Asada Mao brilla con luz propia
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Las lágrimas de Asada Mao tras una brillante actuación
Al finalizar la actuación en el programa libre, Asada Mao miró al cielo y las lágrimas brotaron de sus ojos. Un torrente de aplausos inundó el pabellón, y con una leve inclinación de la cabeza Asada guardó sus lágrimas de emoción y mostró su mejor sonrisa, agradecida ante el público.
A pesar de su desafortunado comienzo en el programa corto, en el que quedó relegada al puesto 16.º, Asada volvió a ponerse en pie al día siguiente y consiguió batir su marca personal de 136,33 puntos en el programa libre, obteniendo 142,71 puntos y superando de un plumazo diez puestos en el ranking, hasta la sexta posición.
“En el programa corto sufrí tanta presión que volví a sentir miedo de participar en unos juegos olímpicos. Pero más que rabia por la caída, dudé de todo lo que había hecho hasta ahora, algo que no puedo expresar con palabras. Sin embargo, en el programa libre pude corresponder a todos los que me han apoyado incondicionalmente hasta ahora con mi mejor actuación. Mis lágrimas de alegría y mi sonrisa fueron por eso”.
Asada Mao brilló en el programa libre. Es la primera vez en la historia del patinaje artístico femenino que una mujer realiza ocho saltos con triple giro, siendo uno de ellos, además, un Triple Axel. Este salto ha convertido a Asada Mao en una estrella de récord y para el recuerdo.
Una fijación temprana por el Triple Axel
Nacida el 25 de septiembre de 1990 en Nagoya, en la prefectura de Aichi, a los cinco años ya acompañaba a su hermana mayor a las prácticas de patinaje artístico. Asada Mao era una entusiasta de la expresión corporal, y acudía también a clases de ballet, de gimnasia y de danza. En la primaria pertenecía al club de baloncesto, y siempre era seleccionada para competir en la carrera de relevos por su velocidad. Al preguntarle sobre qué habría hecho si no se hubiera dedicado al patinaje artístico, ha llegado a afirmar que habría entrado “en el club de atletismo”.
Con su talento sobresaliente como atleta, y su encanto natural, el sueño más anhelado por Asada Mao era participar como patinadora artística en unos juegos olímpicos. Su modelo a seguir era el de la estadounidense Tara Lipinski, que con 15 años y 8 meses se hizo con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Nagano de 1998.
Así, desde bien pequeña, mientras practicaba alegremente sin descanso, en su fuero interno el Triple Axel cobró una gran importancia.
Nagoya es conocida dentro de Japón como “el reino del patinaje artístico”. Esta ciudad ha visto crecer nada más y nada menos que a ocho patinadores olímpicos, incluida Asada. En la pista de Nagoya siempre se puede ver a numerosas madres observando el entrenamiento de sus hijos con devoción, y por supuesto la familia de Asada Mao no fue una excepción.
Ya en la escuela primaria comenzó a destacar en los saltos, y entró bajo las directrices de Yamada Machiko, quien había entrenado también a la campeona Itō Midori que provocó un boom sin precedentes en el patinaje artístico en Nagoya. En poco tiempo fue capaz de perfeccionar seis saltos distintos, y antes de terminar la primaria logró dominar los saltos triples, incluyendo el Triple Axel.
Itō Midori fue, de hecho, la primera mujer en el mundo que logró completar un Triple Axel. Esto alentó especialmente a Asada. De los seis tipos de saltos distintos que hay, se decantó por el Axel, el más difícil de todos únicamente saltando hacia adelante. Existen pocas patinadoras en el mundo que puedan realizarlo, y sólo dos que lo hayan logrado en unos juegos olímpicos: Itō Midori en las Olimpiadas de Albertville en 1992, y la propia Asada Mao en las Olimpiadas de Vancouver en 2010.
Cuatro años para volver a aprender desde la base
Los atletas siempre desean llegar a lo más alto. El logro de Itō Midori en unos juegos olímpicos motivó a Asada Mao para llevar a cabo el Triple Axel en tres ocasiones en las Olimpiadas de Vancouver, una en el programa corto, y dos en el libre. Esto es algo que está registrado en el libro Guinness de los récords.
