El “emperador de Rusia” entrega el testigo al “príncipe de Japón”
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El pasado 14 de febrero el joven Hanyū Yuzuru obtuvo en los Juegos Olímpicos de Sochi el primer oro de la historia para Japón en patinaje artístico masculino. Con tan solo 19 años y toda una carrera profesional por delante, Hanyū ha tenido como fuente de inspiración al campeón Evgeni Plushenko, el “emperador de Rusia”, que ha anunciado en esta competición su retirada del deporte sobre el que ha reinado durante años. Podemos decir que el héroe de Rusia ha abierto la puerta a una nueva era dominada por el “príncipe de Japón”.
Hanyū, cautivado por las dos grandes figuras rusas
Nacido el 7 de diciembre de 1994 en la ciudad de Sendai, en la prefectura de Miyagi, Hanyū comenzó en el patinaje artístico a la edad de 4 años. Por aquel entonces el patinaje artístico disfrutaba de gran popularidad en Sendai gracias a la aparición, en las Olimpiadas de Nagano de 1998, de cuatro patinadores curtidos en la pista de la ciudad entre los que se encontraban Honda Takeshi y Arakawa Shizuka (oro en los Juegos Olímpicos de Torino en 2006).
Hanyū comenzó acompañando a su hermana mayor, que asistía a clases de patinaje impartidas por el expatinador olímpico Sano Minoru. Pero su afición esporádica por el deporte en aquellos primeros años cambió con la aparición del héroe ruso Plushenko en la escena internacional del patinaje.
El joven Hanyū siguió con devoción los Juegos Olímpicos de Salt Lake City en 2002, y le sobrecogió la batalla entre compatriotas librada por un joven Plushenko, con 19 años, y Alexei Yagudin en la categoría individual masculina. Fue una batalla feroz, en la que Plushenko, que había obtenido el bronce en los campeonatos mundiales en marzo de 1998, y Yagudin, que le superó un año después, llevaron al patinaje artístico masculino a lo más alto con sus audaces y atléticas exhibiciones en las que mostraron piruetas cuádruples y complicadas combinaciones de saltos. Esta competición cautivó a Hanyū a sus 7 años de edad.
Como comenta el propio Hanyū, “para mi, las Olimpiadas son el campo de batalla en el que Plushenko y Yagudin midieron sus fuerzas”. Yagudin se hizo con el oro en aquella ocasión, en el programa libre el 14 de febrero de 2002, pero fue la actuación de Plushenko, que ganó la medalla de plata, la que tuvo un mayor impacto en la imaginación de Hanyū. En especial, sus cuádruples toe loop y sus piruetas Biellmann, un movimiento realizado principalmente por mujeres en este deporte, considerado de suma dificultad para los hombres ya que requiere de una gran flexibilidad para llevar un pie a la altura de la cabeza mientras se realiza una pirueta con el otro pie.
Hanyū, seguro de su propia flexibilidad, se puso a practicar de inmediato la pirueta Biellmann. Incluso se cortó el pelo al estilo de su héroe ruso, como una seta, e incluyó un dibujo de una seta sonriente en su firma cada vez que alguien le pedía un autógrafo. “Siempre tardaba mucho en firmar un autógrafo así”, confiesa, “pero por aquel entonces la seta era uno de mis amuletos de la suerte. Emulé a Plushenko de todas las formas que pude, y aún lo hago ahora”.
Cuando Hanyū superó a su héroe
Doce años después, en febrero de 2014, Hanyū, con 19 años, y Plushenko, con 31, se encontraron en el Iceberg Skating Palace de Sochi para competir frente a frente. Su primer duelo estaba destinado a realizarse en el programa corto masculino por equipos.
Sin embargo, Plushenko ha sufrido altibajos como una serie de lesiones desde los juegos de Torino en 2006. Una de esas lesiones le impidió participar plenamente en las citas previas a las Olimpiadas de Sochi, incluyendo el campeonato europeo que sirvió como ronda de clasificación final para reunir al equipo olímpico ruso. A pesar de esto, Plushenko logró pasar una prueba de clasificación individual, ganándose el derecho a formar parte del equipo ruso gracias a sus potentes movimientos. Por eso mismo, tenía grandes esperanzas de conseguir una medalla en las olimpiadas de su país.
