equipos) | Oro |
Funaki Kazuyoshi | 1998, Nagano | K-120 | Oro |
Harada Masahiko | 1998, Nagano | K-120 | Bronce |
Funaki Kazuyoshi | 1998, Nagano | K-90 | Plata |
Kasai Noriaki Itō Daiki Takeuchi Taku Shimizu Reruhi | 2014, Sochi | K-120 (por equipos) | Bronce |
Kasai Noriaki | 2014, Sochi | K-120 | Plata |