A pesar de todo, en aquella ocasión Asada obtuvo la medalla de plata. “Me he quedado con un mal recuerdo de Vancouver. Para disipar esta rabia quiero realizar mi mejor actuación en los Juegos Olímpicos de Sochi”, afirmó entonces la deportista, que tomó la determinación de mejorar su estilo desde cero.
Para mejorar su estilo de patinar desde la base se puso a las órdenes del entrenador Satō Nobuo, considerado como el número uno en el entrenamiento de patinaje. No obstante, no es tan sencillo volver a aprenderlo todo desde el principio, y al contrario de lo que se esperaba, surgieron problemas con los saltos. Los errores comenzaron a aparecer insistentemente en los saltos Axel.
No fue sencillo volver a aprender un salto desde cero, una vez se había desmoronado su confianza. Aunque paulatinamente recuperó su ritmo, el porcentaje de éxito en la ejecución del Triple Axel no aumentó.
“Quiero triunfar con un salto que sólo yo pueda realizar”
Arriesgarse a introducir en el programa un salto que no se domina a la perfección puede resultar una desventaja fatal en la competición de puntos. Aún así, Asada continuó apostando por el Triple Axel. No importa cuántas veces se cayera, apoyase las manos o deformara el rostro de dolor, aun así saltaba.
“El Axel es un salto que sólo yo puedo ejecutar”. Asada guarda en su interior el instinto y el orgullo propio de los atletas de élite. Con este espíritu acudió a los Juegos Olímpicos de Sochi. En una entrevista previa a la competición así lo afirmaba la patinadora: “desde que era pequeña siempre quise emular a Itō Midori. Siempre he querido realizar un Triple Axel como el que Itō ejecutó en los Juegos Olímpicos de Albertville. En las Olimpiadas de Sochi también quiero realizar un Axel.”
21 horas después del infierno, el esplendor del éxito
Su actuación en el programa libre tuvo lugar apenas 21 horas después de su desafortunada caída en el programa corto. En el entrenamiento de la mañana Asada pudo recuperarse de ese golpe para poco después salir a escena al compás del Concierto para Piano n.º 2 del compositor ruso Serguéi Rajmáninov. Itō Midori ejecutó su Triple Axel al ritmo de la misma composición en los Juegos Olímpicos de Albertville. El primer salto de Asada fue, de hecho, el mismo Triple Axel que Itō Midori realizó entonces. Sus saltos posteriores también los ejecutó con destreza, y demostró un gran dominio de la técnica en los pasos y en el spin.
La puntuación base de Asada Mao en Sochi en el programa libre fue de 66,34. Adelina Sotnikova, que obtuvo la medalla de oro, tuvo una puntuación base de 61,43. Kim Yuna, que se hizo con la plata, obtuvo 57,49 puntos. Y la medallista de bronce, la italiana Carolina Kostner, obtuvo 58,45 puntos. En combinación con la puntuación de las cinco componentes accedió al tercer puesto por debajo de Sotnikova y Kim, algo que fue también debido al hándicap de haber quedado relegada al segundo grupo en el que suele resultar dificil conseguir buena puntuación. Habría incluso obtenido una menor puntuación si hubiese salido a la pista en el último grupo.
Pero ella no ha perdido la confianza ni se ha rendido, a pesar de todo. A menudo muestra también una faceta obcecada, y es precisamente esa obcecación con el Triple Axel lo que la convierte en ella misma.
“He podido tomar la revancha a la Asada Mao de Vancouver. En mi fuero interno sé que he realizado mi mejor actuación”.
El rostro de Asada reflejó la satisfacción de haber finalizado una actuación en la que lo había dado todo. Sin duda sigue siendo adorable, aun siendo toda una profesional. Esta es una de sus grandes peculiaridades.
(Traducido al español del original en japonés escrito el 24 de febrero de 2014)
Fotografía del encabezado: The New York Times/Aflo (20 de febrero de 2014)