Su primera actuación sobre el hielo no defraudó a nadie. Obtuvo su mejor marca conseguida hasta ahora en la escena internacional durante la actual temporada, 91,39 puntos. Incluso el público se puso en pie para aplaudir su actuación.
No obstante, hubo un patinador que logró superar a Plushenko: Hanyū Yuzuru. El japonés ejecutó a la perfección sus tres saltos, incluyendo el complicado cuádruple toe loop, y mostró un juego de pies magistral en la sesión de pasos de su rutina, obteniendo una indiscutible puntuación de 97,98. Su debut olímpico estuvo cerca de la perfección absoluta.
El equipo ruso obtuvo la victoria finalmente en la categoría por equipos, y Plushenko consiguió su segunda medalla de oro. Japón quedó en quinto lugar. Pero aún quedaba el duelo en la categoría individual masculina.
Una nueva era comienza con una medalla de oro
Un accidente cambió los pronósticos de la competición. Plushenko tuvo una desafortunada caída en la que se golpeó la cintura en la sesión de entrenamiento previo al programa corto, lo que le obligó a abandonar la competición. Esto allanó el camino a Hanyū para colocarse a la cabeza de la clasificación en el programa corto, con un récord mundial de 101,45 puntos; y en el libre, al día siguiente, con una marca final de 280,09 puntos a pesar de haber caído dos veces. Hanyū obtuvo la ansiada medalla de oro, alcanzando la cumbre del patinaje artístico justo 12 años después de aquella actuación de Plushenko que le emocionó un 14 de febrero.
“Es una lástima que Plushenko haya tenido que abandonar, pero estoy contento de que hayamos podido enfrentarnos en el duelo de equipos. Ha sido como un sueño hecho realidad. Quiero agradecerle todas las actuaciones tan inspiradoras que nos ha regalado durante su carrera”, ha manifestado Hanyū.
Hanyū confía en el futuro. “Continuaré en el mundo del patinaje por largo tiempo”, afirma el que ha reclamado su trono como nuevo príncipe del patinaje artístico, y que tras conseguir la medalla de oro en Sochi busca llegar hasta lo más alto en este deporte.
Por otra parte, se comenta que la decisión del ruso, que había conseguido dos platas y un oro en las ediciones anteriores, de participar en las Olimpiadas de Sochi pese a su lesión, estuvo motivada por el deseo de traer de vuelta a la pista de patinaje los saltos con piruetas cuádruples, después de que el norteamericano Evan Lysacek se llevase la medalla de oro en las Olimpiadas de Vancouver en 2010 mostrando únicamente triples giros en sus programas.
Al finalizar las Olimpiadas de Vancouver, Plushenko y otros deportistas argumentaron sobre la necesidad de que el patinaje artístico evolucionara, ya que se trata de un deporte en el que está presente la idea de desafío. Por ese motivo piensan que es injusto que un patinador que no realiza una pirueta cuádruple por temor a fallar reciba la puntuación más alta.
La respuesta de Hanyū al debate sobre la pirueta cuádruple de Plushenko
El debate sobre las piruetas cuádruples que surge con Plushenko ha tenido repercusión en el sistema de puntuación de las pruebas, que ha sido revisado. Para tranquilidad del “emperador de Rusia”, en los Juegos Olímpicos de Sochi Hanyū se ha hecho con la medalla de oro gracias a un cuádruple toe loop ejecutado a la perfección, y a su arrojo a la hora de realizar el aún más difícil salto cuádruple Salchow.
“Sinceramente, no estoy del todo satisfecho con mi actuación en estas Olimpiadas. Aunque como japonés me enorgullece haber obtenido la victoria en cualquier caso. Creo que esta medalla de oro es el verdadero comienzo de mi carrera”, confiesa Hanyū.
El japonés asegura que su meta personal es convertirse en un deportista a la altura de Plushenko: “quiero llegar a ser un deportista de élite como Plushenko, impecable en sus actuaciones en cualquier momento y lugar”. 12 años después, Hanyū ha obtenido la victoria en la misma pista que ha compartido con su héroe. Ese mismo día, un 14 de febrero, el nuevo príncipe humilde del patinaje artístico ha recibido la vara de mando de manos del emperador.
(Traducido al español del original en japonés escrito el 18 de febrero de 2014)